La dimisi¨®n del empleo
Los de abajo aguantan peor que antes la explotaci¨®n y los de arriba planean la escapada

No hay escasez de trabajo, sino de trabajo digno. Algunos se han jubilado antes de tiempo; otros han encontrado la forma de llegar a fin de mes sin permanecer en empleos que aborrecen; muchos simplemente no quieren volver a trabajos de mierda con bajos salarios¡ De este modo describe Robert Reich, secretario de Trabajo con Bill Clinton, un fen¨®meno relativamente nuevo en EE?UU, que se est¨¢ convirtiendo en tendencia: millones de asalariados abandonan sus puestos de trabajo y cambian de vida. A ello se lo denomina ¡°la Gran Dimisi¨®n¡± (¡°The Big Quit¡± o ¡°The Great Resignation¡±).
Los cient¨ªficos sociales se muestran asombrados ante este reacomodo del mercado de trabajo, y aunque hay factores espec¨ªficos y muchas diferencias con otros lugares, se preguntan si esta propensi¨®n no llegar¨¢ al resto del mundo. El Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman afirma que, al contrario que en la Gran Recesi¨®n, ahora se est¨¢ viviendo una crisis de oferta: las mercanc¨ªas no llegan a los consumidores y muchos empresarios no encuentran los trabajadores adecuados para realizar su actividad. Tras el confinamiento con el que se combati¨® la covid, cada mes abandonan su puesto de trabajo una media de cuatro millones de asalariados, alrededor del 3% de la fuerza de trabajo estadounidense. Recu¨¦rdese que la tasa oficial de paro en EE?UU no llega al 5%, lo que t¨¦cnicamente significa pleno empleo.
?Por qu¨¦ sucede esto y, sobre todo, por qu¨¦ ocurre ahora? Krugman avanza su opini¨®n: la pandemia ha llevado a muchos trabajadores a replantearse la vida ¡°y a preguntarse si val¨ªa la pena seguir con el trabajo horrible que muchos de ellos ten¨ªan¡±. EE UU es un pa¨ªs rico que trata a muchos de sus trabajadores extraordinariamente mal, con salarios estancados, jornadas leoninas, contratos inestables y escasas vacaciones. En muchos casos, ello genera episodios de ansiedad y frustraci¨®n.
Pero todo ello ya estaba presente en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Hoy se le une el agotamiento laboral de una larga pandemia de muchos asalariados y la flexibilidad que han conocido en muchos casos al teletrabajar en su casa (aunque ello haya supuesto una disponibilidad desmedida al servicio de la empresa), lo que implica que se resisten a volver a la sede social. Tambi¨¦n el hecho de que hayan podido ahorrar o porque no hab¨ªa donde gastar o porque les han llegado los cheques de la Administraci¨®n (el ¡°dinero helic¨®ptero¡±); adem¨¢s, porque los inversores en las Bolsas de valores han visto c¨®mo estas sub¨ªan, etc¨¦tera.
Durante el confinamiento, muchos ciudadanos han sido m¨¢s conscientes de que sus empleos eran malos o p¨¦simos, y creen que han soportado demasiado. Un estudio encargado por Microsoft concluye que a m¨¢s del 40% de la fuerza laboral global le gustar¨ªa cambiar de empleador este a?o. Los sectores m¨¢s afectados son la hosteler¨ªa, el transporte (atenci¨®n a la falta de camioneros), la sanidad y la industria de cuidados, e incluso los asalariados de ¡°cuello blanco¡± que no quieren incorporarse a sus oficinas y despachos. Resumen: los de abajo aguantan peor que antes la explotaci¨®n y los de arriba planean la escapada.
Algunos empresarios buscan trabajadores subiendo los salarios m¨¢s que su competencia (el ¡°pay them more¡±, ¡°p¨¢guenles m¨¢s¡± de Biden). Ello conlleva dos tipos de situaciones: la primera, que los sindicatos tienen otra oportunidad para reivindicarse y convertirse en protagonistas de la negociaci¨®n; Reich menciona en su art¨ªcu?lo de The Guardian el estallido de huelgas en todo tipo de sectores. La segunda situaci¨®n tiene que ver con la inflaci¨®n (que en EE UU ha alcanzado el 6,2%, seg¨²n los ¨²ltimos datos conocidos): al subir los costes salariales, se incrementan de nuevo los precios. Hasta ahora hab¨ªa consenso en los organismos multilaterales y en la mayor¨ªa de los economistas de referencia en que la inflaci¨®n actual era un fen¨®meno transitorio, pero los incrementos salariales generan lo que se denomina ¡°inflaci¨®n de segunda ronda¡±, que no estaba contemplada.
El fen¨®meno de los quitters americanos significar¨ªa un cambio de paradigma estructural, si se generalizase. La utop¨ªa factible de trabajar para vivir, y no vivir para trabajar.
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