Geert Lovink, te¨®rico de medios. ¡°Usamos internet para coordinar nuestra vida cotidiana. Y eso es triste, ?no?¡±
El acad¨¦mico holand¨¦s no usa las grandes plataformas para no ser utilizado por ellas. Publica un libro en el que dice que no dejamos las redes porque no queremos
Geert Lovink (?msterdam, 63 a?os) no usa las grandes plataformas que conforman una suerte de ecosistema medi¨¢tico mundial, y mantiene el equilibrio entre su estudio y el rechazo a ser utilizado. No se considera un moralista, y sostiene que la libertad se vive, no surge de la tradici¨®n constitucionalista. Que la cultura democr¨¢tica tiene que ser eso, vivida, y nutrirse del intercambio cultural y el di¨¢logo a gran escala. Licenciado en Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa, dirige en ?msterdam el Institute of Network Cultures (Instituto de Culturas en la Red), un centro de referencia insertado en la Universidad de Ciencias Aplicadas de la ciudad. Desde all¨ª estudia y documenta el poder, y las t¨¢cticas y crisis de las nuevas tecnolog¨ªas. Acaba de participar en una charla en el centro cultural CCCB y de publicar su nuevo libro, Atascados en la plataforma. Reclamando Internet (Bellaterra Edicions), en espa?ol. Un t¨ªtulo que supera la met¨¢fora pues sostiene que esta tecnolog¨ªa crea dependencia y la gente est¨¢ dispuesta a cederle su tiempo. La cita es en su despacho, ordenad¨ªsimo y lleno de libros y documentos hasta el techo.
PREGUNTA.?La gente cree que navega con libertad por internet. ?Estamos, como dice, atascados?
RESPUESTA.?En los primeros d¨ªas de internet se pod¨ªa explorar, navegar y mirar. La situaci¨®n cambi¨® hacia 2010. Las compa?¨ªas se volvieron muy poderosas y hallaron formas de evitar que el usuario se moviese. La gente pasa hasta un 85% del tiempo metida en dos o tres aplicaciones, que son las que definen, por ende, internet. Facebook e Instagram, donde est¨¢n los amigos, familiares, o bien se han forjado lazos personales, emocionales y psicol¨®gicos. Y ya no salen. Ahora tenemos TikTok, desde China, que se centra en los m¨¢s j¨®venes, que no tienen obligaciones todav¨ªa. Los han atra¨ªdo y tampoco ellos pueden dejarlo.
P.??Puedes ser t¨² mismo? ?O eso es ya un espejismo?
R.?En cierto modo, s¨ª que puedes. Pero dentro de la plataforma, que define tu identidad y lo que puedes o no hacer. Tu red social est¨¢ cada vez m¨¢s confinada a la forma en que es definida por la plataforma, y el algoritmo decidir¨¢ lo que puedas ver. Muchos ni siquiera tienen acceso a lo que les gusta a sus familiares y amigos. As¨ª que la idea de que este grupo conforma una red social ya no es real. Y esto le ocurre a diario a unos 5.000 millones de personas. Todos sometidos a esta l¨®gica. Incluso en Rusia, China e Ir¨¢n. La l¨®gica del algoritmo es la misma. Aunque tenemos la posibilidad de un internet global, la realidad es distinta.
P.??Era esa la intenci¨®n en origen o se ha desarrollado as¨ª?
R.?Desarrollo tal vez no sea la palabra exacta. Mejor llamarlo estancamiento o regresi¨®n. Me parece un paso atr¨¢s a la manera de Lenin: dos pasos adelante y uno hacia atr¨¢s. Creo que internet no ha cambiado el mundo. El mundo ha cambiado internet, en los ¨²ltimos 10 a?os se ha tenido que adaptar a sus realidades. Las ideas iniciales de libertad de uso, ausencia de censura, la posibilidad de intercambios an¨®nimos, o de cambiar incluso de identidad, han desaparecido en muchos pa¨ªses. Lo que hacemos ahora es usar internet para coordinar nuestra vida cotidiana. Y eso es triste, ?no? Aprovechamos tal vez un 2% de algo que tiene tantas posibilidades. La promesa fue otra y el buscador sugiere que tienes acceso a un mundo de conocimiento.
P.??Distingue usted entre el usuario medio y un experto al usar internet? ?Lo aprovechan m¨¢s en algunas profesiones o capas sociales?
R.?Le pasa igual a todo el mundo. No hay diferencia entre el ciudadano ordinario y un cient¨ªfico que lo utilice para ampliar sus conocimientos. Resulta extra?o, s¨ª, pero no hay disparidad entre los que saben mucho y los que saben poco. Y lo que vemos es la proliferaci¨®n de fake news y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Esto ¨²ltimo sucedi¨® durante la pandemia: estaban muy esparcidas, tambi¨¦n entre los expertos, y as¨ª pueden llegar a grupos muy amplios de la sociedad.
P.??Y la divisi¨®n de clases se puede vivir sin las redes sociales?
R.?Sabemos por las investigaciones que los m¨¢s ricos pueden pasar sin estas plataformas porque han delegado sus tareas en otras personas. Fuera de las redes viven los m¨¢s afortunados econ¨®micamente, con capacidad, adem¨¢s, de comprar libros o peri¨®dicos accediendo a fuentes diversas de informaci¨®n. Por debajo hay mucha confusi¨®n. Sobre todo en la clase media europea, que se debate entre si prohibir o no el smartphone en las escuelas. Sin embargo, la clase baja es la gran usuaria. Es una herramienta relativamente barata que ayuda a coordinar su vida, con largas jornadas laborales, desplazamientos para ir al trabajo y dejar a los ni?os con alguien. Tienen que coordinar una informaci¨®n vital. Internet es esencial para 2.000 o 3.000 millones de personas en el mundo.
P.?Habla usted de dependencia del usuario y, a la vez, de que Facebook, Meta¡ tiene problemas.
R.?Creo que su apuesta fue que ser¨ªa imposible no usarlas. Han asumido que tienen un p¨²blico y han desarrollado la forma de hacerse una publicidad que atrae mucho dinero. Pensaron que la gente no podr¨ªa dejarles porque, es cierto, crea dependencia. Sin embargo, no es as¨ª y ha bajado el tiempo que se pasa en internet. Se usa cinco minutos para mirar o para hacer algo, pero las plataformas solo ganan dinero si est¨¢s dentro 30 minutos, o bien una hora. O como pasa en TikTok, de tres a cuatro horas diarias, que es normal entre los m¨¢s j¨®venes. TikTok ha exprimido esa especie de flujo infinito porque se sigue adelante olvidando al resto. Es una mezcla de narcisismo y adicci¨®n, y las empresas del ramo compiten entre ellas por captar nuestro tiempo y atenci¨®n. Y lo hacen bien. Mucha gente est¨¢ dispuesta a ceder su tiempo cuando espera el metro o el bus. Internet solo se ve ahora como una soluci¨®n, pero vamos hacia una crisis por la vulnerabilidad de las infraestructuras que dependen de ella.
P.??Podemos crear algo distinto?
R. Se puede. La cuesti¨®n es que funcione t¨¦cnicamente, desde buscadores a juegos. Ning¨²n ensayo ha funcionado. Queremos saber el resultado del partido de f¨²tbol de anoche y organizamos nuestra agenda diaria tel¨¦fono en mano. Y la idea de que hay otras personas, la red, se aleja poco a poco. Cuando lo cierto es que la posibilidad de un cambio social llega si re¨²nes a la gente. Por eso creo que penalizar a las grandes plataformas no es la soluci¨®n. Habr¨ªa que dividirlas y crear alternativas p¨²blicas. En Europa podr¨ªa lograrse, para ser menos dependientes de las grandes tecnol¨®gicas de EE UU. Llevamos 30 a?os mirando hacia Silicon Valley y ser¨ªa mejor ver a internet como una red de redes. Ahora est¨¢ centralizada y en manos de unos pocos.
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