¡°La extrema derecha tiene una utop¨ªa, que es regresiva. Ni los conservadores ni los social?dem¨®cratas tienen una¡±
Fil¨®sofa y reportera de guerra durante 10 a?os, esta alemana analiza c¨®mo la xenofobia trata de acaparar el discurso pol¨ªtico
La periodista y fil¨®sofa alemana Carolin Emcke (M¨¹lheim an der Ruhr, 1967) lleva muchos a?os observando y reflexionando sobre diferentes formas de violencia que condicionan nuestras vidas. Alumna del pensador vivo m¨¢s influyente del mundo, J¨¹rgen Habermas, entre 1996 y 2006 trabaj¨® como reportera de guerra en lugares como Afganist¨¢n, Kosovo e Irak para Der Spiegel. Sus libros Contra el odio (Taurus, 2017) y Modos del deseo (Tres Puntos, 2018) son un referente en los debates sobre la emergencia de una extrema derecha racista y xen¨®foba que trata de acaparar y condicionar el discurso pol¨ªtico. Emcke estuvo esta semana en la capital catalana para impartir una conferencia dentro del ciclo sobre Feminismos del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB).
PREGUNTA.?En su obra aborda la relaci¨®n entre poder y violencia. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le preocupa en relaci¨®n con esta cuesti¨®n?
RESPUESTA.?Me preocupa la fuerza que est¨¢ adquiriendo una ideolog¨ªa autoritaria, antimodernista y basada en dogmas de pureza que construye la realidad como si fuera un peligro, una amenaza. Esta ideolog¨ªa est¨¢ cambiando el discurso pol¨ªtico en el sentido de normalizar el racismo, el antisemitismo, el antifeminismo, y contribuye a deshumanizar a las personas o colectivos que m¨¢s tarde son v¨ªctimas de atentados de la extrema derecha. El problema es que, cuando se producen, focalizamos el debate en la violencia y despolitizamos el contexto ideol¨®gico que la hace posible. No solo tenemos que luchar contra el extremismo cuando es violento, sino contra la ideolog¨ªa que lleva a la violencia.
P.??Podr¨ªa esa ideolog¨ªa llegar a ser hegem¨®nica como lo fue en la primera mitad del siglo XX?
R.?En EE UU ya est¨¢ en la Casa Blanca, en Brasil la sostiene el presidente, la encontramos en muchos pa¨ªses europeos y ahora tambi¨¦n en Espa?a, con Vox. No est¨¢ en la periferia de la sociedad, sino en el centro.
P.??Qu¨¦ papel cree que desempe?an los medios de comunicaci¨®n en la expansi¨®n de ese discurso?
R.?Se han convertido en su principal instrumento de propaganda porque no entienden su estrategia. La extrema derecha no tiene ning¨²n inter¨¦s en discutir ni ganar ning¨²n debate. Lo ¨²nico que buscan es visibilidad. Y eso es lo que les proporciona el mal periodismo que recurre a las tertulias sobre pol¨ªtica para ganar audiencia. La patolog¨ªa de la televisi¨®n actual es confundir neutralidad con cinismo. El problema de esos programas es que solo son una simulaci¨®n de debate. Y no es cierto que todas las opiniones valgan lo mismo. Hay opiniones que est¨¢n basadas en mentiras. Lo que la extrema derecha busca es que no se distinga entre verdad y mentira.
P.?En Espa?a, la extrema derecha ataca con especial virulencia al feminismo. Utiliza incluso el t¨¦rmino ¡°feminazis¡±. ?Por qu¨¦ cree que lo hace?
R.?Lo relevante de esa ideolog¨ªa es que trata a la sociedad como un cuerpo y presenta cada diferencia religiosa, de identidad o de sexualidad como si fuera una contaminaci¨®n del cuerpo, una enfermedad. Una de las primeras leyes de los nazis en Alemania fue prohibir que los jud¨ªos pudieran nadar en las piscinas p¨²blicas. Esa idea de contaminaci¨®n, de marcar al ¡°otro¡±, es terrible, pero tambi¨¦n me parece un s¨ªntoma de fragilidad. Muchos hombres se sienten vulnerables ante el avance del movimiento feminista. Solo la idea de que tienen que aprender algo, cambiar algo, les altera y reaccionan con infantilismo.
P.?Pero tambi¨¦n hay una cuesti¨®n de poder, ?no cree? Lo que molesta del Me Too es que haya conseguido a trav¨¦s de la denuncia p¨²blica lo que no se lograba en los tribunales.
¡°La extrema derecha tiene su utop¨ªa. Es regresiva, pero es una utop¨ªa. Ni los conservadores ni los social?dem¨®cratas la tienen¡±
R.?Claro. El problema es que tenemos un radar para el racismo y para el antisemitismo, pero no tenemos un radar muy sensible para el odio a las mujeres. Y creo que es necesario que ese radar exista. Me Too es un ataque, pero no contra los hombres en general, sino contra la injusticia y la desigualdad. ?Es tan evidente que no se puede ni se debe aceptar la violencia en una relaci¨®n! Eso no es negociable. Lo que han conseguido las mujeres con estas protestas es cambiar el lugar de la verg¨¹enza. Que quien ha de sentir verg¨¹enza sea quien comete el abuso. La persona que se defiende no debe sentirse avergonzada.
P.?Pero si solo las mujeres reaccionan ante esos ataques o cuando se produce un crimen machista, ?no alimenta eso la idea de cuerpo extra?o?
R.?S¨ª. Tenemos que conseguir que los hombres luchen contra el antifeminismo; es una cuesti¨®n de rechazo de la violencia, de justicia, de derechos humanos. No quiero vivir en una sociedad que deja a jud¨ªos, homosexuales o a las mujeres solos para defenderse.
P.??C¨®mo ve el futuro de Alemania y de Europa despu¨¦s de Merkel?
R.?El problema de los ¨²ltimos a?os ha sido la falta de deseo pol¨ªtico. Parece que solo la extrema derecha tiene una utop¨ªa. Es una utop¨ªa regresiva, de muerte y destrucci¨®n, pero utop¨ªa. Ni los conservadores ni los socialdem¨®cratas la tienen. Si creen que desliz¨¢ndose hacia el discurso de la extrema derecha van a ganar, se equivocan. Cuando ese discurso cale, votar¨¢n el original, no la copia. No se puede organizar una pasi¨®n sin utop¨ªa. Los Verdes la tienen. Ellos han sido inmunes al racismo y siempre se han mantenido fieles al discurso universalista de los derechos humanos. Ya no se ven como un partido fundamentalmente urbano. Creo que cualquier Gobierno que haya en Alemania despu¨¦s de Merkel va a incluir a Los Verdes.
P.??Qu¨¦ opina de la deriva que est¨¢ tomando el conflicto territorial en Espa?a? ?Ha visto las im¨¢genes de los disturbios en Barcelona?
R.?S¨ª. No me gustan las manifestaciones violentas, pero tambi¨¦n he visto im¨¢genes de cargas policiales preocupantes. La polic¨ªa es un instrumento de la democracia y debe ser entrenada para reducir la tensi¨®n. Respecto al problema pol¨ªtico de fondo, no creo que se pueda resolver con sentencias. Puede tener una dimensi¨®n jur¨ªdica, pero es un problema pol¨ªtico. Me resulta dif¨ªcil de comprender por qu¨¦, habiendo oportunidades de llegar a un compromiso, no hay v¨ªa de di¨¢logo.
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