Jacques Delors, el constructor de nuestra casa europea
El fallecido expresidente de la Comisi¨®n represent¨® de forma perfecta con sus ideas y su trabajo la clave de b¨®veda de la UE

Se ha ido Jacques Delors, arquitecto clave de la Europa moderna. Y lo ha hecho como vivi¨®: con discreci¨®n, dignidad, modestia, trabajando por Europa hasta el ¨²ltimo minuto. Hace apenas 15 d¨ªas, se interesaba por el resultado del ¨²ltimo Consejo Europeo, que abre la puerta a una nueva ampliaci¨®n de la UE. La historia volv¨ªa a llamar a nuestra puerta. De eso algo sab¨ªa, pues fue precisamente ¨¦l quien prepar¨® la gran ampliaci¨®n de la Uni¨®n hacia el Este tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la reunificaci¨®n de Alemania. Su gran fuerza resid¨ªa en su capacidad para encontrar equilibrios. Mayor competitividad econ¨®mica, pero con mayores avances sociales. Mayor integraci¨®n europea, pero con mayor participaci¨®n ciudadana. Mayor solidaridad, pero con responsabilidad. Apertura al mundo, pero con mayores inversiones en defensa com¨²n. ¡°La competencia que estimula, la cooperaci¨®n que refuerza, la solidaridad que une¡±; esta era su receta. Esta es la clave de b¨®veda de la Uni¨®n Europea. Jacques Delors, social-cristiano-dem¨®crata, la representaba a la perfecci¨®n.
Su poder no emanaba de una atribuci¨®n de competencias por los Tratados ¡ªm¨¢s bien limitadas¡ª, sino de sus ideas. De la fuerza de su creatividad. La legitimidad de quien es capaz de imaginar soluciones a problemas que a los dem¨¢s les parecen irresolubles. El mundo de Jacques Delors se divid¨ªa entre quienes quieren el poder ¡°para ser alguien¡± y quienes lo usan para ¡°hacer algo¡±, para impulsar realizaciones concretas. La pol¨ªtica como instrumento para cambiar la sociedad desde los valores, la perseverancia y el rigor. La Uni¨®n Europea como aventura humana que avanza si todas las fuerzas sociales creen en ella y trabajan en su construcci¨®n, buscando comprender para ser capaz de convencer.
Jacques Delors fue arquitecto. De l¨ªneas puras, sin adornos innecesarios, sutil, a imagen de los tres pilares del Tratado de Maastricht asemejado a un templo griego. Aunque ¨¦l se consideraba ¡°ingeniero de la construcci¨®n de Europa¡±, responsable de que cada uno de los planos y dise?os se llevaran a cabo, desde los fondos de cohesi¨®n hasta las primeras pol¨ªticas medioambientales. Merece especial atenci¨®n su empe?o por desarrollar la Europa social y por impulsar la educaci¨®n y la formaci¨®n del capital humano. Ambas han sido esenciales para ayudar a Europa a navegar las grandes transformaciones tecnol¨®gicas y del mercado laboral de las ¨²ltimas d¨¦cadas, que se van a acelerar en el futuro con la inteligencia artificial. Porque la globalizaci¨®n sin pol¨ªticas sociales s¨®lidas pone en riesgo la democracia.
Su m¨¦todo aunaba profundidad estrat¨¦gica y habilidad t¨¢ctica. Cre¨® la primera C¨¦lula de Prospectiva en la Comisi¨®n Europea para escrutar el futuro y entender c¨®mo hab¨ªa de posicionarse Europa. ¡°En pol¨ªtica tenemos que aprender a mirar hacia adelante, inventar el futuro y abandonar lo obsoleto¡±, dec¨ªa el presidente Delors. Pero tambi¨¦n supo desplegar el arte de convencer a los l¨ªderes pol¨ªticos europeos de crear el mercado ¨²nico, lanzar la uni¨®n monetaria o facilitar la movilidad de ciudadanos con el acuerdo de Schengen.
No ten¨ªa gusto por la gesti¨®n, pero supo aprovechar como nadie la fuerza del Colegio de Comisarios y los servicios de la Comisi¨®n Europea, unos pocos miles de funcionarios comprometidos con la integraci¨®n europea, movilizados por su inagotable jefe de gabinete Pascal Lamy para dar seguimiento a las numerosas iniciativas lanzadas durante su mandato, desde el programa de movilidad de estudiantes Erasmus, las negociaciones que crearon la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, la reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n o la Carta comunitaria de los derechos sociales fundamentales de los trabajadores.
Para Espa?a, Jacques Delors es sin¨®nimo de nuestra entrada en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Junto a Portugal, nos acompa?¨® y apoy¨® para atravesar la puerta que nos separaba de las democracias europeas. Y cuando nos ve¨ªamos, siempre recordaba con humor an¨¦cdotas de las dif¨ªciles negociaciones de adhesi¨®n, pero tambi¨¦n su gran complicidad con el presidente Felipe Gonz¨¢lez, quien le anim¨® a crear el centro de pensamiento Notre Europe-Instituto Jacques Delors, que hoy ¡ªdesde Par¨ªs, Berl¨ªn y Bruselas¡ª sigue manteniendo vivo su legado y la llama de la integraci¨®n europea.
Ante las crecientes turbulencias geopol¨ªticas y la multiplicaci¨®n de conflictos a las puertas de la Uni¨®n Europea, es importante rescatar las palabras de Delors: ¡°No basta con ser un gran mercado para influir en el devenir del mundo. Se necesitan tambi¨¦n poder pol¨ªtico y militar. Una Uni¨®n que reh¨²ya de sus responsabilidades y ambiciones en el mundo, no vivir¨¢ en paz, no ser¨¢ capaz de proteger a sus hijos.¡± Frente a los excesos populistas y la polarizaci¨®n, los valores europeos de ciudadan¨ªa, progreso compartido y di¨¢logo social. Frente a los nacionalismos exacerbados, los intereses compartidos y la comprensi¨®n mutua. Frente al virus del antieurope¨ªsmo, el alma de Europa.
Somos legiones los europe¨ªstas que hoy nos sentimos un poco m¨¢s hu¨¦rfanos. A nosotros ¡ªy, sobre todo, a los j¨®venes en cuyas manos est¨¢ hoy este proyecto ¨²nico que es la Uni¨®n Europea¡ª nos corresponde seguir su m¨¢xima: ¡°Nunca elijas entre optimismo y pesimismo; elige el activismo. Elige ser constructor de una Europa m¨¢s unida¡±. Ese es nuestro mejor homenaje.
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