La revuelta de los trabajadores
Los empresarios se quejan de la escasez de mano de obra e intentan atraerla con un aumento de salarios
Tras la crisis financiera de 2008, los problemas de la econom¨ªa ten¨ªan que ver con la demanda. La burbuja de la vivienda hab¨ªa estallado; los consumidores no gastaban lo suficiente como para cubrir el vac¨ªo; el est¨ªmulo de Obama, dise?ado para aumentar la demanda, fue excesivamente reducido y breve.
En cambio, en 2021, muchos de los problemas parecen deberse a una oferta insuficiente. Las mercanc¨ªas no pueden llegar a los consumidores porque los puertos est¨¢n atascados; una escasez de chips ha complicado la producci¨®n de autom¨®viles; muchos empresarios manifiestan que tienen dificultades para encontrar trabajadores.
Probablemente gran parte de esto ser¨¢ transitorio, aunque est¨¢ claro que las alteraciones en la cadena de suministros se mantendr¨¢n un tiempo. Pero a lo mejor, algo m¨¢s fundamental y duradero est¨¢ teniendo lugar en el mercado laboral. Puede que los sufridos trabajadores estadounidenses, que llevan a?os mal remunerados y trabajando en exceso, hayan llegado al l¨ªmite.
Respecto a esos problemas con la cadena de suministros: es importante comprender que a los estadounidenses les est¨¢n llegando m¨¢s mercanc¨ªas que nunca. El problema es que, a pesar de aumentar las entregas, el sistema no consigue mantenerse a la altura de la demanda.
Al principio de la pandemia, la poblaci¨®n compens¨® la p¨¦rdida de servicios comprando cosas. La gente que no pod¨ªa salir a comer, reform¨® sus cocinas. La que no pod¨ªa ir al gimnasio, compr¨® m¨¢quinas para hacer ejercicio en casa. La consecuencia fue un asombroso aumento de la adquisici¨®n de todo tipo de productos. A principios de a?o, el gasto en bienes duraderos se situ¨® un 30% por encima de los niveles anteriores a la pandemia, y sigue estando muy alto.
Pero las cosas mejorar¨¢n. A medida que la covid-19 retroceda y la vida vuelva poco a poco a la normalidad, los consumidores comprar¨¢n m¨¢s servicios y menos cosas, reduciendo la presi¨®n en puertos, transportes por carretera y ferrocarriles. La situaci¨®n laboral, por el contrario, s¨ª parece deberse a una verdadera reducci¨®n de la oferta. El empleo total sigue estando cinco millones de puestos por debajo del nivel m¨¢ximo alcanzado antes de la pandemia. El empleo en el sector del ocio y la hosteler¨ªa sigue m¨¢s de un 9% por debajo. Pero todo lo que vemos indica un mercado laboral muy r¨ªgido.
Por una parte, los trabajadores est¨¢n dejando sus puestos de trabajo a ritmos ins¨®litos, se?al de que conf¨ªan en encontrar nuevos empleos. Por otra parte, los empresarios no solo se quejan de escasez de trabajadores, sino que intentan atraerlos con aumentos de salarios. A lo largo de los ¨²ltimos seis meses, los salarios de los trabajadores en los sectores del ocio y la hosteler¨ªa han registrado una tasa de subida anual del 18%, y ahora est¨¢n muy por encima de su tendencia anterior a la pandemia.
El empleo tambi¨¦n ha envalentonado a los sindicalistas, que se han mostrado mucho m¨¢s dispuestos de lo normal a acudir a la huelga tras recibir ofertas contractuales que consideran inadecuadas.
?Pero por qu¨¦ estamos experimentando lo que muchos denominan la ¡°gran dimisi¨®n¡±, en la que tantos trabajadores dejan el trabajo o exigen un sueldo m¨¢s alto y mejores condiciones laborales para quedarse? Hasta hace poco, los conservadores culpaban a las prestaciones por desempleo ampliadas, afirmando que reduc¨ªan el incentivo para aceptar un trabajo. Pero los Estados que cancelaron antes esas prestaciones no han experimentado un aumento del empleo mayor que los que no lo hicieron; y en todo el pa¨ªs, la eliminaci¨®n de las prestaciones ampliadas el mes pasado no parece haber cambiado mucho la situaci¨®n del empleo. Lo que parece estar ocurriendo m¨¢s bien es que la pandemia llev¨® a muchos trabajadores estadounidenses a replantearse su vida y a preguntarse si val¨ªa la pena seguir con el trabajo horrible que muchos de ellos ten¨ªan.
Porque Estados Unidos es un pa¨ªs rico que trata a muchos de sus trabajadores extraordinariamente mal. Los salarios son a menudo bajos; ajustando la inflaci¨®n, el t¨ªpico trabajador var¨®n ganaba pr¨¢cticamente lo mismo en 2019 que su hom¨®logo 40 a?os antes. Las jornadas laborales son largas: Estados Unidos es una ¡°naci¨®n sin vacaciones¡± que ofrece mucho menos tiempo libre que otros pa¨ªses avanzados. El trabajo adem¨¢s es inestable, y muchos trabajadores con salarios bajos ¡ªy los trabajadores no blancos en particular¡ª est¨¢n sometidos a fluctuaciones impredecibles en las jornadas laborales que pueden hacer estragos en la vida familiar.
Y no son solo las empresas las que tratan mal a los trabajadores. Un n¨²mero significativo de estadounidenses parece menospreciar a quienes les proporcionan servicios. Seg¨²n una encuesta llevada a cabo no hace mucho, el 62% de los trabajadores de restaurantes dicen haber recibido un trato abusivo por parte de los clientes.
Teniendo en cuenta estos hechos, no sorprende que muchos trabajadores est¨¦n dejando el empleo. La pregunta m¨¢s complicada es por qu¨¦ ahora. Muchos estadounidenses odiaban su trabajo hace dos a?os, pero no se dejaban llevar por esos sentimientos. ?Qu¨¦ ha cambiado?
Es solo una conjetura, pero parece posible que la pandemia haya hecho que algunas personas reconsideren sus elecciones vitales. No todo el mundo puede permitirse dejar un empleo que odia, pero un n¨²mero considerable de trabajadores parece dispuesto a aceptar el riesgo de probar algo distinto: jubilarse antes a pesar del coste econ¨®mico, buscar un empleo menos desagradable en un sector distinto, etc¨¦tera.
Y si bien esta nueva actitud exigente de unos trabajadores que se sienten empoderados les est¨¢ haciendo la vida m¨¢s dif¨ªcil a consumidores y empresarios, seamos claros: en general, es bueno. Los trabajadores estadounidenses exigen un trato mejor, y al pa¨ªs le interesa que lo consigan.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n de News Clips.
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