Esa fuerza inexplicable y transformadora. La m¨²sica, seg¨²n Barenboim
Los instrumentos producen mucho m¨¢s que sonidos bellos, afirma el reconocido director de orquesta. Ofrecen herramientas formidables con las que podemos aprender sobre el ser humano
Creo firmemente que es imposible hablar sobre m¨²sica. Se han propuesto muchas definiciones de la m¨²sica que, en realidad, se limitan a describir una reacci¨®n subjetiva ante ella. A mi juicio, la ¨²nica definici¨®n precisa y objetiva de verdad es la de Ferruccio Busoni, el gran pianista y compositor italiano, quien dijo que la m¨²sica es aire sonoro. Se trata de una definici¨®n que lo dice todo y que, al mismo tiempo, no dice nada. Por otra parte, Schopenhauer ve¨ªa en la m¨²sica una idea del mundo. En la m¨²sica, como en la vida, en realidad s¨®lo es posible hablar sobre nuestras propias reacciones y percepciones. Si intento hablar sobre m¨²sica, es porque lo imposible me ha atra¨ªdo siempre m¨¢s que lo dif¨ªcil. Si esta empresa tiene alg¨²n sentido, intentar lo imposible es, por definici¨®n, una aventura, y me brinda una sensaci¨®n de actividad que encuentro atractiva en grado sumo. Adem¨¢s, tiene la ventaja de que el fracaso no s¨®lo se tolera, sino que es lo esperado. Por lo tanto, intentar¨¦ lo imposible y procurar¨¦ establecer algunas conexiones entre el contenido inexpresable de la m¨²sica y el contenido inexpresable de la vida.
?Acaso no es la m¨²sica, al fin y al cabo, una mera colecci¨®n de sonidos bellos? En un tratado muy adelantado a su tiempo en m¨²ltiples sentidos, Pensamientos sobre la educaci¨®n, publicado en 1692, John Locke escribi¨®: ¡°Se cree que la m¨²sica tiene ciertas afinidades con la danza, y mucha gente concede un gran valor a tocar bien algunos instrumentos. Sin embargo, alcanzar al menos un dominio moderado de su ejecuci¨®n exige a los j¨®venes derrochar tanto tiempo, y a menudo los obliga a frecuentar tan extra?as compa?¨ªas, que muchos piensan que lo mejor ser¨ªa librarlos de esa tarea. Y tan pocas veces he o¨ªdo que entre los hombres de talento y de negocios a alguno se lo alabara o se lo estimase por su excelencia musical, que entre todas las cosas que cabe citar en una lista de logros me parece que ¨¦sta deber¨ªa ocupar el ¨²ltimo lugar.¡±
En la actualidad, la m¨²sica todav¨ªa suele ocupar el ¨²ltimo lugar en nuestros pensamientos sobre la educaci¨®n. ?Es de verdad la m¨²sica algo m¨¢s que una cosa muy agradable o emocionante de o¨ªr y que, por su poder y elocuencia, nos ofrece herramientas formidables con las que podemos olvidar nuestra existencia y los quehaceres de la vida cotidiana? Por supuesto, a millones de personas les gusta llegar a casa tras un largo d¨ªa de trabajo, poner algo de m¨²sica y olvidarse de los problemas que han tenido que afrontar a lo largo de la jornada. Sin embargo, sostengo que la m¨²sica nos brinda una herramienta mucho m¨¢s valiosa, con la que podemos aprender cosas sobre nosotros mismos, sobre nuestra sociedad, sobre la pol¨ªtica: en resumen, sobre el ser humano.
Casi dos mil a?os antes que John Locke, Arist¨®teles ten¨ªa una concepci¨®n mucho m¨¢s elevada de la m¨²sica, a la que consideraba una contribuci¨®n valiosa para la educaci¨®n de los j¨®venes: ¡°Pues nos dedicamos a la m¨²sica no s¨®lo para aliviar la carga del pasado, sino tambi¨¦n a modo de entretenimiento. ?Y qui¨¦n puede decir si, al tener este uso, no ha de tener tambi¨¦n otro m¨¢s noble? [¡] El ritmo y la melod¨ªa proporcionan imitaciones de la c¨®lera y la bondad, y tambi¨¦n del valor y la prudencia, y de todas las cualidades contrarias a ellas, y de otras cualidades de car¨¢cter que no difieren tanto de los afectos aut¨¦nticos, como sabemos por nuestra propia experiencia, pues al escuchar tales sonidos nuestra alma experimenta un cambio [¡] Ya se ha dicho suficiente para mostrar que la m¨²sica tiene el poder de formar el car¨¢cter y que, por lo tanto, ha de introducirse en la educaci¨®n de la juventud¡±.
Examinemos en primer lugar el fen¨®meno f¨ªsico que nos permite experimentar una obra musical, a saber, el sonido. Aqu¨ª encontramos una de las mayores dificultades a la hora de definir la m¨²sica: la m¨²sica se expresa a trav¨¦s del sonido, pero el sonido no es en s¨ª mismo m¨²sica, sino tan s¨®lo el medio por el que se transmite el mensaje o el contenido de la m¨²sica. Cuando describimos el sonido, a menudo lo hacemos en t¨¦rminos de color: hablamos de un color brillante u oscuro. Se trata de una apreciaci¨®n muy subjetiva; lo que para uno es oscuro resulta brillante para otro, y viceversa. Sin embargo, el sonido tiene otros elementos que no son subjetivos. Constituye una realidad f¨ªsica que puede y debe observarse de modo objetivo. Al hacerlo, advertimos que desaparece al detenerse; es ef¨ªmero. No es un objeto, como una silla, que podamos dejar en una habitaci¨®n vac¨ªa y con el que nos encontramos al volver a ella, tal como la dejamos. El sonido no permanece en el mundo: se desvanece en el silencio.
El sonido no es independiente: no existe por s¨ª mismo, sino que tiene una relaci¨®n permanente, continua e inevitable con el silencio. En este sentido, la primera nota no es el comienzo, sino que surge del silencio que la precede. Si el sonido guarda una relaci¨®n con el silencio, ?de qu¨¦ clase es dicha relaci¨®n? ?Domina el sonido al silencio, o viceversa? Tras una cuidadosa observaci¨®n, advertimos que la relaci¨®n entre sonido y silencio es el equivalente a la relaci¨®n entre un objeto f¨ªsico y la fuerza de la gravedad. Un objeto que se eleva desde el suelo precisa cierta cantidad de energ¨ªa para mantenerse a la altura a la que ha ascendido. Si no le proporcionamos energ¨ªa suplementaria, el objeto caer¨¢ al suelo, en virtud de las leyes de la gravedad. De modo muy parecido, si no prolongamos el sonido, cae en el silencio. El m¨²sico que produce un sonido lo trae literalmente al mundo f¨ªsico. Asimismo, si no proporciona energ¨ªa suplementaria, el sonido muere. ?sa es la esperanza de vida de una sola nota: es finita. La terminolog¨ªa no puede ser m¨¢s elocuente: la nota muere. Y tal vez aqu¨ª tengamos la primera indicaci¨®n clara del contenido de la m¨²sica: la desaparici¨®n del sonido por su transformaci¨®n en silencio es la manifestaci¨®n de su ser limitado en el tiempo.
Algunos instrumentos, en particular los de percusi¨®n, incluido el piano, producen sonidos de los que decimos que tienen una duraci¨®n predeterminada; en otras palabras, despu¨¦s de producirse el sonido, ¨¦ste empieza a decaer de inmediato. En el caso de otros, como los de cuerda, hay formas de sostener el sonido durante m¨¢s tiempo: por ejemplo, cambiando la direcci¨®n del arco de manera que dicho cambio sea lo bastante suave para resultar inaudible. En todo caso, sostener el sonido es un desaf¨ªo contra la fuerza de atracci¨®n del silencio, que intenta limitar su duraci¨®n.
Examinemos las diferentes posibilidades que presenta el comienzo de un sonido. Si hay un silencio absoluto antes de dicho comienzo, empezamos una pieza de m¨²sica que interrumpe el silencio o se desarrolla a partir de ¨¦l. El sonido que interrumpe el silencio representa una alteraci¨®n de una situaci¨®n existente, mientras que el sonido que surge del silencio es una alteraci¨®n gradual de la situaci¨®n existente. En lenguaje filos¨®fico, podemos decir que ¨¦sta es la diferencia entre ser y devenir.
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