Cosas que los nietos deben saber
La quimera de la emancipaci¨®n: no est¨¢ en el centro de la agenda pol¨ªtica
La precariedad de las generaciones j¨®venes en nuestro pa¨ªs es excepcional, pues esa juventud se encuentra, ¡°con mucha diferencia¡±, en una situaci¨®n considerablemente peor que la media europea. Esta es la principal conclusi¨®n que emite el Observatorio de Emancipaci¨®n del Consejo de la Juventud correspondiente al primer semestre del a?o que ahora termina.
Al hilo de unas reflexiones sobre la reciente publicaci¨®n de sus memorias (Hacia la libertad; Turner), el que fuera ministro de Econom¨ªa de Adolfo Su¨¢rez, Jos¨¦ Luis Leal, dec¨ªa: no es razonable que nuestros estudiantes califiquen por debajo de la media [en el informe PISA]. Y no es un problema de recursos, sino de organizaci¨®n y de materias; deber¨ªamos preguntarnos si estamos haciendo una pol¨ªtica econ¨®mica general que tenga en cuenta a los j¨®venes. Primero se les forma mal o no todo lo bien que se deber¨ªa y luego se enfrentan a un sistema de relaciones laborales muy r¨ªgido en el que les cuesta mucho entrar. Como consecuencia, se emancipan muy tarde y, cuando lo hacen, le tienen que dedicar a la vivienda una parte desproporcionada de la renta.
Esta es una de las principales denuncias del Observatorio citado: la vivienda. Valgan algunas cifras actualizadas. Por ejemplo, el alquiler: si un joven quiere alquilar un piso individualmente, debe dedicar a ello un 85,10% de su salario neto. Imposible. Uno de cada tres j¨®venes que se quieren independizar est¨¢ obligado a alquilar una vivienda compartida: por una habitaci¨®n les cobran (siempre como media) un 26,8% de su salario medio. ?Y comprar una casa para vivir? Dado el salario anual medio de los j¨®venes (12.640 euros) y el precio medio de una vivienda (174.000 euros), precisar¨ªan cuatro veces su salario anual neto para el pago de lo que quieren adquirir.
Los problemas de la vivienda no son los ¨²nicos. Muchas veces ello es una quimera. Por ejemplo, casi la mitad de los j¨®venes solo tienen trabajo a tiempo parcial (de forma involuntaria, por no haber podido encontrar un empleo a tiempo completo). Ellos y otros muchos forman parte del colectivo de los trabajadores pobres. Ni siquiera el empleo garantiza esquivar en muchas ocasiones el riesgo a la vulnerabilidad y de exclusi¨®n social. Si los j¨®venes que trabajan a tiempo parcial son el 48,10% del total y los parados el 20,5% (ese porcentaje se ha reducido con la ¨²ltima reforma laboral), significa que casi el 70% del colectivo est¨¢ en dificultades. O, dicho de otro modo, apenas el 30% del total se pueden considerar trabajadores ¡°normalizados¡± (trabajos decentes y salarios dignos). Adem¨¢s, desde el inicio de la Gran Recesi¨®n, en 2008, han perdido un 22,65% del poder adquisitivo, y la inflaci¨®n de los ¨²ltimos meses dificulta a¨²n m¨¢s cualquier modalidad de emancipaci¨®n o supervivencia.
El Observatorio indica que la juventud es el segundo colectivo de edad con mayor riesgo de pobreza, despu¨¦s de la infancia. En 2021, uno de cada tres j¨®venes se encontraba en situaci¨®n de riesgo de pobreza o exclusi¨®n, y uno de cada cuatro de los que ten¨ªan trabajo, en parecida situaci¨®n. En el caso de la infancia hay que acudir a otras fuentes. Seg¨²n la Plataforma de Infancia, la pandemia de la covid marca un antes y un despu¨¦s en la vulnerabilidad de los menores: un 33% de los ni?os y adolescentes que viven en Espa?a lo hacen en riesgo de pobreza y exclusi¨®n social. En los casos severos se produce una transmisi¨®n intergeneracional de la pobreza: seguir¨¢n siendo pobres cuando crezcan porque van a disfrutar de menos oportunidades.
Este es un problema estructural de primera significaci¨®n, que en la mayor parte de las ocasiones no est¨¢ en el centro de la agenda pol¨ªtica. Se han quebrado las expectativas materiales y emocionales de una generaci¨®n que sufre la ansiedad de no poder emanciparse (la tasa media de emancipaci¨®n es una de las menores de Europa). Dec¨ªa el humorista del absurdo Jardiel Poncela que por severo que sea un padre juzgando a sus hijos, nunca ser¨¢ tan exigente como un hijo juzgando a sus antecesores.
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