Espa?oles, esto es indigno de Espa?a
El afeamiento de las ciudades, los pueblos y el litoral de nuestro pa¨ªs es una cat¨¢strofe cultural sin precedentes. Si el poder no atiende a t¨¦cnicos y pensadores urbanos, todo ir¨¢ a peor
V¨ªctor L¨®pez Cotelo puede ser considerado como uno de los grandes arquitectos espa?oles. Fue catedr¨¢tico de Proyectos y Conservaci¨®n de Monumentos en M¨²nich y ahora, a¨²n con energ¨ªa y con un estudio abierto en Madrid, su ciudad natal, a sus 75 a?os contin¨²a trabajando. Acud¨ª a entrevistarlo durante la investigaci¨®n que realic¨¦ para escribir el libro Espa?a fea, y la conversaci¨®n result¨® iluminadora, muy agradable. Y hubo adem¨¢s un momento en el que me pareci¨® asombroso escucharle, cuando articul¨® de corrido una narraci¨®n con la calidad de un cuento breve, intenso y complejo:
¡°Me llam¨® un amigo austriaco, que quer¨ªa recorrer unos pueblos de Guadalajara porque su maestro hab¨ªa hecho unos dibujos preciosos, y quer¨ªa ver los escenarios. Le prepar¨¦ la ruta. Guadalajara, Soria, la cornisa cant¨¢brica, Santiago de Compostela y vuelta a Madrid. Iba buscando unos castillos. Qu¨¦ verg¨¹enza. No hab¨ªa un pueblo del que le pudiera decir: ¡®Vete a verlo¡¯. Pueblos como los que yo conozco de Austria o de Francia, donde todo est¨¢ cuidad¨ªsimo, cientos de pueblos ejemplares respetados a tope. Y aqu¨ª de esos no se salvan cinco. A veces se salva el centro del pueblo, pero a medio kil¨®metro han hecho viviendas de tres plantas de ladrillo barato, y unas naves industriales mal¨ªsimas de tercera categor¨ªa, y un polideportivo y una piscina que es todo una barbaridad. Ha habido un avance en servicios, pero salt¨¢ndose todo lo que es territorio, ordenaci¨®n, arquitectura, profesi¨®n, buena calidad, ¨¦tica, y no solo la del que manda, sino tambi¨¦n la del que pone el ladrillo, aqu¨ª el que no es ladr¨®n es porque no tuvo la oportunidad¡±.
Se deduce de estas palabras la cat¨¢strofe cultural sin precedentes que supone el afeamiento de Espa?a en sus pueblos, en sus costas y en los ensanches recientes de las ciudades. Y podr¨ªa argumentarse que la causa principal es que no se ha seguido el modelo de Francia, con su Conservatorio del Litoral, que compra terrenos en la costa para preservarlos ecol¨®gicamente; con su delicada legislaci¨®n sobre el paisaje, donde se protegen los rebuznos y el croar de los animales del campo, o con su Cuerpo de Arquitectos y Urbanistas del Estado, cuyo principio b¨¢sico es ¡°hacer coherente el respeto por el patrimonio y el planeamiento del territorio¡±. Antes bien, ha ganado en Espa?a el modelo americano, un modelo desregulado y corrupto propio de un ¡°capitalismo internacional brutalmente neoliberalizador¡±, seg¨²n la expresi¨®n del ge¨®grafo David Harvey. La consecuencia es un caos urbano y paisaj¨ªstico, el mayor fracaso de la democracia, que remite no ¨²nicamente a la est¨¦tica, a lo pintoresco, sino sobre todo a la injusticia espacial. Es decir, queda fracturado uno de los ideales democr¨¢ticos del siglo XX, aquel por el que la vivienda y el entorno urbano de calidad de cualquier persona es independiente de su riqueza.
Intelectuales como el arque¨®logo italiano Salvatore Settis, la arquitecta barcelonesa Itziar Gonz¨¢lez Vir¨®s o el arquitecto tambi¨¦n barcelon¨¦s reci¨¦n fallecido Oriol Bohigas han descrito esa lucha encarnizada que lleva libr¨¢ndose desde que en los a?os cincuenta se produjo el big bang de la construcci¨®n. Es una batalla a favor del medio ambiente y contra el deterioro de lo p¨²blico, seg¨²n Settis. Y contra la incontinencia urbana, de la que solo saldremos vencedores mediante una reconsideraci¨®n moral de la arquitectura y la ciudad, seg¨²n Bohigas, o mediante el cese total de la construcci¨®n de obra nueva para primar la rehabilitaci¨®n y el reciclaje de lo ya existente, propone Gonz¨¢lez Vir¨®s.
En Espa?a, los casos de malas pr¨¢cticas del mercado inmobiliario se solapan con las decenas de miles de construcciones inart¨ªsticas obra de arquitectos tomados como rehenes, o inmorales, o ¡°ineptos¡±, seg¨²n el adjetivo que prefer¨ªa Bohigas. En el pr¨®logo del libro, el arquitecto Luis Feduchi habla del s¨ªndrome de Estocolmo de su gremio: ¡°Dicho de manera clara, nuestra complicidad en la destrucci¨®n del territorio y nuestra renuncia a la denuncia¡±.
Frente a ese silencio, el triunfo del urbanismo y la arquitectura basura. Por poner un ejemplo medi¨¢tico y entretenido: las dos torres kitsch llamadas Intempo, de 198 metros de altura, inauguradas en 2021 y calificadas por Le Monde, en un art¨ªculo de Anne-Lise Carlo, como ¡°el arco infernal de Benidorm¡± porque en los ¨²ltimos pisos se engarzan como si fueran un diamante. Hay otros casos desoladores, como las m¨¢s de 450 villas marineras de principios del siglo XX derribadas en San Sebasti¨¢n para construir bloques de viviendas de lujo. O casos inquietantes, producto de irregularidades convenientemente tapadas, como el Centro Canalejas de Madrid, donde para construir banales apartamentos para los supermillonarios del mundo se destruyeron algunos de los m¨¢s valiosos interiores de la arquitectura bancaria de la ciudad, que se supone estaban protegidos.
Junto al desd¨¦n por el modelo franc¨¦s, otra de las causas principales del afeamiento de Espa?a hunde sus ra¨ªces en la Constituci¨®n de 1978, que no incluye la palabra paisaje. En ella se otorgaron las competencias en urbanismo a las comunidades aut¨®nomas, quedando el Estado progresivamente debilitado en una de sus m¨¢s altas responsabilidades: la cohesi¨®n y belleza del territorio como s¨ªmbolo de igualdad e identidad colectiva. Al contrario que en Francia, ning¨²n presidente de los gobiernos de la democracia espa?ola mostr¨® inter¨¦s por lo que el gran fil¨®sofo de la ciudad, Henri Lefebvre, denomin¨® ¡°la ciencia del fen¨®meno urbano¡±. Espa?a ha estado mucho m¨¢s en sinton¨ªa con Italia en ¡°la perpetua conflictividad Estado-regiones¡±, como la define Salvatore Settis, que conduce a un federalismo m¨®rbido disgregador en un proceso ¡°de devastaci¨®n ciega, suicida¡±.
?Qu¨¦ hacer? ?Una nueva transici¨®n, esta vez hacia una sociedad de redes de ciudades mucho m¨¢s interesante y transparente? Por lo pronto, situar a los pensadores de la ciudad en la primera l¨ªnea del poder y contratar buenos asesores. El rey Felipe quiz¨¢s no tuviera por qu¨¦ saber que el chalet que le construyeron, y en el que vive con su familia, carece de atractivo y lanza un mensaje antimoderno. Pero sus asesores, s¨ª. Lo mismo que los de Pedro S¨¢nchez, pues en el caso de La Palma se perder¨¢ la oportunidad de un plan arquitect¨®nico y paisaj¨ªstico mod¨¦lico y sostenible para el urgente realojamiento de las personas de la isla que perdieron su vivienda por la lava del volc¨¢n, algo que va lento y sin talento. Quiz¨¢s el alcalde de Madrid y la presidenta de la comunidad no alcancen a tener una opini¨®n clara sobre el vulgar planeamiento que se vislumbra en la ciudad de 300.000 habitantes que se construye en el ¨¢rea madrile?a de Valdecarros. Pero sus asesores s¨ª deber¨ªan. El arquitecto Xerardo Est¨¦vez, sin duda uno de los mejores alcaldes de la democracia por su labor en Santiago de Compostela, ciudad que cuenta con varias de las obras maestras de V¨ªctor L¨®pez Cotelo, invent¨® una f¨®rmula m¨¢gica contra los promotores que le ped¨ªan licencias para construir edificios malos. Les dec¨ªa: ¡°Esto es indigno de Santiago¡±.
Con cinco palabras basta. ¡°Esto es indigno de Espa?a¡±.
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