El c¨ªrculo de Eco
En los tiempos que corren cada vez resulta m¨¢s atractiva la noci¨®n propuesta por el aquel fascinante pol¨ªgrafo que fue Umberto Eco en ¡®El p¨¦ndulo de Foucault¡¯: ¡°Todo se repite como en un c¨ªrculo¡±
La Ilustraci¨®n nos inculc¨® la idea de la historia como un proceso lineal de acumulaci¨®n progresiva. La plasmaci¨®n de esa idea fue la enciclopedia de Denis Diderot (1751), cuyo subt¨ªtulo resultaba expl¨ªcito: Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios. Era una forma de decir ¡°esto es lo que sabemos hoy¡±. J¨¹rgen Habermas, quiz¨¢ el fil¨®sofo europeo m¨¢s influyente en las ¨²ltimas d¨¦cadas, se reafirma en la postura enciclopedista y define la historia como un ¡°proceso de aprendizaje colectivo¡±, como un listado de problemas ya resueltos y de inc¨®gnitas por resolver.
En los tiempos que corren resulta cada vez m¨¢s atractiva otra noci¨®n, propuesta por aquel fascinante pol¨ªgrafo que fue Umberto Eco en su novela El p¨¦ndulo de Foucault: ¡°Todo se repite como en un c¨ªrculo. La historia es una maestra que nos ense?a que no existe. Lo que importa son las permutaciones¡±. Ese enfoque enlaza con el pensamiento esot¨¦rico jud¨ªo de la c¨¢bala, que permuta continuamente los signos contenidos en la Tor¨¢ (el Antiguo Testamento cristiano) para descubrir nuevos significados en el texto.
Unos elementos inmutables (los rasgos de la humanidad, a menudo feos) y unas permutaciones casi infinitas. Suena actual.
Pasemos por alto la capacidad humana para negar la evidencia. Que existan terraplanistas o gente que espera la resurrecci¨®n de John Kennedy Jr. para formar un t¨¢ndem electoral imbatible con Donald Trump resulta, aunque sintom¨¢tico, bastante anecd¨®tico. Cada uno expresa a su manera la estupidez inherente al humano. Y ahora disponemos de muchos canales para exhibirla.
Me refiero m¨¢s bien a la persistencia de antiguos debates que cre¨ªamos, si no resueltos, al menos encaminados hacia la resoluci¨®n. La cuesti¨®n racial, por ejemplo. Asombra asistir a la polvareda de opiniones en torno al movimiento estadounidense Black Lives Matter y a sus consecuencias, como la absoluci¨®n del joven homicida blanco Kyle Rittenhouse, que el a?o pasado mat¨® a dos personas de raza negra. En lo esencial, es como si el movimiento por los derechos civiles no hubiera existido y la sociedad hubiera vuelto a los a?os cincuenta del siglo XX. O como si hubiera permanecido siempre ah¨ª.
Hablo de Estados Unidos como podr¨ªa hablar de Europa, donde las fuerzas centr¨ªfugas (llam¨¦mosle nacionalismo o antiliberalismo) que la Segunda Guerra Mundial redujo a la marginalidad reaparecen tan pimpantes como hace un siglo, o dos, o tres. O de Espa?a en concreto, donde el pasado no se revisa, sino que se inventa a gusto de cada consumidor, como si no vivi¨¦ramos en un pa¨ªs sino en el multiverso Marvel (sin ¨¢nimo de ofender a dicho multiverso o universo m¨²ltiple).
Si la noci¨®n lineal de aprendizaje progresivo de Habermas fuera cierta, habr¨ªamos aprovechado muy mal los siglos. ?Qu¨¦ sabemos realmente? Que la luz viaja a una velocidad m¨¢xima de 299.792 kil¨®metros por segundo, y poco m¨¢s. Incluso eso podr¨ªa ser falso en el caso de que existieran los taquiones intuidos por Einstein. Esas part¨ªculas se usan recurrentemente en la ciencia ficci¨®n para permitir los viajes en el tiempo. Algo que en realidad, seg¨²n Eco, har¨ªamos de forma natural, movi¨¦ndonos con la historia a la vez hacia delante y hacia atr¨¢s, en c¨ªrculo, siguiendo una entretenida cadena de permutaciones.
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