Johan Norberg, un pensador liberal que predica el optimismo
El autor de ¡®Progreso¡¯, miembro de la corriente de los ¡°nuevos optimistas¡±, afirma en su nuevo libro que vivimos en la mejor ¨¦poca que ha conocido la especie humana
Las sociedades abiertas han sido siempre motores de desarrollo. Sobre esa base floreci¨® la antigua Mesopotamia o la Grecia cl¨¢sica, y se expandieron imperios como el romano, el mongol o, m¨¢s modernamente, el imperio espa?ol. El declive inexorable se produce cuando en estas sociedades el sentido tribal, profundamente enraizado tambi¨¦n en el ser humano, doblega al mercantil, y estas acaban repleg¨¢ndose sobre s¨ª mismas. Con esta tesis en mente, el ensayista Johan Norberg (Estocolmo, 48 a?os) recorre la historia del progreso humano a lo largo de m¨¢s de 500 p¨¢ginas en su ¨²ltimo libro, Abierto (Deusto, grupo Planeta, 2021), para concluir que vivimos en la mejor ¨¦poca que ha conocido la especie humana. Los mortales del siglo XXI disfrutamos de los avances sanitarios, tecnol¨®gicos y cient¨ªficos de los ¨²ltimos 200 a?os, y eso nos ha permitido vivir m¨¢s, reducir la pobreza y ampliar el acceso a la educaci¨®n y el bienestar a capas cada vez m¨¢s amplias de la sociedad. El mundo es enormemente desigual, desde luego, pero el autor ve s¨ªntomas de progreso por todas partes.
Y es que Norberg pertenece a la saga de ¡°nuevos optimistas¡± que encabeza el psic¨®logo experimental Steven Pinker, dedicados a resaltar las bondades de un progreso que ha sido posible gracias a un sistema abierto a los cambios, a la innovaci¨®n y al libre mercado. En suma, gracias al capitalismo. Un sistema con muy mala prensa, precisamente, en las sociedades democr¨¢ticas que lo mantienen. Quiz¨¢s, cree Norberg, porque se confunde codicia con capitalismo, cuando la codicia ha estado siempre ah¨ª, en la entra?a de lo humano. En todo caso, reconoce el ensayista con cierto sarcasmo, la b¨²squeda de beneficios que mueve al sistema es algo ¡°vulgar¡±. A los intelectuales idealistas no puede resultarles ¡°tan bonito como el intento de crear un mundo mejor¡±.
Escritor, conferenciante, productor de documentales, Norberg vapulea a Marx por algunas de sus incumplidas predicciones. Por ejemplo, la que auspiciaba un empobrecimiento progresivo de los trabajadores. Y ni siquiera le concede el m¨¦rito de haber humanizado el capitalismo. Cree que ha ocurrido m¨¢s bien al contrario, confiesa por correo electr¨®nico. ¡°El capitalismo liberal ha sido esencial para la democratizaci¨®n de los partidos socialistas al hacerles comprender que es mejor mantener los mercados que crean riqueza y limitarse a redistribuir los resultados¡±, afirma.
Hijo de Erik Norberg, antiguo responsable del Archivo Nacional sueco, el joven Johan creci¨® en el ambiente acad¨¦mico y acomodado de un suburbio del oeste de Estocolmo donde, asegura, no eran infrecuentes las batallas campales en los recreos del colegio. Adolescente rebelde, se dej¨® seducir por el anarquismo y su desprecio a la autoridad y al Estado. Fue un corto periodo de oposici¨®n y resistencia a la influencia de sus padres que termin¨® por aflorar en ¨¦l, en su fe en la humanidad y en su decisi¨®n de estudiar Historia de las Ideas en la Universidad de Estocolmo. Terminada la carrera, y con un m¨¢ster en el bolsillo, comenz¨® a colaborar con el laboratorio de ideas Timbro, instituci¨®n para la que escribi¨® En defensa del capitalismo global. El libro, una especie de refutaci¨®n general de las teor¨ªas de sus excompa?eros anarquistas publicado en 2001 ¡ªen pleno auge del movimiento antiglobalizaci¨®n¡ª, fue un ¨¦xito de ventas y se tradujo a 25 idiomas (entre ellos el espa?ol). Norberg se convirti¨® a los 28 a?os en conferenciante solicitado. Con el tiempo, pas¨® a ser miembro de varios importantes laboratorios de ideas como el Instituto Cato, que promueve el libre mercado, la iniciativa privada y la libertad de expresi¨®n.
Tras su aspecto de exalumno de colegio de ¨¦lite brit¨¢nico ¡ªaunque aprendi¨® su refinado ingl¨¦s en Estocolmo viendo series de la BBC¡ª hay un tipo accesible, padre de dos hijos y felizmente casado con la periodista Sofia Nerbrand. Infatigable viajero, solo la pandemia le ha obligado a parar el ritmo acelerado de sus apariciones p¨²blicas, casi todas relacionadas con la promoci¨®n de sus documentales y libros, elogiados, a veces, a derecha e izquierda del espectro pol¨ªtico. As¨ª ocurri¨® con Progreso: 10 razones para mirar al futuro con optimismo (Deusto, 2018), considerado libro del a?o por la revista The Economist y elogiado por el diario The Guardian. A Norberg no le sorprende. Sus ideas, cree, pueden gustar tanto a la izquierda cosmopolita y moderna como a la derecha liberal partidaria del libre mercado. ¡°Sobre todo si no tienen un plan preconcebido sobre el futuro de la humanidad y se limitan a ver resultados, una econom¨ªa din¨¢mica y una sociedad abierta¡±.
Esa econom¨ªa din¨¢mica es tambi¨¦n la culpable del expolio de los recursos del planeta. Lo que Norberg tiene claro es que no podemos parar el desarrollo: bastante nos ha empobrecido la pandemia al paralizar los transportes, la industria y el comercio, para lograr una modesta reducci¨®n del 6% del CO2 en un a?o. Pero seguir creciendo exige una transformaci¨®n hacia una costosa tecnolog¨ªa verde que no ser¨¢ f¨¢cil. Norberg tiene confianza en que se lograr¨¢. Porque ah¨ª reside, dice, la verdadera superioridad del capitalismo frente a los sistemas de econom¨ªa planificada, ¡°que reemplazan el conocimiento y la creatividad de miles de millones de personas por los planes dise?ados por un pu?ado de pol¨ªticos. Que siempre han acabado en fracaso¡±.
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