Un gran naufragio no puede competir con un minisubmarino
Es muy significativo d¨®nde est¨¢ la atenci¨®n, c¨®mo la realidad nos interesa en funci¨®n de sus cualidades dram¨¢ticas, entendidas en t¨¦rminos de entretenimiento o ficci¨®n
Me ha salido un art¨ªculo bastante demag¨®gico, se lo advierto. Dir¨¦ r¨¢pido la esencia de la cuesti¨®n. Tenemos por un lado cinco millonarios en un minisubmarino, a 250.000 d¨®lares el billete (no har¨¦ s¨ªmiles de precios de pisos y cosas tan fuera de lugar), para ver un buque famoso hundido hace un siglo, pero algo va mal y desaparecen, tras d¨ªas de intensa b¨²squeda y expectaci¨®n mundial en los informativos. Por otro lado, un barco con 700 personas se hunde en el Mediterr¨¢neo sin que nadie haga nada, aunque las autoridades griegas sab¨ªan d¨®nde estaba, tienen fotos suyas desde helic¨®pteros, y se ve¨ªa que aquello iba a acabar mal. Luego, a los que sobreviven, los encierran en una especie de campo de concentraci¨®n. Bien, nadie discute la pena y la piedad que despiertan en todos estos pobres seres humanos, los del submarino y los del barco. La cuesti¨®n es por qu¨¦ los del barco nos importan un pimiento.
Si nos ponemos a competir en drama, los detalles del naufragio en el Mediterr¨¢neo son mucho m¨¢s desoladores. Sin hablar de las mujeres y ni?os hacinados en la bodega, una muerte segura, con la vida de cada uno de ellos se podr¨ªa hacer una serie de varias temporadas. Pero es como si nuestra atenci¨®n y nuestras prioridades se hubieran vuelto locas en los ¨²ltimos a?os. Lo del submarino a m¨ª me ha interesado relativamente, debo decir, y no se interprete que no estaba preocupado por su suerte, como todo el mundo. Pero me ha sorprendido, o quiz¨¢ ni pizca, el despliegue informativo, los minutos interminables en el telediario con holograf¨ªas y conexiones en directo.
Es muy significativo d¨®nde est¨¢ la atenci¨®n, c¨®mo la realidad nos interesa en funci¨®n de sus cualidades dram¨¢ticas, entendidas en t¨¦rminos de entretenimiento o ficci¨®n, incluso g¨¦nero (cinematogr¨¢fico, quiero decir). Hay un g¨¦nero terrible y consolidado de pel¨ªculas de submarinos, de m¨¢xima tensi¨®n, se les acaba el aire, quieres saber si se salvan o no. Adem¨¢s, aqu¨ª eran ricos y cada vez nos fascinan m¨¢s, hasta se presentan a las elecciones y las ganan. En cambio, la otra historia ya nos la sabemos, no hay suspense: son pobres y palman como ratas todos los d¨ªas. No se adscribe a ning¨²n g¨¦nero, m¨¢s que al de la vida misma. Ser¨ªa cine m¨¢s de autor o europeo, frente al americano, m¨¢s comercial. De hecho, lo del submarino ha funcionado (se dice as¨ª) much¨ªsimo mejor.
Notar¨¢n que he evitado t¨¦rminos tan de moda como el relato o la narrativa. Ya les tengo man¨ªa. No todo tiene que ser traducible a meme o videojuego, o tener un formato esc¨¦nico. Los periodistas lo hacemos y lo sufrimos, claro est¨¢, buscando que nos lean (a veces lo haremos mal, pero tambi¨¦n creo que la gente cada vez es m¨¢s bruta), y miren la campa?a electoral: el portavoz del PP con vaqueros arremangados en una playa de mentira con el lema Verano azul, y el presidente del Gobierno entrevistando a sus ministros en un plat¨®. Los temas que dominan el debate se reducen a uno o dos, y no necesariamente los m¨¢s importantes, o deber¨ªa decir ¡°y necesariamente los menos importantes¡±, porque parece el objetivo. Ya que hablamos de inmigraci¨®n: nos har¨¢n falta 10 millones de inmigrantes de aqu¨ª a 2050, en un escenario de pleno empleo, o nadie pagar¨¢ nuestras pensiones. Tenemos que decidir c¨®mo lo hacemos. Pero de inmigraci¨®n solo habla la ultraderecha, domina el pu?etero relato con una pel¨ªcula de terror y con sus trolas. Y es una baza segura, cada vez mejor, de aqu¨ª a 2050. ?A alg¨²n cerebro de la izquierda se le ocurre una buena contraprogramaci¨®n con mucha ¨¦pica o nos tenemos que tragar lo que echen?
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