Vincent August, soci¨®logo: ¡°Los conflictos son muy productivos para nuestras democracias¡±
El investigador alem¨¢n estudia las pugnas sociales frente al cambio y c¨®mo otorgamos representatividad a quienes dicen dar voz a las partes implicadas
Vincent August (Berl¨ªn, 1988) estudia c¨®mo se modifican las din¨¢micas en una sociedad cuando surge el conflicto. Dirige el grupo reci¨¦n creado en la Universidad Humboldt que investiga los dilemas clim¨¢ticos y la forma en que se erigen los grupos que afirman representar a los diversos agentes implicados en la emergencia clim¨¢tica, y las interacciones que se dan entre estos. En 2021 public¨® Gobernanza tecnol¨®gica. El auge del pensamiento en red en la crisis de la modernidad. Foucault, Luhmann y la cibern¨¦tica, sobre c¨®mo estos dos intelectuales elevaron los conceptos de flexibilidad y conectividad. Antes, en 2019, El imperativo de la transparencia (ninguno de los dos libros traducidos al espa?ol), en el que alerta sobre c¨®mo el exceso de informaci¨®n gubernamental acaba generando opacidad.
August atiende a Ideas en su facultad, un edificio adyacente a la impresionante sede central de la universidad m¨¢s antigua de Berl¨ªn. Su oficina tiene un aire muy germano: es amplia y sobria. ?l luce contenci¨®n.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ tipo de reacciones causa en la sociedad la emergencia clim¨¢tica?
RESPUESTA. Internacionalmente tenemos un problema con la implementaci¨®n de los acuerdos clim¨¢ticos. Los Estados se comprometen a hacer ciertas cosas que luego incumplen sistem¨¢ticamente.
P. ?Y c¨®mo reaccionamos ante esta, digamos, traici¨®n?
R. Los que m¨¢s ruido hacen son los activistas clim¨¢ticos de diversa ¨ªndole, pero tambi¨¦n los partidos pol¨ªticos y los sindicatos ense?an su patita¡ Grupos como Fridays for Future organizan protestas masivas, pero tienden a desinflarse en pocas semanas. Comprometerse con algo que se alarga en el tiempo requiere de mucho compromiso, requiere un sacrificio de recursos limitados como son el tiempo y el dinero. La gente acaba teniendo que volver a sus rutinas.
P. ?Cu¨¢nto tiempo suelen durar estas protestas?
R. Lo habitual en la din¨¢mica de la solidaridad. El soci¨®logo Randall Collins analiz¨® la ola interna durante el 11-S y observ¨® que, tras alcanzar su pico, empez¨® a declinar a los dos o tres meses. El periodo se alarg¨® un m¨¢ximo de seis meses. Pasado ese plazo, la gente dej¨® de compartir banderas y dem¨¢s rituales.
P. ?Qu¨¦ otras estrategias adoptan los, llam¨¦mosles, descontentos?
R. Hay organizaciones que prefieren dirigirse a grupos peque?os y homog¨¦neos con un elevado nivel de compromiso logrando que la protesta se mantenga en el tiempo. Y otros grupos est¨¢n intentando lograr alianzas, entre otros, con los sindicatos, que actualmente est¨¢n intentando dibujar su papel en la emergencia clim¨¢tica. Son conscientes de que vienen de la modernidad cl¨¢sica, de la extracci¨®n del carb¨®n o del petr¨®leo, ambos combustibles f¨®siles, pero al mismo tiempo se sienten progresistas. Parte de ellos se est¨¢n sumando a estas alianzas, otros son reticentes, incluso obstructivos.
P. ?Qui¨¦n obtiene la representaci¨®n pol¨ªtica o legal de un grupo determinado, como por ejemplo el de las generaciones futuras?
R. Fridays for Future ha tenido bastante ¨¦xito en su reclamo de representar a las generaciones venideras. Se les reconoce como tal incluso por parte de las instituciones internacionales. Pero son a la vez los competidores de otros grupos que tambi¨¦n apoyan que reduzcamos nuestras emisiones. En cada pa¨ªs van surgiendo voces que afirman representar a tal o tal grupo. En Alemania, Ralph Brinkhaus, un pol¨ªtico conservador, afirm¨® que alguien ten¨ªa que dar voz a los alemanes que comen carne. Se arrog¨® el poder de representar a un grupo que no exist¨ªa sin ser una entidad reconocida. Pero muchos de estos agentes acaban creando grupos sociales. Y as¨ª los conflictos van generando nuevos protagonistas. Algunos intentan polarizar la sociedad y muchas veces detr¨¢s de esto est¨¢n las ¨¦lites intentando remar en su favor.
P. Dice que hay una crisis ecol¨®gica en la propia democracia, dentro de ella. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Las instituciones democr¨¢ticas est¨¢n siendo retadas por grupos de la sociedad dedicados al clima o a la ecolog¨ªa. Todo empieza con una pregunta: ?c¨®mo va el Gobierno a responder a tal o tal asunto clim¨¢tico? Uno de los temas que los pol¨ªticos antes deber¨ªan abordar es su capacidad para resolver problemas. Generalmente no se les da muy bien.
P. Por tanto, ante la emergencia, ?perdemos fe en la democracia?
R. Es habitual que la gente tenga una mirada negativa hacia los conflictos. Pero la mayor¨ªa de las veces las pugnas resultan altamente productivas para nuestra sociedad, incluso cuando son intensas. Es cierto que a veces llegan a resultar destructivas, pero la democracia se beneficia de los conflictos.
P. En El imperativo de la transparencia afirma que cuando los Estados facilitan mucha informaci¨®n acaban causando falta de transparencia. ?Puede explicarlo?
R. La transparencia crea m¨¢s y m¨¢s informaci¨®n, m¨¢s y m¨¢s documentos. ?Qui¨¦n es capaz de clasificar toda esa informaci¨®n? En el intento de resultar transparentes, los Gobiernos generan tantos datos que se vuelven opacos. Lo que sucede es que acaban interviniendo intermediarios que s¨ª tienen la capacidad de procesar todos esos documentos. A veces son ONG, otras veces grandes empresas que intentan influir en el Gobierno. As¨ª que muchas veces lo que obtenemos no es participaci¨®n ciudadana sino participaci¨®n de expertos y lobbies.
P. En su ¨²ltimo libro, de 2021, habla sobre c¨®mo Foucault y Luhmann destacaron la importancia de la conectividad y la flexibilidad en nuestra sociedad y sobre c¨®mo seguimos atrapados en esa idea.
R. Desarrollaron una serie de ideas que cambiaron la forma en que interpretamos el mundo y la forma en que somos gobernados. La cuesti¨®n es que desde que aterriz¨® aquella nueva mirada ¡ªla idea de que la computarizaci¨®n nos llev¨® hacia la flexibilidad y la conectividad¡ª sigue con nosotros. Las empresas, la sociedad, siguen embebidas de esa interpretaci¨®n. No se trata de algo maligno, sino de c¨®mo nos miramos a nosotros mismos. Y ese pensamiento ha dado forma a nuestra vida cotidiana.
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