Carolin Emcke, fil¨®sofa: ¡°La confusi¨®n se fabrica, igual que el odio¡±
La ensayista alemana, una voz de referencia en temas como la intolerancia, la xenofobia y los derechos de la comunidad ¡®queer¡¯, alerta del peligro de dar los derechos por garantizados
Cuando en 2016 la periodista, fil¨®sofa y escritora alemana Carolin Emcke (M¨¹lheim an der Ruhr, Alemania, 56 a?os) public¨® su libro m¨¢s conocido, Contra el odio (editado en espa?ol un a?o despu¨¦s en Taurus), las grandes preocupaciones mundiales giraban en torno a la crisis de los refugiados, el terrorismo yihadista, el machismo, la homofobia y el auge de movimientos populistas. Sin que estas hayan desaparecido, se han sumado otras ¡ªlas guerras en Ucrania y Gaza o la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, por ...
Cuando en 2016 la periodista, fil¨®sofa y escritora alemana Carolin Emcke (M¨¹lheim an der Ruhr, Alemania, 56 a?os) public¨® su libro m¨¢s conocido, Contra el odio (editado en espa?ol un a?o despu¨¦s en Taurus), las grandes preocupaciones mundiales giraban en torno a la crisis de los refugiados, el terrorismo yihadista, el machismo, la homofobia y el auge de movimientos populistas. Sin que estas hayan desaparecido, se han sumado otras ¡ªlas guerras en Ucrania y Gaza o la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, por nombrar solo tres¡ª. El mundo parece una olla a presi¨®n y el odio es uno de los ingredientes principales del caldo. El libro de Emcke se lee ahora con un aura de premonici¨®n.
Estudi¨® Filosof¨ªa en la London School of Economics, la Harvard University y el Instituto de Investigaci¨®n Social de Fr¨¢ncfort. Trabaj¨® como reportera en territorios en conflicto durante m¨¢s de una d¨¦cada antes de erigirse, con la publicaci¨®n de su superventas y despu¨¦s con Modos del deseo (Tres puntos, 2018), como una de las voces m¨¢s reconocidas contra la intolerancia. Tambi¨¦n ha recibido cr¨ªticas: desde quienes tachan su discurso de ¡°buenista¡± hasta los comentarios mordaces (en la misma direcci¨®n) de Cristina Morales en su libro Lectura f¨¢cil. Ante esto, Emcke se define como ¡°universalista¡± y hace una defensa a ultranza de los derechos humanos. Invitada al 30? aniversario del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, particip¨® en una conversaci¨®n con el f¨ªsico y bi¨®logo Ricard Sol¨¦ ¡ªtitulada convenientemente Vivir en tiempos de incertidumbre¡ª celebrada precisamente el pasado 24 de febrero, en el segundo aniversario de la invasi¨®n rusa de Ucrania. Antes de la charla, atiende a EL PA?S en un espa?ol perfecto, pero cambia al ingl¨¦s, para afinar la precisi¨®n de sus palabras, al hablar sobre los derechos de la comunidad queer, y sobre la guerra en Gaza, un asunto que aflora muchas contradicciones en Alemania.
Pregunta: ?Qu¨¦ ha cambiado desde que escribi¨® Contra el odio?
Respuesta: Hubiese preferido que el mundo me demostrase que estaba equivocada. En ese momento ya pod¨ªamos ver movimientos autoritarios y racistas en Europa: en Inglaterra, Polonia, Hungr¨ªa, Francia, Alemania¡ con una potencia mucho m¨¢s grave que en Espa?a, que hasta hace poco parec¨ªa m¨¢s resiliente a la extrema derecha. Esto cambi¨® con el poder que ha logrado Vox. Hay ahora m¨¢s gobiernos autoritarios, de ideolog¨ªa nacionalista y de defensa de la pureza y de la familia tradicional y natural, como, por ejemplo, en Rusia.
P: ?Es posible superar el odio en una guerra como la de Ucrania?
R: Los ucranios no odian a los rusos, se defienden de una invasi¨®n. No solo fue un ataque a un pa¨ªs, sino a la idea de democracia. A los que hemos criticado a Putin, cuando atacaba a periodistas, a la oposici¨®n, al colectivo queer, nos llamaban moralistas, buenistas, na¨ªf, como si tuvi¨¦semos que tener paciencia con Rusia. No podemos aceptar que haya una contradicci¨®n entre pol¨ªtica real y ¨¦tica. No existe pol¨ªtica real sin derechos humanos.
P: ?En este mundo m¨¢s polarizado, las democracias son m¨¢s fr¨¢giles?
R: No estoy segura. Creo que en Europa estamos en un proceso de comprender algo, tras los choques de la invasi¨®n de Ucrania y la pandemia. Comprendemos los dos ataques que hemos sufrido en las ¨²ltimas d¨¦cadas: uno contra lo que tenemos en com¨²n y el otro contra la verdad. No solo necesitamos principios comunes como los derechos humanos, sino tambi¨¦n cosas comunes tangibles, que la ola de privatizaciones nos quit¨®. Y luego los cambios t¨¦cnicos permiten la subversi¨®n del discurso p¨²blico, del pensamiento cient¨ªfico, a la vez que reg¨ªmenes como China o Rusia sistem¨¢ticamente organizan campa?as de desin?formaci¨®n. Estamos perdiendo esta guerra h¨ªbrida.
P: ?Es por esto que vivimos en tiempos de confusi¨®n e incertidumbre?
R: Hannah Arendt dijo que la realidad es lo que, en ¨²ltima instancia, tenemos en com¨²n. Hay gobiernos y empresas que tienen inter¨¦s en que nos perdamos en discursos absurdos. La confusi¨®n es un producto, se fabrica, igual que el odio. Pero tambi¨¦n la sociedad cometi¨® errores. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la idea est¨²pida del fin de la historia nos dej¨® satisfechos, gandules. Empezamos a tratar la democracia como una propiedad. No es algo que tenemos, es algo que hacemos.
¡°Creo en la promesa de Europa de que existe un modo de vivir que no es nacionalista, que tiene m¨²ltiples perspec?tivas¡±
P: ?Est¨¢n los derechos garantizados una vez se consiguen, por ejemplo en la comunidad queer?
R: Creo que para la gente queer, para los musulmanes, los negros, los jud¨ªos¡ cada generaci¨®n tiene que buscar su propio camino para luchar por sus derechos. Es importante no menospreciar ni a las generaciones anteriores ni a las siguientes. Las personas queer, como las mujeres, crecemos en silencio, con tab¨²es, y hay un momento en el que tomamos la decisi¨®n de hablar. Estoy muy orgullosa del movimiento, de haber encontrado, por ejemplo, una ¨¦tica de los cuidados en los ochenta con la pandemia del VIH. Pero hay un retroceso. La idea de las guerras culturales es peligrosa, porque todo depende de que los grandes partidos no abandonen estos derechos para complacer a los otros. Es una gran amenaza. La sociedad hace ver que los derechos ya est¨¢n aceptados, y niega la violencia, por ejemplo, contra las personas trans.
P: Preocupa tambi¨¦n la guerra de Gaza. ?Por qu¨¦ cree que cuesta tanto en Alemania criticar al Gobierno de Israel?
R: Yo no soy el Gobierno. Soy fil¨®sofa y critico al Gobierno. No soy jud¨ªa. Pertenezco a la generaci¨®n de los nacidos despu¨¦s de la comunidad de los perpetradores, para quienes reflexionar sobre la Shoah y los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo es una obligaci¨®n ¨¦tica. Pero eso no puede cambiar el hecho de que, como fil¨®sofa universalista, los principios de los derechos humanos y del derecho internacional son los que cuentan para m¨ª. Por desgracia, el debate en Alemania sugiere a menudo falsas contradicciones. Como si fuera una contradicci¨®n tomarse en serio la reflexi¨®n sobre el Holocausto y defender los derechos humanos de los palestinos. Esto no deber¨ªa ser una contradicci¨®n. No debe llevarnos a ignorar el sufrimiento de la poblaci¨®n de Gaza. O a olvidar a los rehenes. Los derechos humanos son incondicionales. No puede ni debe negociarse qui¨¦n cuenta como ser humano. Cuando se observa el conflicto de Oriente Medio, hay espantosos puntos ciegos de empat¨ªa. Para algunos, solo cuentan los cuerpos y las vidas de unos, pero no los de otros. El derecho internacional debe contar, especialmente para el Gobierno alem¨¢n.
P: ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si gana Donald Trump?
R: Creo que lo importante para el mundo es Europa. Creo en la promesa de Europa de que existe una manera de vivir que no es nacionalista, que tiene m¨²ltiples perspectivas. Evidentemente, si Trump gana las elecciones ser¨¢ un desastre, pero no tenemos que mirar todo el tiempo hacia all¨¢, tenemos que mirarnos a nosotros y crecer.
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