Angela Saini, ensayista: ¡°Esa imagen prehist¨®rica del hombre de caza y la mujer con los ni?os nunca existi¨®¡±
El discurso de esta divulgadora cient¨ªfica disecciona con una infrecuente naturalidad los or¨ªgenes nada naturales del patriarcado. Sostiene que es una creaci¨®n del Estado, que se filtr¨® a la familia y que hoy define hasta las relaciones entre suegras y nueras
Angela Saini (Londres, 1980) es una reconocida divulgadora cient¨ªfica especializada en desmontar t¨®picos. Con la claridad y concisi¨®n propios del periodismo ¡ªtrabaj¨® en la BBC antes de dedicarse de lleno a la escritura¡ª, arroja luz sobre conceptos supuestamente inmutables y los clich¨¦s que transmiten, como demuestra en su ¨²ltima obra con una optimista y hasta provocadora revisi¨®n del patriarcado: El patriarcado. Los or¨ªgenes de la dominaci¨®n masculina (Kair¨®s). Afirma que la cuesti¨®n del poder ejercido por los varones, que abord¨® hace cerca de 40 a?os la historiadora Gerda Lerner en su obra La creaci¨®n del patriarcado (1986), necesitaba una actualizaci¨®n. ¡°Hemos aprendido mucho desde entonces en arqueolog¨ªa, en ciencia, en antropolog¨ªa...¡±, sostiene la divulgadora.
Saini, que adem¨¢s es ingeniera por la Universidad de Oxford, disecciona la interacci¨®n entre la ciencia y la sociedad, y sus efectos en los grupos marginales. Dos de sus libros han llamado especialmente la atenci¨®n por abordar fen¨®menos tan pol¨¦micos como poli¨¦dricos: el racismo en Superior: el retorno del racismo cient¨ªfico (2019), editorial C¨ªrculo de Tiza ¡ªseleccionado como uno de los 10 mejores libros del a?o por la reconocida revista cient¨ªfica Nature y por Financial Times¡ª, donde recuerda la discriminaci¨®n que sufri¨® de ni?a por el color de su piel (es de origen indio), y las mentiras y los prejuicios cient¨ªficos del sexismo en Inferior. C¨®mo la ciencia infravalora a la mujer y c¨®mo las investigaciones reescriben la historia, de 2017 y traducido a 14 idiomas.
Saini recibi¨® a este diario a principios de febrero en su apartamento de Nueva York, un lugar acogedor que, dice, no lo parec¨ªa en absoluto cuando lleg¨®, en plena pandemia, y que se alza como una atalaya sobre Manhattan y tiene espectaculares vistas. La charla es refrescante y a la vez intensa, un caleidoscopio de ideas en las que conviven la ciencia y la conciencia social. Al t¨¦rmino relata cu¨¢nto echa de menos los restaurantes indios de Londres, pese a la amplia oferta neoyorquina, y su sensaci¨®n de extra?eza, como europea, en el Nuevo Mundo.
Pregunta. ?El patriarcado ha sido siempre el mismo o se ha reinventado a lo largo de los a?os?
Respuesta. Lo que imaginamos que fue un gran acontecimiento en el pasado, que controla todas nuestras vidas de forma homog¨¦nea, en realidad ha ocurrido de formas muy diferentes en distintas partes del mundo. Todav¨ªa hay muchos lugares en los que no existe el patriarcado, sino sociedades matrilineales en las que la autoridad tiende a compartirse.
P. ?Hay una cartograf¨ªa global?
R. Lo que parece enorme y a veces indestructible es en realidad s¨®lo un producto de elecciones y acciones y de colonizaci¨®n de ideas y exportaci¨®n de ideolog¨ªas, del mismo modo que la democracia o la idea del Estado o el capitalismo o el comunismo se han difundido y generalizado. Eso no significa que ninguna de ellas sea natural. Si fuera inevitable, estar¨ªa en todas partes. Creo que hay ciertas circunstancias que lo provocan, algunas m¨¢s cruciales que otras.
P. ?Cu¨¢les son esos determinantes?
R. En las sociedades patrilineales es m¨¢s f¨¢cil avanzar hacia el patriarcado por las condiciones que crean redes de hombres emparentados entre s¨ª. El surgimiento del Estado fue crucial porque los primeros Estados estaban muy preocupados por la poblaci¨®n. Por tanto, debe interesarse por la familia, es decir, por la reproducci¨®n y la defensa. Esas preocupaciones se convirtieron en los ejes del Estado patriarcal moderno, alentando a las mujeres a tener tantos hijos como fuera posible.
P. ?A los hombres les exig¨ªa algo?
R. Por supuesto, que est¨¦n disponibles para luchar y defender al Estado y dar su vida si es necesario. As¨ª que el patriarcado exige mucho de hombres y mujeres. Y eso es tan cierto hoy como lo era hace 2.000 a?os.
P. ?Es m¨¢s un sistema econ¨®mico, cultural, social, pol¨ªtico¡?
R. Es un todo, del mismo modo que otros sistemas pol¨ªticos se convierten tambi¨¦n en sociales y culturales. De la misma manera que el capitalismo a veces puede estar ligado a nuestras ideas de individualismo, crecimiento y productividad, creo que el patriarcado es lo mismo. Es un sistema impuesto desde arriba.
P. Luego es un sistema de control¡
R. Ese es probablemente el argumento principal de mi libro, que aunque imaginamos que el patriarcado comenz¨® en la familia, la evidencia hist¨®rica sugiere que comenz¨® con el Estado y luego se filtr¨® a la familia. Y, por supuesto, cuando se trata de un sistema que se impone de arriba abajo, va a afectar a las relaciones sociales y culturales.
P. ?C¨®mo o por qu¨¦ se mantienen esas pocas sociedades matrilineales que existen?
R. La gran pregunta es por qu¨¦ no. Deber¨ªamos esperar que hubiera una enorme variaci¨®n social en la forma de vida de los seres humanos, somos capaces de vivir de muchas maneras diferentes. Lo m¨¢s extra?o de que el patriarcado est¨¦ tan extendido es que un sistema tan injusto se haya convertido en algo tan com¨²n, tan habitual. Que lo tratemos como algo inevitable. Psicol¨®gicamente, seguimos comport¨¢ndonos como si fuera una norma.
¡°Esa imagen del hombre saliendo a cazar y la mujer con los ni?os nunca existi¨®. No hay evidencias de esa hip¨®tesis¡±
P. L¨ªderes fuertes como Donald Trump, Vlad¨ªmir Putin o Narendra Modi¡ ?est¨¢n dando forma a un nuevo tipo de patriarcado?
R. Creo que s¨ª. La gente que habla del patriarcado como algo tradicional o como un retorno a algo, asume que hay una forma original de dominaci¨®n masculina, y nunca la hubo. Los talibanes no est¨¢n resucitando algo que existiera en el pasado de Afganist¨¢n. Est¨¢n recreando a su manera el patriarcado para el siglo XXI, utilizando la religi¨®n de forma selectiva. Lo mismo ocurre con Putin, con Trump¡ cuando Trump habla de hacer Am¨¦rica grande de nuevo, o Putin constantemente invocando la idea de Rusia. No son ideas antiguas. Son bastante recientes.
P. Dice que no hay una historia definitiva del patriarcado, ni un relato ¨²nico, que su narrativa se ha ido transformando con el tiempo. ?Cu¨¢l es la dominante hoy?
R. Creo que var¨ªa. Est¨¢ muy extendida la opini¨®n de que el patriarcado siempre ha estado ah¨ª, que la dominaci¨®n masculina es intr¨ªnseca biol¨®gicamente, que la diferencia de tama?o medio entre sexos es lo que estableci¨® el desequilibrio de poder entre hombres y mujeres desde el principio. Cuando pensamos en la Edad de Piedra, imaginamos la familia nuclear, el hombre saliendo a cazar y la mujer con los ni?os. Eso nunca fue cierto. No tenemos pruebas que apoyen esta hip¨®tesis de divisi¨®n del trabajo. Pero tomamos nuestras ideas modernas sobre la familia o sobre el g¨¦nero, y las proyectamos en el pasado. Y asumimos que las cosas debieron ser a¨²n peores, cuando en realidad las pruebas no dicen nada parecido.
P. ?Quiere decir que antes se viv¨ªa mejor?
R. Todo el mundo tiene que trabajar, no se puede sobrevivir con ese tipo de divisi¨®n del trabajo tan especializada. Cuanto m¨¢s nos remontamos en el tiempo, m¨¢s pruebas vemos de que la gente viv¨ªa de forma muy igualitaria, de que las mujeres y los hombres hac¨ªan pr¨¢cticamente el mismo trabajo, que es lo que cabr¨ªa esperar, sobre todo en las sociedades de subsistencia, porque en estas todo el mundo tiene que poder hacerlo todo, ni?os incluidos.
P. Luego la igualdad es posible¡
R. S¨ª, claro que es posible. Hay sociedades m¨¢s igualitarias, y menos igualitarias. Tambi¨¦n vemos sociedades m¨¢s igualitarias en la historia. Hay una variedad muy grande. Y la raz¨®n por la que creo que este libro es optimista es porque quiero recordar a la gente que todo es posible. La idea de que el patriarcado es inevitable es autodestructiva y contrafactual.
P. ?Qu¨¦ importancia tienen movimientos como el MeToo para abrir grietas en el sistema?
R. Son cruciales. A lo largo de mi carrera como escritora, he visto la enorme diferencia que han supuesto. Recuerdo cuando intentaba escribir Inferior, antes de 2017 [cuando eclosion¨® el MeToo] y los editores no quer¨ªan saber nada. Era muy dif¨ªcil vender la idea del sexismo en las ciencias que hab¨ªa dado lugar a estos mitos de hoy sobre los hombres y las mujeres. Cuando sali¨® el libro, se estaba produciendo el MeToo. Las mujeres cient¨ªficas convirtieron el libro en un ¨¦xito, porque llevaban mucho tiempo diciendo: mira la discriminaci¨®n y los abusos a los que nos enfrentamos.
P. Pero Hollywood dio el primer paso¡
R. S¨®lo ahora empezamos a ver los niveles de acoso sexual dentro del mundo acad¨¦mico. Y no s¨®lo ah¨ª, por supuesto, es Holly?wood, son los espacios corporativos. Es la pol¨ªtica. Est¨¢ en todas partes. Ahora veo a una generaci¨®n de j¨®venes que no van a tolerar las cosas que mi generaci¨®n tuvo que tolerar, sienten que tienen voz.
P. Cuando hablamos de empoderamiento femenino, ?de qu¨¦ hablamos? ?De autosuficiencia econ¨®mica, de autoestima, de vindicaci¨®n del g¨¦nero?
R. Cada persona tiene su propia idea de lo que significa el feminismo y la igualdad de g¨¦nero. Para m¨ª, la igualdad de g¨¦nero es una sociedad en la que nadie se siente vulnerable y todos se sienten seguros. A veces las ideas sobre la libertad o la liberaci¨®n no siempre reconocen el hecho de que ser libre en s¨ª mismo no es suficiente. Somos criaturas sociales. Dependemos de sistemas en los que apoyarnos. Y si no existen, nos vemos atrapados en situaciones indeseables: las mujeres en matrimonios terribles o en situaciones de abuso, o en malos trabajos en los que son acosadas, porque no tienen otra opci¨®n. As¨ª que una sociedad solidaria, una sociedad m¨¢s igualitaria, es aquella que siempre te da otra opci¨®n.
P. El mito de la superwoman, de la mujer perfecta las 24 horas del d¨ªa¡ ?es una trampa tendida por el patriarcado o por nosotras mismas?
R. Formamos parte de este sistema patriarcal. Tambi¨¦n interiorizamos estas cosas, se perpet¨²an durante generaciones, as¨ª que cuando hablamos de patriarcado, no me refiero s¨®lo a que los hombres digan a las mujeres lo que tienen que hacer. Es un sistema en el que crecemos y vemos que, vale, de acuerdo, si sigo estas reglas, eso funcionar¨¢ para m¨ª. Si no las sigo, las cosas ser¨¢n un poco m¨¢s dif¨ªciles. Y esa es la forma perniciosa en que se extienden ideolog¨ªas como esta.
¡°La fluidez sexual o diversidad de g¨¦nero no solo habla de minor¨ªas sexuales, sino de todos y cada uno de nosotros¡±
P. Nadie dijo que la libertad fuera f¨¢cil.
R. Por eso exploro en el libro, y creo que es bastante inc¨®modo enfrentarse a cuestiones as¨ª, las formas en que tomamos decisiones o nos comportamos perjudicando a otras mujeres. Por ejemplo, el fen¨®meno de las suegras en las familias patriarcales tradicionales, incre¨ªblemente abusivas y controladoras con sus nueras, porque les ha pasado a ellas y esa es su ¨²nica fuente de poder. ¡°Soportar¨¦ esto como nuera, porque luego obtendr¨¦ ese poder como suegra¡±. A todo el mundo le importa el estatus, y esto es un factor a la hora de pensar en la perpetuaci¨®n de los desequilibrios de poder.
P. La diversidad o fluidez de g¨¦neros es mainstream. ?Puede socavar el patriarcado, al abrir una brecha en la dicotom¨ªa hombre-mujer?
R. S¨ª, desde luego. Creo que parte del mecanismo de control patriarcal es colocar a la gente en estos dos r¨ªgidos compartimentos y ser muy prescriptivo sobre c¨®mo debe comportarse. Decir que los hombres s¨®lo pueden comportarse as¨ª, las mujeres as¨¢. Por eso, cuando hablamos de fluidez sexual o diversidad de g¨¦nero, no se trata s¨®lo de una cuesti¨®n de minor¨ªas sexuales, sino de todos y cada uno de nosotros. Porque cuando abrimos nuestra mente sobre lo que significa ser hombre o mujer o lo que significa ser humano, estamos socavando fundamentalmente ese sistema patriarcal.
P. ?Cu¨¢ntas generaciones deben pasar para alcanzar la plena igualdad?
R. Podr¨ªamos hacerlo en esta misma generaci¨®n, si queremos. Pero creo que a¨²n no estamos en esa fase en la que la gente est¨¢ totalmente preparada para aceptar lo que significar¨ªa realmente la igualdad de g¨¦nero, que supondr¨ªa cuestionarlo todo. Significa cuestionar el capitalismo. Significa cuestionar el funcionamiento del Estado, y eso lleva tiempo. Es importante recordar que en el ¨²ltimo siglo hemos hecho avances incre¨ªbles. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses, las mujeres han pasado de ser propiedad de sus maridos a ser individuos, con derecho al divorcio, a no ser violadas en el matrimonio... Y eso no ha sucedido a trav¨¦s de la revoluci¨®n, sino de la reforma. As¨ª que las cosas pueden suceder. Y 100 a?os no es mucho tiempo. As¨ª que soy muy optimista y tengo esperanzas.
P. Algunos estudios muestran sin embargo que los m¨¢s j¨®venes experimentan la igualdad de g¨¦nero como un agravio, cuando no como una amenaza.
R. Lo que me hace dudar es si, como feministas, hemos hecho un buen trabajo vendiendo la igualdad de g¨¦nero tanto a hombres como a mujeres. Cada vez m¨¢s en todo el mundo, los hombres de la generaci¨®n Z se est¨¢n alejando de la igualdad de g¨¦nero al mismo tiempo que sus coet¨¢neas est¨¢n cada vez m¨¢s a favor. Y creo que es porque se tiene la sensaci¨®n de que la igualdad de g¨¦nero es solo para las mujeres, pero no: es para todos. Podr¨ªamos hacer un mejor trabajo vendi¨¦ndolo y present¨¢ndolo de una manera convincente a ambos sexos.
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