El entorno de Feij¨®o ve a D¨ªaz Ayuso como la Liz Truss espa?ola
Los seguidores del l¨ªder nacional del PP alientan la comparaci¨®n de la presidenta madrile?a con la primera ministra brit¨¢nica que dur¨® un mes
Los seguidores de Alberto N¨²?ez Feij¨®o no quieren que se olvide qu¨¦ sucedi¨® con Liz Truss, la pol¨ªtica brit¨¢nica que encandil¨® a su partido y consigui¨® que los militantes conservadores y liberales se cegaran con su mensaje claro y contundente. ¡°Ten¨ªa 46 a?os y mucha energ¨ªa. Se los llev¨® de calle (57% frente al 43% de su oponente) en un congreso con su programa basado en cuatro puntos: libertad, mucha libertad; pocos, muy pocos impuestos; gran e imparable crecimiento econ¨®mico, y mucho, extraordinario orgullo nacional¡±, recuerda un miembro del equipo del dirigente popular. Tanto los ilusion¨®, que le pidieron que fuera primera ministra como sucesora del dimitido Boris Johnson, por encima de todos los otros candidatos, incluido un estirado, millonario y algo triste ministro de Hacienda que advert¨ªa que aquello que promet¨ªa su colega no era posible, salvo dejar exang¨¹es a millones de compatriotas, algo que cre¨ªa que incluso los mercados no podr¨ªan tragar.
Liz Truss impuso su primer minipresupuesto, con impuestos muy bajos, y un mes y medio despu¨¦s tuvo que dimitir. Su contundente programa era un caos. Los militantes regresaron a la sala con las orejas gachas y volvieron a elegir, ahora, al pesado ministro de Hacienda. Lecci¨®n aprendida. La oposici¨®n laborista los mir¨® algo estupefacta, pero en el Reino Unido nadie acostumbra a negar la legitimidad de los primeros ministros, ni aunque vayan dimitiendo y sucedi¨¦ndose unos a otros, sin elecciones, mientras dure el mandato electoral del primero de todos ellos. El actual, Rishi Sunak, tercero de la lista, tiene a¨²n a?o y medio por delante antes de ver una urna.
Los seguidores de N¨²?ez Feij¨®o sacan a veces a relucir a Truss con toda intenci¨®n. No parece que les importe mucho que, de alguna manera, su retrato se asocie con el de Isabel D¨ªaz Ayuso, alguien que, como Truss, puede desempe?ar algunas responsabilidades ¡°si se la vigila¡± y es una excelente animadora, pero que no debe aspirar nunca al primer sill¨®n porque, simplemente, tiene unas ideas imposibles. Liz Truss quer¨ªa crear ¡°una Singapur en el T¨¢mesis¡±, seg¨²n declar¨® a la BBC (sin mencionar que la ciudad Estado asi¨¢tica, adem¨¢s de muy rica, tiene un r¨¦gimen autoritario), y Ayuso, ¡°una Singapur en el Manzanares¡±, bromean en privado algunos populares de la vieja escuela.
No se puede decir que Liz Truss no tuviera experiencia pol¨ªtica. Tuvo una carrera muy s¨®lida desde que, en 2012, se convirti¨® en diputada hasta llegar en 2021 a ministra de Asuntos Exteriores, habiendo pasado por otras tres carteras importantes. Pero siempre fue una conservadora poco convencional. Avanz¨® en las filas de su partido gracias a su resistencia, empuje y su apetito por la pol¨ªtica, aunque fuera algo brusca y capaz de ir dejando por el camino a cuantos amigos hiciera falta, seg¨²n descripciones de la ¨¦poca. Y en eso, y en que estaba dispuesta a correr riesgos y a decir cosas que otros no estaban dispuestos a decir, s¨ª es posible que Isabel D¨ªaz Ayuso guarde bastante parecido con la pol¨ªtica brit¨¢nica. ¡°A veces le funciona; otras veces la perjudica¡±, comentaba entonces un amigo de Truss. ¡°A veces tiene algo de refrescante. A veces, obviamente, es un peligro¡±, escribi¨® una comentarista inglesa. Desde luego, a Truss termin¨® perjudic¨¢ndola mucho cuando quiso escalar a lo m¨¢s alto con su ¨²nico programa: orgullo nacional e impuestos m¨ªnimos para quienes m¨¢s tienen, convencida de que esa era la f¨®rmula m¨¢gica que lanzar¨ªa la econom¨ªa brit¨¢nica, ya fuera de la Uni¨®n Europea, a la estratosfera.
D¨ªaz Ayuso comparte el nombre (Isabel/Elizabeth) e incluso acent¨²a algunos de los rasgos de la se?ora Truss. Reducir impuestos, orgullo nacional llevado al extremo, disciplina fiscal extrema y eliminar regulaciones que obstaculicen a las empresas es tambi¨¦n su ¨²nico programa. Ambas admiran mucho a Margaret Thatcher y ambas creen que es importante jugar un papel disruptivo dentro de la propia organizaci¨®n pol¨ªtica, crearse un personaje fuerte y moverse dentro de la provocaci¨®n y la controversia. Sunak ten¨ªa miedo a Truss, con raz¨®n, puesto que conect¨® mucho mejor con la militancia tory y le gan¨® la votaci¨®n en el partido, como se lo tiene N¨²?ez Feij¨®o a D¨ªaz Ayuso, aunque, en su caso, con la agradable tranquilidad que transmite el precedente.
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