La vida a deshoras en el mundo al rev¨¦s
Esta vez los Juegos Ol¨ªmpicos son de madrugada, con esa cosa m¨¢gica de que pones la tele a las tres de la ma?ana y hay una bielorrusa batiendo el r¨¦cord de lanzamiento de martillo. Qu¨¦ curioso es todo
Uno no se levanta exactamente pensando en sus opciones de medalla, esa expresi¨®n que con los Juegos Ol¨ªmpicos volvemos a o¨ªr como si fuera lo m¨¢s natural del mundo, tener ese tipo de perspectivas, sino que uno se levanta con una lista de cosas anodinas para hacer, que al final del d¨ªa sigue igual. Vives un poco derrotado. Adem¨¢s hay noticias que te dejan a¨²n m¨¢s confuso. Sobre todo cuando relacionas unas con otras y el cuadro general es absurdo, casi dan ganas de no relacionar nada. Un ejemplo. Jeff Bezos, el due?o de Amazon, viaja al espacio diez minutos (y alguien pag¨® 23,7 millones de euros pero luego le ven¨ªa mal, quiz¨¢ pens¨® que la aut¨¦ntica experiencia de lujo era pagar y no ir). Luego una investigaci¨®n de la televisi¨®n brit¨¢nica Itv cuenta que una planta de Amazon en Escocia, una que han tomado como muestra, destruye cada a?o un mill¨®n de objetos, cosas que no ha vendido y estorban, sin ni siquiera abrir las cajas. Aqu¨ª uno puede pensar de Bezos: este ya est¨¢ preparando su fuga del planeta para cuando est¨¦ lleno de basura, tiene sentido. Pero es que luego baja y le regala 85 millones al cocinero Jos¨¦ Andr¨¦s, un tipo que no puede ser m¨¢s majo, para dar de comer a quien pasa hambre. Entonces ya no sabes qu¨¦ pensar, si quiere vivir en este planeta o no.
Mientras, en Canad¨¢ a los alces se les derrite la cornamenta con temperaturas de 50 grados y en Alemania cae un chaparr¨®n que en cinco minutos deja aquello como un Hait¨ª cualquiera, solo que con gente rubia y de ojos azules, que paga sus impuestos. Se nota su desconcierto en las entrevistas, lo que est¨¢n pensando: se supone que aqu¨ª no pasan estas cosas, como si fuera un error de guion o deba tener la culpa un ministro. Ya, es que a lo mejor es mucho suponer. La sensaci¨®n del mundo al rev¨¦s aumenta con otro giro sem¨¢ntico loco: la palabra de la semana es ¡°contrarrevolucionarios¡±, que es lo que llama el Gobierno de Cuba a los cubanos que salen a protestar porque su vida es una mierda.
A nivel casero, pones la lavadora acojonado, pensando si ser¨¢ el equivalente a un kilo de angulas. Pero vamos a ver, si de toda la vida poner la lavadora ha sido una cosa de lo m¨¢s normal. Ahora te mueves a deshoras como un ladr¨®n, y eso te hace ir a¨²n m¨¢s desacompasado con la vida real. Aunque de todas formas no duermes con el calor que hace. Te asomas a la ventana mirando al cielo como Tint¨ªn en La estrella misteriosa, pensando que esto no es normal, y a ver si cae un meteorito o algo anormal que le d¨¦ sentido. Y a ser posible que lo certifique el profesor Porfirio Bolero y Calamares, de la Universidad de Salamanca, que sal¨ªa en ese tebeo como eminencia cient¨ªfica. Menos mal que esta vez los Juegos Ol¨ªmpicos son de madrugada, con esa cosa m¨¢gica de que pones la tele a las tres de la ma?ana y hay una bielorrusa batiendo el r¨¦cord de lanzamiento de martillo, y te quedas ah¨ª pegado intrigado con lo curioso que es todo. Y al alba te despierta el suave chapoteo de una eliminatoria de cuatro con timonel. Es agradable saber que hay gente dando lo mejor de s¨ª misma mientras t¨² no haces nada. Si ahora dijeran, como eso de que la llegada a la Luna fue un montaje, que en realidad las etapas del Tour nunca terminaron y se paraban a 50 kil¨®metros de la meta, en una gran conspiraci¨®n, me lo creer¨ªa. Por una sencilla raz¨®n: nunca vi un final de etapa, solo he supuesto que ocurr¨ªan. Ah, qu¨¦ esplendorosas siestas las del Tour, siempre ca¨ªas dormido. Ha sido una aportaci¨®n esencial para relajar al mundo, deber¨ªan darle el Nobel de la Paz.
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