Barbara Stiegler, fil¨®sofa: ¡°Los yates son el s¨ªmbolo de la depredaci¨®n neoliberal, de su obscenidad¡±
La pensadora y activista francesa hace suyas las protestas sociales que est¨¢n sacudiendo su pa¨ªs. Conf¨ªa en un sistema de gobierno ¡°del pueblo para el pueblo¡±
La fil¨®sofa francesa Barbara Stiegler (52 a?os) es una revolucionaria. Cree que estamos impregnados del neoliberalismo, que somos incapaces de ver el mundo sin esas gafas, y tiene cierta esperanza en los movimientos sociales que han agitado recientemente su pa¨ªs. Profesora de Filosof¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad de Bordeaux Montaigne, ha estructurado su pensamiento en torno a esta corriente y a Nietzsche, adem¨¢s de ser una activa participante en el debate p¨²blico franc¨¦s. Como activista que es, se uni¨® a los chalecos amarillos y escribi¨® Du cap aux gr¨¨ves (del rumbo y las huelgas, no publicado en espa?ol). Su ¨²ltima obra es Hay que adaptarse. Tras un nuevo imperativo pol¨ªtico (editorial La Cebra, su primer libro traducido al espa?ol), en el que se remonta a los a?os treinta del siglo pasado y ahonda en el debate sobre qu¨¦ es el liberalismo que mantuvieron el fil¨®sofo y periodista Walter Lippmann y el tambi¨¦n fil¨®sofo y psic¨®logo John Dewey.
Atiende desde el Instituto Franc¨¦s en Madrid, donde participa en el debate La Noche de las Ideas. Es una enamorada de Grecia, pa¨ªs que visita a menudo. Habla r¨¢pido, con soltura latina. En su cuenta de Twitter ha fijado el cartel de un manifestante: ¡°Leurs yachts ¨¦choueront sur nos gr¨¨ves¡± (sus yates encallar¨¢n en nuestras huelgas).
PREGUNTA.??Puede explicar el cartel?
RESPUESTA. Me gust¨®. Los yates son el s¨ªmbolo de la depredaci¨®n neoliberal del mundo, de su obscenidad.
P.?Dice que todos estamos imbuidos de neoliberalismo. Que los partidos de izquierda est¨¢n tambi¨¦n ah¨ª mientras creen que lo combaten.
R.?As¨ª es. A la izquierda le ha costado percatarse de las distintas formas que adopta el neoliberalismo. Para el partido socialista franc¨¦s, brit¨¢nico, alem¨¢n¡, poner en marcha pol¨ªticas p¨²blicas era luchar contra el neoliberalismo. No comprendieron que muchas pol¨ªticas p¨²blicas estatales eran perfectamente neoliberales. Estamos todos impregnados por su hegemon¨ªa.
Creer que la educaci¨®n es la selecci¨®n de los mejores, ?esa es una mirada muy neoliberal!¡±
P.??Podr¨ªa poner un ejemplo?
R.?Hablemos de la igualdad de oportunidades. Los responsables de educaci¨®n de izquierdas dir¨¢n que es muy importante. Y, si los escuchas, entender¨¢s que se refieren a la igualdad para poder competir. La idea es que, en la l¨ªnea de salida, todos los ni?os hayan tenido igualdad de oportunidades. Los m¨¢s pobres recibir¨¢n m¨¢s medios, los m¨¢s ricos, menos, y eso asegurar¨¢ que ganen los mejores. ?Esa es una mirada neoliberal! Supone creer que la educaci¨®n es la selecci¨®n de los mejores. Pero para m¨ª es emancipaci¨®n, formaci¨®n colectiva y de uno mismo. ?Es un buen modelo? No lo creo. Y desde luego no es de izquierdas.
P.??Cu¨¢ndo se empieza a debatir qu¨¦ es el neoliberalismo?
R. Hubo un debate te¨®rico en los a?os treinta en Estados Unidos, tras la crisis de 1929. Los liberales afirmaron que hab¨ªa que refundar el liberalismo sobre un Estado fuerte. Es entonces cuando se adapta el sistema educativo a la globalizaci¨®n. Al principio se trataba solo de una corriente te¨®rica que no gobernaba. Pero poco a poco fueron prosperando, y para los a?os setenta y ochenta alcanzaron el poder en todos lados. A partir de la d¨¦cada de 2000 ¡ªcon la crisis clim¨¢tica, la Gran Recesi¨®n¡ª los ciudadanos empezaron a movilizarse. Por una genial casualidad coincidi¨® con la publicaci¨®n del curso del fil¨®sofo Michel Foucault Nacimiento de la biopol¨ªtica, en 2004, en el que identific¨® el objeto neoliberal. Y cuando identificas algo es cuando puedes distanciarte de ello. Si no est¨¢s como un pez en el agua, no ves el agua. Ha tenido mucho impacto en las universidades de todo el mundo.
P.??En qu¨¦ consisti¨® ese debate entre Lippmann y Dewey del que habla en su libro que llev¨® a ese error que afirma que a¨²n perdura?
R. John Dewey, que ten¨ªa mucha influencia, quer¨ªa que Estados Unidos pusiera en marcha una democracia. Cre¨ªa que el sistema que ten¨ªan no era realmente democr¨¢tico, todo era muy jer¨¢rquico. Cre¨ªa que hab¨ªa que extender la idea de la democracia a todos lados: escuelas, centros de trabajo¡ Era el fil¨®sofo estadounidense m¨¢s reconocido de la primera mitad del siglo XX. Cuando conoce a Lippmann, que era un cronista tambi¨¦n muy influyente, chocan. Lippmann critica el exceso de democracia y afirma que esta supone fabricar las ideas del pueblo a escala industrial. Ser¨¢ Lippmann quien gane este enfrentamiento, ya que Dewey falleci¨® durante la II Guerra Mundial y acabar¨¢ siendo barrido por otros pensadores. Y esta mirada neoliberal y antidemocr¨¢tica es la que prevalece. Hoy, en todas las universidades, se est¨¢ redescubriendo el pragmatismo de John Dewey y su exigencia de democracia.
Francia se ha ido volviendo crecientemente autoritaria y yo y muchos hemos ido teniendo m¨¢s ganas de democracia¡±
P.??Ve esperanza en ello?
R.?Vengo de un entorno comunista al que no me acab¨¦ de adherir. Ve¨ªa a Br¨¦znev y al resto, me parec¨ªan personas horribles. Durante a?os me aburr¨ª pol¨ªticamente. Los a?os noventa me resultaron grises. Y a partir de 2000, con la crisis ecol¨®gica asomando y la reclamaci¨®n de democracia, empec¨¦ a ver que algo pasaba. En 2005, cuando Francia rechaz¨® el proyecto de Constituci¨®n Europea, sent¨ª que vivimos un momento de debates muy ilusionante. Mi pa¨ªs se ha ido volviendo crecientemente autoritario y yo y muchos hemos ido teniendo m¨¢s ganas de democracia. Tengo una relaci¨®n compleja con mi pa¨ªs: es muy autoritario y por suerte tambi¨¦n muy revolucionario.
P.?Afirma que estamos en un momento fuera de lo com¨²n.
R.?Es un momento extraordinario. Estamos viviendo cosas que nunca hab¨ªa visto como ciudadana, se dan transgresiones del Estado de derecho que nunca hab¨ªa visto. A mis 51 a?os nunca hab¨ªa visto a un presidente de la Rep¨²blica hacer cosas tan graves como prohibir acudir a manifestarse con un instrumento sonoro. Expertos en derecho e intelectuales est¨¢n muy inquietos ante esta deriva. Y solo esto ya es extraordinario, as¨ª como el levantamiento que ha causado. La gente pide m¨¢s democracia. ?Saben qu¨¦ es una democracia? Eso no est¨¢ tan claro.
P.??Y qu¨¦ es una democracia?
R.?Es el gobierno del pueblo por el pueblo que pusieron en marcha los atenienses. En nuestros pa¨ªses el pueblo no gobierna, el pueblo vota a los gobernantes que se supone son m¨¢s capaces. Y el pueblo, al votar, delega, le da el poder a los elegidos. El pueblo no decide. As¨ª que la democracia como tal no la conocemos. Y lo que la gente pide ahora es democracia. Unos quieren m¨¢s Estado de derecho, otros un Gobierno m¨¢s representativo, y otros realmente quieren una democracia.
Pongamos en marcha una democracia al estilo de la de Atenas. No lo hemos intentado a¨²n. Funcionar¨ªa¡±
P.?Usted est¨¢ en el ¨²ltimo grupo.
R.?Pongamos en marcha una democracia al estilo de la de Atenas. No lo hemos intentado a¨²n. Funcionar¨ªa.
P.??Manifestar¨ªamos nuestra opini¨®n acerca de todo todo el rato?
R.?No, los atenienses encontraron formas de hacerlo. La gente era llamada por sorteo a debatir en una colina que llamaban Pnyx que los turistas no saben ni que existe. Entre 6.000 y 10.000 atenienses representaban a todo Atenas. Hab¨ªa trabajadores, personas sencillas, no todos eran privilegiados. Era el pueblo, aunque sin mujeres ni esclavos, y decid¨ªan sobre absolutamente todo. Si votaban que hab¨ªa que entrar en guerra, todos iban a luchar. Aqu¨ª, decide un hombre, a lo sumo con un pu?ado de representantes, pero ellos se quedan en Par¨ªs. El gobierno del pueblo para el pueblo es algo muy serio. Podr¨ªamos gobernarnos as¨ª perfectamente.
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