La pol¨ªtica como arte
?C¨®mo levantar un pa¨ªs arruinado y avergonzado? Hac¨ªa falta inventar una hermosa ficci¨®n. Y De Gaulle lo hizo
La gran pol¨ªtica sobrevuela las cuestiones ideol¨®gicas o administrativas. La gran pol¨ªtica es un g¨¦nero art¨ªstico, muy relacionado con la creaci¨®n literaria. Un insigne practicante de ese arte fue Charles de Gaulle, el militar que invent¨® la Francia contempor¨¢nea.
Francia hab¨ªa sufrido una humillante derrota frente a la Alemania nazi y hab¨ªa permanecido ocupada durante casi toda la guerra: desde junio de 1940 hasta diciembre de 1944. Los bombardeos aliados devastaron el pa¨ªs. De hecho, las infraestructuras francesas estaban en 1945 casi tan destruidas como las alemanas. ?C¨®mo levantar un pa¨ªs arruinado y avergonzado? Hac¨ªa falta inventar una hermosa ficci¨®n. Y De Gaulle lo hizo.
Como jefe del gobierno provisional y antiguo l¨ªder de la Francia Libre en el exilio, Charles de Gaulle, a quien no soportaban ni Churchill, ni Stalin ni Roosevelt, consigui¨® colarse entre los vencedores. Que Francia fuera considerada oficialmente una potencia victoriosa, creadora de la ONU junto a Estados Unidos, Reino Unido, Uni¨®n Sovi¨¦tica y China, con plaza fija en el consejo de seguridad y con presencia en cualquier conferencia internacional, fue mucho m¨¢s f¨¢cil que convencer a los franceses de que, en efecto, hab¨ªan ganado algo.
De Gaulle les convenci¨®. Magnific¨® el papel de la Resistencia interior, heroica pero en realidad muy modesta, e insufl¨® en sus conciudadanos la convicci¨®n de que Francia no acababa de vivir sus a?os m¨¢s miserables, sino una haza?a gloriosa. Gran pol¨ªtica. Esa ficci¨®n fue desmont¨¢ndose con el tiempo: la realidad acaba por imponerse. En cualquier caso, sirvi¨® durante d¨¦cadas.
Jordi Pujol ley¨® con fruici¨®n los libros de Charles de Gaulle y ley¨® tambi¨¦n a los autores cat¨®licos y conservadores (Barr¨¦s, P¨¦guy, Maritain, Mounier) que hab¨ªan influido en el general. En los a?os finales del franquismo, Pujol, que como De Gaulle pose¨ªa la legitimidad del resistente tras sufrir tortura y c¨¢rcel, empez¨® a hacer gran pol¨ªtica.
Pujol se erigi¨® en el gran reconstructor de un pa¨ªs, Catalu?a, que no estaba destruido. Trabaj¨® a fondo en la difusi¨®n de esa idea inicial: aunque no lo pareciera, Catalu?a s¨ª estaba destruida. Culturalmente destruida por la inmigraci¨®n desde el resto de Espa?a y, antes, por la derrota en la guerra civil. Resultaba evidente que la burgues¨ªa catalana, y buena parte de la poblaci¨®n en general, figuraba en 1939 entre los vencedores franquistas. No import¨®. El logro de Pujol fue formidable.
Entre los s¨ªmbolos humanos de su ¨¦xito destac¨® Primitivo Forastero, antiguo legionario y combatiente en la Divisi¨®n Azul, falangista, amigo del general y ministro Camilo Alonso Vega (llamado ¡°Camulo¡± por sus propios compa?eros de armas) y alcalde de la localidad tarraconense de Camarles. De un d¨ªa para otro, Forastero se quit¨® el correaje y se sac¨® el carn¨¦ de Converg¨¨ncia. De un d¨ªa para otro, como tantos, un franquista se convirti¨® en un sufrido resistente catal¨¢n.
La ficci¨®n pujolista ha durado hasta hoy. Quiz¨¢ porque, a diferencia de la Francia gaullista, Catalu?a no ha tenido que enfrentarse al mundo real.
Creo que el indulto a los l¨ªderes independentistas no arreglar¨ªa nada. Tambi¨¦n creo que mantenerles en la c¨¢rcel no arregla nada. Las cosas seguir¨¢n igual hasta que alguien sea capaz de inventar un hermoso relato alternativo. Dudo que ese alguien haya nacido ya.
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