La eficacia de las dictaduras
China ha desarrollado vacunas mediocres, ha dejado sin inmunizar a gran parte de su poblaci¨®n y ha tenido que rectificar
Suele darse por cierto que las dictaduras son m¨¢s eficaces que las democracias en la gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos. Tambi¨¦n se asume que las tiran¨ªas cometen barbaridades inconcebibles en un sistema de libertades.
Estas dos creencias me parecen muy discutibles.
Vayamos por la segunda. Nos vale el ejemplo de Vlad¨ªmir Putin: un tipo que con mentiras delirantes (¡°operaci¨®n militar especial para desnazificar Ucrania¡± y otras por el estilo) ha iniciado una guerra devastadora, para la que obtiene apoyo popular gracias a la desinformaci¨®n colectiva, mientras comete asesinatos colectivos (opositores asesinados, magnates contrarios a la invasi¨®n curiosamente propensos a los accidentes mortales) e invoca la sagrada misi¨®n de Rusia como faro de valores morales.
?Recuerdan la invasi¨®n de Irak? Tras sufrir un ataque en su propio territorio, el de septiembre de 2001, la gran democracia estadounidense invent¨® unas cuantas mentiras para devastar Irak despu¨¦s de haber arrasado Afganist¨¢n (con los excelentes resultados que hoy conocemos); el presidente de la ¨¦poca, George W. Bush, logr¨® una alta popularidad gracias a una prensa que, encabezada por The New York Times, se adhiri¨® a la desinformaci¨®n gubernamental y a la histeria patri¨®tica colectiva. Hubo detenciones ilegales y asesinatos selectivos por todo el planeta. Mientras masacraba, Estados Unidos se presentaba como el faro de las libertades y de la justicia.
Ninguna diferencia.
Pasemos a la eficacia. Durante d¨¦cadas se ha contemplado con admiraci¨®n el portentoso crecimiento econ¨®mico de China y la vertiginosa modernizaci¨®n de su sociedad. Con frecuencia se han atribuido los ¨¦xitos a la planificaci¨®n y a un control riguroso de los recursos humanos, industriales y cient¨ªficos. Se consideraba que el Partido Comunista, gracias a su poder absoluto, pod¨ªa permitirse lujos como el dise?o de proyectos econ¨®micos y diplom¨¢ticos de largu¨ªsima duraci¨®n.
El potencial del viejo imperio asi¨¢tico estaba claro desde hac¨ªa tiempo. Cuando China despierte, del diplom¨¢tico franc¨¦s Alain Peyrefitte, se public¨® en 1973, con Mao Zedong a¨²n vivo y con gran parte de la poblaci¨®n china muri¨¦ndose de hambre y miseria. Para entonces ya estaba muy extendida la convicci¨®n de que aquel pa¨ªs gigantesco iba a dar el gran salto un d¨ªa u otro. S¨®lo le faltaba el trampol¨ªn de la globalizaci¨®n. Absorbi¨® capital y tecnolog¨ªa del extranjero y se convirti¨® en la f¨¢brica del mundo.
?Eficiencia de una dictadura a la vez comunista, capitalista y tecnocr¨¢tica? Quiz¨¢ haya a¨²n quien lo crea. A m¨ª me parece que ahora, cuando la dictadura lo es m¨¢s que nunca (Xi Jinping ha acumulado casi tanto poder personal como Mao), est¨¢ dando la medida de su capacidad.
Tras m¨¢s de dos a?os de confinamientos y sever¨ªsimas medidas dirigidas a extinguir por completo el coronavirus, durante los cuales ha da?ado su propia econom¨ªa y todas las dem¨¢s, el panorama es el siguiente: China ha desarrollado vacunas mediocres, ha dejado sin inmunizar a gran parte de su poblaci¨®n y se ha visto obligada a rectificar, volviendo al punto de partida. Mientras el resto del mundo casi ha recuperado la normalidad, la pandemia arrasa en China. Y volver¨¢ a exportarse.
Conclusi¨®n: al margen de presuntos valores morales, la continua e insoportable discusi¨®n de las democracias da siempre mejor resultado que la clarividencia de los dictadores.
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