No se puede morir Monica Vitti as¨ª como as¨ª

Se ha muerto Monica Vitti y tampoco es que aqu¨ª haya tenido mucha repercusi¨®n, y no puede ser. Supongo que algo quiere decir que dediquemos tanta atenci¨®n a cosas como el Festival de Benidorm, con la coletilla de que toda Espa?a ¡°est¨¢ pendiente¡± o ¡°est¨¢ hablando de eso¡±, que es mentira, y menos mal. Si realmente fuera as¨ª ser¨ªa como para salir del pa¨ªs. Y que luego la noticia del fallecimiento de esta enorme actriz italiana sea una de esas cosas lejanas que pasan, como un tiroteo en una hamburgueser¨ªa de Kentucky, un tif¨®n en Borneo. Una vieja gloria m¨¢s que adem¨¢s pens¨¢bamos que ya se hab¨ªa muerto. Tiene mucho que ver con nosotros, con qui¨¦nes somos, porque es historia del cine europeo y mundial. La transmisi¨®n de los mitos, de los iconos a admirar, es infinitamente m¨¢s importante que la emulaci¨®n de los tics del momento. Vamos, que yo habr¨ªa dado su foto enorme en portada, para una ocasi¨®n que hay de poner fotos bonitas en blanco y negro, y luego en peque?ito hasta la reforma laboral.

Un trozo del monumento de la cultura mundial no se cae todos los d¨ªas sobre la v¨ªa p¨²blica, y hay que detenerse a mirarlo, a observarlo, a recordarlo, a ense?arlo a los m¨¢s j¨®venes. Forma parte de la educaci¨®n general b¨¢sica. Era alguien importante, y hay que distinguirlo de lo banal. La tonter¨ªa no puede ganar por goleada todos los d¨ªas, hay que meterle alg¨²n gol de vez en cuando. Evidentemente, esto es algo personal, falto de toda objetividad. La voz ronca y alocada de Monica Vitti ten¨ªa el poder de causar un cosquilleo en la nuca tan seductor que anulaba mi voluntad y podr¨ªa haberme ordenado hacer cualquier cosa, votar lo que fuera, y yo lo hubiera hecho. Todav¨ªa podr¨ªa hacerlo si me hablara desde el m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢ lo est¨¢ haciendo para que escriba esto. Pero c¨®mo se gestiona un amor imposible, no imposible de que no sale, sino porque el otro es de otra ¨¦poca, o de las pel¨ªculas.

Era bella, rebelde, sofisticada, popular, con una mirada cautivadora de miope total. No es que fuera la musa de Antonioni, era la musa de sus espectadores, y de hecho es la ¨²nica raz¨®n para soportar algunas pel¨ªculas de Antonioni. Monicelli, un genio quiz¨¢ mayor, fue quien la redescubri¨® como actriz c¨®mica, y en eso ella encarna lo mejor de Italia: el talento para desdramatizar, verbo que raramente sabemos conjugar en Espa?a. Que una int¨¦rprete del tormento existencial pase tranquilamente a hacer el payaso de forma memorable es una de las muchas cosas asombrosas de su carrera. Era una actriz may¨²scula. ?No nos pasamos el d¨ªa encumbrando actrices y actores que deber¨ªamos conocer (y no conocemos)? Bueno, pues all¨ª est¨¢ ella, en la cumbre. Otra cosa ¨²nica es que un d¨ªa desapareci¨® y vivi¨® tranquilamente sin la fama, d¨¦cadas.

Esta evocaci¨®n no es algo sentimental, generacional, porque ni es de mi ¨¦poca, lo recib¨ª como legado de mis mayores, dentro de una corriente cultural com¨²n. Pero s¨ª me hace sentir cada vez m¨¢s descolocado, porque me veo m¨¢s cerca de mis mayores que de los que me suceden. Porque la mayor¨ªa de la gente ya no sabe qui¨¦n era Monica Vitti, y con qui¨¦n lo vas a hablar, o a lamentar, y a celebrarla. Por suerte y casualidad esa noche acab¨¦ en un bar con un amigo con parecidas debilidades, hablamos de ella y nos tomamos unos martinis. Nos detuvimos en tres, siendo conscientes de que cuatro es el l¨ªmite a partir del cual todo te da igual, para no olvidarnos tambi¨¦n de ella, que tambi¨¦n est¨¢ en la categor¨ªa del cuarto martini, donde comienza lo absoluto.

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