Farmac¨¦uticos, a las listas
El mayor peligro para Pedro S¨¢nchez no es la plataforma de Yolanda D¨ªaz, sino la capacidad de sabotear sus propios ¨¦xitos
Uno de los problemas que ha provocado la desaparici¨®n de grupos intermediarios entre los ciudadanos y el Estado es que, a menudo, los l¨ªderes pol¨ªticos se gu¨ªan indebidamente por las encuestas de opini¨®n. Jacques Delors se lament¨® de ello hace ya a?os y el problema se ha agudizado, porque los sondeos parecen haberse convertido en el ¨²nico mecanismo de informaci¨®n de que disponen esos dirigentes. Los grupos intermediarios tradicionales ¡ªsindicatos, agrupaciones de vecinos, partidos pol¨ªticos que se basaban en el reclutamiento masivo de militantes, que acud¨ªan despu¨¦s con mayor o menor regularidad a los locales de sus siglas¡ª han pr¨¢cticamente desaparecido o mermado mucho.
Los pol¨ªticos, tanto dirigentes nacionales como parlamentarios, concejales o militantes destacados, estaban antes obligados a relacionarse con esos grupos y recib¨ªan al mismo tiempo informaci¨®n directa sobre cu¨¢les eran los problemas que m¨¢s les agobiaban, las soluciones que m¨¢s les atra¨ªan o las situaciones que m¨¢s les irritaban. Los canales de comunicaci¨®n que se han abierto v¨ªa internet no parecen ofrecer ni por lo m¨¢s remoto el nivel de confianza y compromiso que lograban los sistemas presenciales. Ahora, esos pol¨ªticos estudian en sus despachos, casi con desesperaci¨®n, los sondeos de opini¨®n que aparecen, como setas, en cadenas de televisi¨®n y medios digitales, todos ellos dirigidos a anunciar expectativas electorales, falten dos a?os o cinco semanas para las elecciones.
Nadie pone en duda que los sondeos ayudan a conocer qu¨¦ piensa un determinado colectivo en un determinado momento, pero quiz¨¢s lo que hay que destacar ahora es si se pretende utilizarlos por la influencia que puedan ejercer, a lo largo del tiempo, en c¨®mo piensa la gente. En fin, lo mejor a veces es un poco de iron¨ªa: ¡°?Eh!, hay una gran oportunidad para que los farmac¨¦uticos se hagan con un buen lugar en las listas electorales: la ¨²ltima encuesta se?ala que la farmacia de la esquina es la segunda instituci¨®n m¨¢s respetada del pa¨ªs¡±, se re¨ªa uno de los creadores de la mayor cadena de drugstores de EE?UU. En Espa?a, los sondeos hablan de un aumento de intenci¨®n de voto para Podemos y para Vox, aunque los bloques izquierda/derecha siguen encabezados claramente por PSOE y PP. Signifiquen lo que signifiquen esos sondeos cuando ni siquiera se sabe si se cumplir¨¢n los tiempos formales de la legislatura, lo que parece m¨¢s novedoso en el panorama pol¨ªtico es la aparici¨®n de una posible plataforma cohesionada, no en torno a Podemos como organizaci¨®n, sino a Yolanda D¨ªaz como personaje pol¨ªtico central, arropado ¡ªotra novedad¡ª por destacadas mujeres que se dedican a la pol¨ªtica desde un ¨¢mbito muy amplio de izquierda: M¨®nica Garc¨ªa, M¨®nica Oltra, Ada Colau, Fatima Hossain¡
La novedad tiene grandes atractivos y algunos problemas. Yolanda D¨ªaz no llegar¨¢ a la candidatura presidencial, si finalmente acepta, con la pesada carga de la mochila de declaraciones de su predecesor, Pablo Iglesias, sino con experiencia de gesti¨®n y reconocimiento de sus pares. El problema es que existen intereses contradictorios entre su eventual candidatura y la de Pedro S¨¢nchez. Por un lado, los dos necesitan tiempo para que se aprecien los resultados favorables de la pol¨ªtica del Gobierno. Por otro, el tiempo parece favorecer m¨¢s los intereses de D¨ªaz que los de S¨¢nchez. Por primera vez se abre la posibilidad de un adelanto electoral.
En realidad, sigue siendo cierto que lo mejor que los dos pueden presentar al final de la legislatura, sea cuando sea, es el ¨¦xito de su gesti¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y que una batalla temprana para resaltar las diferencias de sus programas les perjudicar¨ªa a ambos. Necesitar¨¢n oficio para hacer el trozo de camino que queda lo bastante juntos y lo bastante alejados como para marcar sus perfiles sin demasiado destrozo ni en su entorno (S¨¢nchez ya ha producido bastantes agravios entre su gente y D¨ªaz puede enfrentarse a bastante escozor entre los suyos) ni en el del obligado aliado poselectoral. El mayor peligro para S¨¢nchez, sin embargo, no parece la solidez que logre la plataforma de D¨ªaz, sino su demostrada capacidad para sabotear sus propios ¨¦xitos, sobreactuando o creando expectativas que no pueda cumplir. Su balance actual puede ser m¨¢s que suficiente para reclamar una segunda legislatura frente a Pablo Casado y su ¨²nico aliado posible, Vox, pero para eso S¨¢nchez tiene que no enredarse en los pr¨®ximos meses y fiar todo a una gesti¨®n impecable.
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