Espa?a es una democracia plena para los expertos. Desde la calle, algunos intentan transmitir otra cosa
Varios estudios independientes corroboran la calidad democr¨¢tica espa?ola mientras algunos altavoces de la derecha claman lo contrario
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Espa?a es una ¡°democracia plena¡±, sali¨® del grupo de ¡°democracias defectuosas¡± hace un a?o y forma parte de las dos docenas de pa¨ªses m¨¢s avanzados del mundo en este terreno. The Economist dixit. Coincide esta valoraci¨®n con la de la organizaci¨®n intergubernamental Idea, con sede en Estocolmo (Europa domina los 20 primeros puestos de la clasificaci¨®n mundial en cuanto a Estado de derecho), con Freedom House (cuyo indicador se basa en la extensi¨®n y protecci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos, no en los sociales), que califica a Espa?a como ¡°pa¨ªs libre¡±, o con otros observatorios internacionales de referencia (V-Dem) cuya apreciaci¨®n de la democracia espa?ola se mantiene estable y con tendencia al alza. El Informe sobre la democracia en Espa?a (IDE), de la Fundaci¨®n Alternativas, acaba de conceder a nuestro pa¨ªs una valoraci¨®n del 6,4 sobre 10, la nota m¨¢s alta que se le ha dado en los 15 a?os desde que existe este ¨ªndice de calidad.
En la presentaci¨®n del IDE en el Congreso de los Diputados, uno de los presentes pregunt¨® por la diferencia de valoraci¨®n sobre la calidad de la democracia entre los expertos y la calle: los ruidos del exterior. No hubo una conclusi¨®n determinante, aunque se vincul¨® a la existencia de intermediarios como los medios de comunicaci¨®n, las redes sociales y una oposici¨®n pol¨ªtica muy crispada. En el estudio de la Fundaci¨®n Alternativas se afirma que sigue habiendo un amplio apoyo al sistema democr¨¢tico espa?ol, que este dato es relevante en el contexto de evidentes retrocesos democr¨¢ticos en pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia, que los expertos sit¨²an a Espa?a en el 10% de los pa¨ªses con mayor calidad democr¨¢tica, pero que a ojos de la poblaci¨®n la democracia suspende en la evaluaci¨®n de su funcionamiento. Parte de esta insatisfacci¨®n se origina en las dificultades econ¨®micas atravesadas por el pa¨ªs. El punto cr¨ªtico sobre el que el Gobierno y las instituciones deber¨ªan actuar para mejorar los niveles de satisfacci¨®n con la democracia en Espa?a es, sobre todo, el funcionamiento de la justicia, que recibe la peor evaluaci¨®n.
Hace unos a?os, el polit¨®logo norteamericano Philip Tetlock evalu¨® la opini¨®n sobre los expertos, en general, en un libro titulado El juicio pol¨ªtico de los expertos (Capit¨¢n Swing). En ¨¦l se estudiaba por qu¨¦ los pron¨®sticos de los expertos son a manudo tan deficientes. Durante dos d¨¦cadas, Tetlock llev¨® a cabo un registro que incluy¨® unos 82.000 pron¨®sticos de 284 expertos; las predicciones fueron, en promedio, ligeramente m¨¢s acertadas que las suposiciones al azar. Pero el mercado de las ideas no elimina a los malos expertos (v¨¦ase lo sucedido en Espa?a con los sondeos) debido a que, en parte, no existe la rendici¨®n de cuentas que ellos exigen al mundo de la pol¨ªtica.
En el IDE, varios centenares de expertos, muy transversales ideol¨®gicamente, auditan la democracia espa?ola estudiando 57 ¨ªtems y valor¨¢ndolos de 0 a 10. Las cuatro mayores limitaciones de nuestro pa¨ªs tienen que ver con los problemas de gobernabilidad, especialmente las dificultades para formar Ejecutivo; los conflictos territoriales, con Catalu?a al frente; la corrupci¨®n, que no acaba de desaparecer aunque medi¨¢ticamente haya pasado a segundo plano, al menos de modo coyuntural; y la plena protecci¨®n de los derechos civiles, con referencias espec¨ªficas a la continuidad de la ley mordaza. Los aspectos m¨¢s positivos son la celebraci¨®n de elecciones limpias, con libertad de voto; el respeto a la libertad religiosa y a la libertad de asociaci¨®n (a partidos pol¨ªticos y sindicatos); el ajuste a la legalidad de los funcionarios, y el cumplimiento de las obligaciones europeas del pa¨ªs.
La mayor parte de estos datos y an¨¢lisis contrasta con el discurso tantas veces catastrofista de la oposici¨®n sobre la ilegalidad, el autoritarismo y la autocracia del Gobierno. Lo que no significa que no haya casos que tiren hacia abajo la calificaci¨®n de la democracia espa?ola. Veremos qu¨¦ sucede en la auditor¨ªa de 2023. Mientras tanto, se aprecia un clima de mutuas descalificaciones y una alta desconfianza en los l¨ªderes y en sus intermediarios.
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