Maria Filomena M¨®nica: ¡°La Uni¨®n Europea es una burocracia de tipo napole¨®nico detestable¡±
La historiadora y soci¨®loga portuguesa reflexiona en su nuevo libro sobre patriotismo y nacionalismos. En esta entrevista alerta sobre los riesgos del centralismo de Bruselas
Maria Filomena M¨®nica (Lisboa, 78 a?os), historiadora y soci¨®loga, hizo la revoluci¨®n antes que Portugal. Cuando los militares liquidaron la dictadura en 1974, ella ya se hab¨ªa saltado las reglas de clase y g¨¦nero. Licenciada en Filosof¨ªa, hab¨ªa escandalizado con su separaci¨®n, rotaba el cuidado de sus hijos con el padre y preparaba su doctorado en Oxford. Treinta libros y tres nietos despu¨¦s, lo mismo despliega su estilo combativo para hablar de nacionalismos en el ensayo O meu pa¨ªs que para adaptarse al c¨¢ncer. La entrevista se realiza en la casa que comparte con el soci¨®logo Ant¨®nio Barreto. Ya son los ¨²nicos portugueses del edificio, lleno de residentes extranjeros, como tantos inmuebles singulares de Lisboa.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ usted y c¨®mo est¨¢ Portugal?
Respuesta. Yo no estoy bien, tengo un c¨¢ncer en la sangre no operable y dif¨ªcil de tratar. Mi forma de encarar la enfermedad, que es¡
P. ?Cr¨®nica?
R. Cr¨®nica es una buena manera de decirlo, no suena tan terrible. Tras ser diagnosticada decid¨ª que iba a ver a muy pocas personas y hacer solo lo que me gusta: leer, escribir, escuchar m¨²sica y estar con mis nietos. He excluido el resto. Al margen de tener una enfermedad grave, hace mucho que s¨¦ que soy mortal. Estoy bien conmigo.
P. Una filosof¨ªa potente. ?Y c¨®mo est¨¢ Portugal? ?Enfermo tambi¨¦n?
R. Portugal nunca ha estado bien. Nuestro principal rasgo, aunque no es negativo, es la melancol¨ªa. Somos un pueblo relativamente triste. La parte mala es nuestra resignaci¨®n, no hay grandes impulsos para mejorar la sociedad. La libertad nos fue dada por arriba y no nos sentimos empujados a conquistar m¨¢s libertades. Esta especie de carencia de indignaci¨®n viene de la miseria. La primera preocupaci¨®n de un pueblo con un 80% de analfabetos en el siglo XX era sobrevivir, no luchar por sus derechos.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido de la pandemia?
R. A concentrarme en lo que me gusta. Durante la pandemia este Gobierno ha mantenido una actitud de relativo optimismo y no ha habido protestas. Por otro lado, la derecha est¨¢ en manos de un l¨ªder [Rui Rio, del Partido Social Dem¨®crata] que se al¨ªa con el Partido Socialista y no tiene credibilidad. No hay confrontaci¨®n de ideas pol¨ªticas. Los portugueses sufrieron tanto durante siglos que les falta nervio para decir no a los poderosos.
P. ?El ascenso de la extrema derecha es una manera de decir no?
R. Creo que es cierta extrema derecha que estuvo silenciosa despu¨¦s del 25 de Abril, vive en un gueto y no capta el mundo, como si estuviera en el siglo XVIII. Cuanto m¨¢s acepta el Partido Socialista la uni¨®n t¨¢cita con el Partido Social Dem¨®crata, m¨¢s aumenta la rigidez del sistema y los extremismos comienzan a tener cierta popularidad.
P. Usted rompi¨® tab¨²es de clase y de g¨¦nero.
R. No fue algo premeditado. Hay una parte temperamental que me lleva a ser rebelde. Yo no quer¨ªa bordar s¨¢banas. Ten¨ªa deseo de saber. Acordamos que estar¨ªamos seis meses con nuestros hijos. Me pareci¨® equitativo. A mi madre, que pertenec¨ªa a Acci¨®n Cat¨®lica, le pareci¨® un crimen. Todos me culpabilizaron por irme a Oxford, pero nadie culpabiliz¨® a mi marido por irse a EE UU. A veces me pregunto si yo no hubiera tenido hijos si habr¨ªa regresado en 1977.
P. ?Y cu¨¢l es la respuesta?
R. No s¨¦. Mi marido era un p¨¦simo marido respecto a la fidelidad. Los hombres portugueses son machistas, ad¨²lteros, pero era un gran padre. Adem¨¢s era dif¨ªcil entrar en una buena universidad. Portugal no interesaba a nadie, a diferencia de Espa?a. Solo en 1975 por la amenaza comunista.
P. En su libro dice que le repugna la ret¨®rica patriotera portuguesa. ?Va contra los nacionalismos?
R. George Orwell distingue entre patriotismo y nacionalismo. El patriotismo es lo que sientes hacia la tierra donde naces y es un sentimiento bueno. El nacionalismo implica el deseo de conquista y superioridad. Yo no soy nacionalista, pero soy patriota. No es nada racional. Los portugueses tienen complejos de inferioridad como naci¨®n. Estamos al lado de los espa?oles, m¨¢s poderosos. El dominio filipino comenz¨® con Felipe II, un candidato leg¨ªtimo [nieto del rey Manuel I], pero es imposible decirle esto a un portugu¨¦s. Considera que fue una usurpaci¨®n.
P. ?Los Estados seguros de s¨ª mismos no tienen sentimientos nacionalistas?
R. En el St. Antony¡¯s College de Oxford, las ¨²nicas personas que hac¨ªan doctorados sobre sus pa¨ªses eran los ib¨¦ricos y los latinoamericanos, que quer¨ªan explicar sus problemas de identidad nacional. El resto, suecos, alemanes o ingleses, quer¨ªa estudiar lenguas extra?as y pa¨ªses lejanos.
P. Cita a E?a de Queiroz sobre el iberismo del XIX: ¡°No nos alejamos solo de la idea de la fusi¨®n, si no que nos alejamos tambi¨¦n de la idea de la alianza¡±. Olvidada hoy la idea de la fusi¨®n entre Espa?a y Portugal, ?tambi¨¦n est¨¢ lejos la alianza?
R. Es extra?o. Nadie habla de esto. Como entramos juntos en la UE y nos hemos beneficiado de sus fondos, nuestros pueblos est¨¢n contentos de pertenecer a Europa. En trivialidades puede haber un sentimiento antiespa?ol, pero no creo que sea relevante.
P. ?C¨®mo deber¨ªa ser la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses?
R. Podr¨ªa haber m¨¢s intercambio, por ejemplo, en las universidades. Pero no hay, es raro... Nosotros no conocemos casi la literatura espa?ola.
P. ?La pandemia acentuar¨¢ los nacionalismos europeos? ?Ir¨¢ a la contra del proyecto de Bruselas?
R. Creo que s¨ª. No todo es malo en eso. Cuando escrib¨ª A minha Europa, estuve en Bruselas. Aquello es una burocracia de tipo napole¨®nico detestable. La UE hace demasiadas normas, su modelo es el franc¨®fono: legislar a prop¨®sito de nada, y esto har¨¢ que algunos pa¨ªses comiencen a rebelarse.
P. ?Hacia d¨®nde deber¨ªa ir?
R. Deber¨ªa reforzarse la uni¨®n cultural. El proyecto Erasmus es muy bueno. Mis dos nietas lo han hecho y result¨® estupendo, quiz¨¢s demasiado. Una de ellas est¨¢ apasionada por un alem¨¢n y la otra por un sueco [risas]. Esta integraci¨®n es la que construye de hecho la UE, algo que comienza por el contacto y la cultura y luego puede ser pol¨ªtica. La UE no puede ser una organizaci¨®n dedicada a dictar normas que los ciudadanos no comprenden.
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