Gaza: la desinformaci¨®n como arma de guerra permanente

1. Consecuencias sobre la democracia. La distancia entre lo que siente la opini¨®n p¨²blica de la guerra entre Israel y Ham¨¢s y lo que perciben los gobernantes va aumentando, independientemente de los acontecimientos concretos. La primera, con los palestinos; los ¨²ltimos, con Israel. Ello es m¨¢s acentuado en los pa¨ªses ¨¢rabes. Se observa en las manifestaciones. No se puede soportar permanentemente una tensi¨®n as¨ª entre la calle y las instituciones sin debilitar el sentido profundo de la democracia. La raz¨®n de Estado a la que se alude en el conflicto contradice la sensaci¨®n de una buena parte de la ciudadan¨ªa (ideol¨®gicamente transversal) de una pasividad oficial ante los abusos de Israel y su reiterado incumplimiento de los mandatos de la ONU. Seg¨²n analistas no sospechosos de simpat¨ªas con un grupo autocr¨¢tico y terrorista como Ham¨¢s, Israel ha tenido m¨¢s margen de maniobra que ning¨²n otro pa¨ªs en lo que ata?e al terrorismo de Estado.

Los aparatos ideol¨®gicos israel¨ªes (el cine, la televisi¨®n, los libros, los peri¨®dicos, las webs, las redes sociales, etc¨¦tera), tradicionalmente muy poderosos, est¨¢n perdiendo por ahora la guerra de la propaganda. La prueba es la escasa credibilidad de su inocencia en el caso del hospital bombardeado de Gaza pese a las palabras de Biden poni¨¦ndose de su parte.

2. Consecuencias sobre el futuro. El odio va a mantenerse de generaci¨®n en generaci¨®n. Con comunidades reducidas a cenizas, aniquilaci¨®n de familias enteras, mutilaci¨®n de cad¨¢veres, hambre, sed y todo tipo de privaciones¡­, ?c¨®mo convivir? En Espa?a hubo una guerra civil entre los a?os 1936 y 1939: ochenta y pocos a?os despu¨¦s, en cuanto se rasca un poco aparecen rasgos de guerracivilismo. Desde la creaci¨®n del Estado de Israel en 1948 no han funcionado ni los pactos ni las guerras para lograr la paz. Ni el propio conflicto de su formaci¨®n como Estado, ni las guerras de los Seis D¨ªas y del Yom Kippur, ni las intifadas, ni los Acuerdos de Oslo, ni la aparici¨®n de una Autoridad Palestina Independiente, etc¨¦tera, lo han conseguido. El ataque asesino de Ham¨¢s, el bombardeo del hospital de Gaza, los movimientos de centenares de miles de personas en el gueto de la Franja se unen en el imaginario colectivo de lo peor del horror a las masacres de Sabra y Chatila en los a?os ochenta.

3. Consecuencias sobre la econom¨ªa. La econom¨ªa pol¨ªtica est¨¢ sustituyendo a la pol¨ªtica econ¨®mica, as¨ª como los polit¨®logos han reemplazado a los economistas en la primera l¨ªnea del an¨¢lisis. Las previsiones macroecon¨®micas de todos los organismos y gobiernos se est¨¢n quedando inmediatamente viejas, y las del futuro inmediato van a depender de dos elementos: la duraci¨®n del conflicto y si ¨¦ste se ampl¨ªa al resto de los pa¨ªses de la zona, empezando por Cisjordania y L¨ªbano, y de si Ir¨¢n entra de lleno en la guerra. Por el momento, las bolsas de valores van resistiendo, pero el precio del petr¨®leo sube (afectando a los dem¨¢s precios) y aumenta d¨ªa a d¨ªa el coste del transporte de crudo en todas las rutas; las tarifas de los fletes han experimentado un incremento de dos d¨ªgitos desde el pasado 7 de octubre. Una generaci¨®n de ciudadanos podr¨ªa experimentar otra sacudida m¨¢s: en apenas 15 a?os, la Gran Recesi¨®n, la pandemia de la covid y el Gran Confinamiento, la guerra de Ucrania, y la guerra de Oriente Pr¨®ximo. ?Qui¨¦n lo resistir¨¢?

4. Consecuencias para la desinformaci¨®n. La desinformaci¨®n como arma de guerra continua; la profesionalizaci¨®n de las redes de desinformaci¨®n. La Comisi¨®n Europea ha anunciado una investigaci¨®n a X ¡ªantes Twitter¡ª por los contenidos que en ella aparecen de la guerra de Gaza. Ese anuncio fue anterior a las divergencias sobre el bombardeo del hospital. Seg¨²n los expertos, se est¨¢n utilizando videojuegos manipulados, pel¨ªculas de ficci¨®n, im¨¢genes de conflictos antiguos, material de guerra por inteligencia artificial, etc¨¦tera, para construir relatos alternativos, falsos e interesados.

Mientras tanto, la invasi¨®n de Ucrania ha pasado a un lugar secundario. En un telediario cualquiera del pasado jueves, hasta el minuto 23 no se comenz¨® a hablar de su existencia.

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