Delors se empe?¨® en subir otra monta?a: gobernar una globalizaci¨®n sin sem¨¢foros

Despu¨¦s de su fruct¨ªfera presidencia de la Comisi¨®n Europea (a?os 1985 a 1995), el socialista Jacques Delors, recientemente fallecido, se empe?¨® en subir otra monta?a: gobernar la globalizaci¨®n. A final del siglo pasado lanz¨® la idea de crear un Consejo de Seguridad Econ¨®mica, en el seno de la ONU, que modernizase las estructuras creadas despu¨¦s de la II Guerra Mundial en Bretton Woods. En realidad, ya existe algo parecido, pero es inoperante. Se trataba de combinar la legitimidad con la eficacia.

La d¨¦cada de Delors al frente de Europa fue especialmente fecunda: el mercado ¨²nico, Schengen, la ampliaci¨®n (que incluy¨®, por fin, a Espa?a), el programa Erasmus (un recuerdo a Manuel Mar¨ªn), los fondos de cohesi¨®n, el di¨¢logo social, etc¨¦tera. Los archivos de la Fundaci¨®n Felipe Gonz¨¢lez est¨¢n repletos de las cartas y documentos que en esa d¨¦cada ¡ªla ¡°d¨¦cada prodigiosa¡±, la ¡°gran galopada europea¡±¡ª se intercambiaron Delors y el entonces presidente espa?ol, que probablemente vivieron aquellos a?os como los m¨¢s importantes de sus existencias pol¨ªticas. Ambos fueron aliados en muchas causas y contaron con la avenencia, en casi todas las otras ocasiones, con otros dos monstruos pol¨ªticos de la ¨¦poca: Fran?ois Mitterrand, de su misma familia ideol¨®gica, y el canciller alem¨¢n Helmut Kohl, democristiano. Incluso a veces tuvieron la complicidad ¡ªmucha menos que entre ellos¡ª de Margaret Thatcher. Conociendo esa estrecha colaboraci¨®n entre Delors y el presidente de una Espa?a reci¨¦n ingresada en Europa, no es de extra?ar la ¡°conmoci¨®n¡± que expresa Gonz¨¢lez ante la muerte de su amigo pol¨ªtico, que fue crucial para nuestro pa¨ªs.

En 1999 Delors da una conferencia en Par¨ªs sobre el euro. Aunque mucho menos que ahora, ya se observaba un desplazamiento del poder geopol¨ªtico desde el norte y occidente hacia el sur y oriente, con la sustituci¨®n de algunos de los foros e instituciones en los que se ejerc¨ªa el poder, por otros que todav¨ªa no estaban plenamente aceptados ni constituidos.

Existe en la carta de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas un sistema para regular los conflictos econ¨®micos y sociales a escala internacional: su Consejo Econ¨®mico y Social (ECOSOC), al que los estatutos de la ONU conceden amplias funciones y competencias en la resoluci¨®n de los asuntos de la materia. A ¨¦l pertenece una cincuentena de pa¨ªses y su funcionamiento depende, sobre todo, de la voluntad pol¨ªtica y multilateral de los pa¨ªses m¨¢s importantes. En puridad te¨®rica, ese Consejo ser¨ªa uno de los lugares centrales en el que deb¨ªan haberse dirimido las pol¨ªticas econ¨®micas para, por ejemplo, salir de la Gran Recesi¨®n, controlar las consecuencias de la pandemia de la covid, etc¨¦tera. No ha sido as¨ª, sino que el ECOSOC ha sido sustituido desde hace muchos a?os por las distintas formaciones G (G-5, G-7, G-8, G-20), en la terminolog¨ªa utilizada por el economista del Fondo Monetario Internacional Jacques Polak. Estas son agrupaciones ¡°privadas¡± de pa¨ªses, sin tratado constitutivo ni secretar¨ªa, sin estructura administrativa permanente, que se cooptan unos a otros sin que nunca pa¨ªs alguno se haya desenganchado de las mismas al ser superado en riqueza o en representatividad por otro m¨¢s fuerte que los fundadores de la formaci¨®n de que se trate. En noviembre de 1999 se funda el G-20, que poco despu¨¦s fue definido por sus miembros como ¡°el foro principal de cooperaci¨®n econ¨®mica internacional¡±.

En aquella conferencia, Delors propuso una refundaci¨®n de ese Consejo Econ¨®mico y Social, adaptado a los tiempos de la globalizaci¨®n y en ausencia de guerra fr¨ªa. Ese a?o, 1999, todav¨ªa no se atisbaba nada de lo que ocurrir¨ªa ocho a?os despu¨¦s: la mayor crisis econ¨®mica del sistema desde la Gran Depresi¨®n. El franc¨¦s pensaba que del mismo modo que existe en el seno de la ONU un Consejo de Seguridad con capacidad de superar los conflictos b¨¦licos, deber¨ªa haber un Consejo de Seguridad Econ¨®mica que interpretara los sem¨¢foros que rigiese la circulaci¨®n de la econom¨ªa en el planeta: si est¨¢n en verde se puede pasar; si en rojo, detenerse; y si est¨¢n en ¨¢mbar, pens¨¢rselo dos veces antes de cruzar.

Esto no lo logr¨®.

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