Soy vegano, pero a veces ¡®peco¡¯ con la carne. ?Qu¨¦ le est¨¢ pasando al veganismo?
El movimiento que quiere proteger a los animales se debate entre una postura estricta en su lucha ¨¦tica por reducir el consumo de estos o incorporar a quienes comen sobre todo vegetales pero, de vez en cuando ingieren queso o carne
Vivimos tiempos de expansi¨®n vegana. Estamos rodeados por sustitutos de la leche, champ¨²s, d¨®nuts y tacos libres de grasas animales. Kentucky Fried Chicken, la famosa cadena estadounidense de comida r¨¢pida que vende pollo rebozado, ha lanzado este mes de enero su versi¨®n vegana, que consiste en una mezcla de hongos con 11 tipos de hierbas y especias en una receta ¡°secreta¡±, como las de la mayor¨ªa de las cadenas alimenticias, todas en la pelea por dar con ese delicioso sabor c¨¢rnico aunque libre de seres vivos. Sin embargo, algo no cuadra: veganos y vegetarianos no representan m¨¢s de un 2,4% de la poblaci¨®n espa?ola y los dem¨¢s pa¨ªses occidentales no se alejan mucho de esta cifra. ?A qu¨¦ responde este descuadre y qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando?
Ser vegano es m¨¢s que un reto. Vivimos en una sociedad que la psic¨®loga social estadounidense Melanie Joy bautiz¨® como c¨¢rnica: un mundo donde la carne se da por descontada, donde la inmensa mayor¨ªa de los men¨²s la incluyen. Adem¨¢s, se da la circunstancia de que a los humanos no nos gusta distinguirnos: solemos seguir el comportamiento de nuestro grupo social, como afirm¨® al describirnos el psic¨®logo social canadiense Steven Pinker. En este contexto, decidir dejar de consumir productos c¨¢rnicos y remar a contracorriente puede llegar a ser muy duro. La reconocida fil¨®sofa estadounidense Martha Nussbaum, que recientemente ha publicado Justicia para los animales (Paid¨®s, 2023) ¡ªun libro que dedica a las ballenas y a su hija Rachel, abogada animalista fallecida en 2019 por una infecci¨®n tras recibir un trasplante¡ª, escribe en el libro que consume carne de pescado porque cree que los peces no elaboran planes vitales, y matarlos indoloramente, si han vivido en libertad, no es algo reprochable. ¡°Me inquieta menos hacer esto que consumir 70 gramos de prote¨ªna diaria para mantenerme sana a mi edad [73 a?os]. (¡) Es algo sobre lo que me cuestiono y con lo que no estoy satisfecha, pero es el punto en el que estoy¡±.
Lo cierto es que una elevada cantidad de personas ¡ªun 63% en 2016, seg¨²n la red de investigadores veganos Faunalytics¡ª se sienten inc¨®modas al pedir un men¨² aparte del resto o se?al¨¢ndose como el especialito del clan al llevar t¨¢per propio a los encuentros familiares. Sin olvidar el dolor que causa tener que rechazar esas galletas llenas de mantequilla que com¨ªas de ni?o y que tu abuela te vuelve a ofrecer y todo el resto de platos sabrosos a los que te has acostumbrado. El resultado de estas complicaciones es que un alt¨ªsimo porcentaje de personas que empiezan una dieta vegetariana o vegana acaban abandon¨¢ndola. El activismo tiene sus l¨ªmites. Hace una d¨¦cada, Faunalytics encuest¨® nada menos que a 11.500 consumidores de EE UU y Canad¨¢ que iniciaban una dieta vegana (no ingieren productos procedentes de los animales) o vegetariana (al estilo de los primeros, pero s¨ª consumen leche, huevos o miel) y descubri¨® que, a los seis meses, el 84% de ellos hab¨ªan renunciado a su compromiso.
¡°El veganismo es el reflejo de una lucha ¨¦tica. No entiendo que no vean que comer queso no es ser vegano¡±Estela D¨ªaz Carmona, experta en consumo
Si en 1980 el impulso principal de los consumidores veganos era el deseo de no infligir dolor a otras especies, en 2023 las motivaciones que lideran son la salud propia y la preocupaci¨®n por el medio ambiente. Y esto, para algunos activistas, tiene muchas implicaciones. ¡°La diferencia es que unos son altruistas y los otros lo son mucho menos¡±, dice Nuria Almir¨®n, activista catalana, investigadora y profesora de Departamento de Comunicaci¨®n de la Universitat Pompeu Fabra. ¡°Los ¨²ltimos generan una ¨¦tica muy d¨¦bil. Ayudar a los dem¨¢s es lo que te da fortaleza interna. Muchas personas creen que dan el paso por una preocupaci¨®n genuina por el medio ambiente, que lo hacen por el planeta, pero en realidad lo hacen porque les asusta mucho pensar que todo esto, y nuestras vidas, va a acabar. Hay un componente centrado en ti mismo. La alarma ya no se debe a que nos cargamos a los osos polares, est¨¢ entrando un componente de egocentrismo. Centrado en tu propia persona¡±. Almir¨®n adem¨¢s menciona otro factor que dificulta el veganismo: la fuerza del lobby del sector c¨¢rnico, al que define como ¡°especialista en laminar nuestra compasi¨®n¡±. Usan ¡°la t¨¢ctica del miedo¡± con informes ¡°dirigidos¡± que hablan sobre salud en el sentido ¡°que les interesa¡±, y de este modo nos ponen en estado de alerta y nos restan capacidad de raciocinio, sostiene.
Estela D¨ªaz Carmona, abogada y profesora de Gesti¨®n Empresarial en la Universidad Pontificia de Comillas, es vegana desde la adolescencia. Cuando empez¨® a interesarse por el veganismo se empap¨® de las obras de fil¨®sofos como el australiano Peter Singer, autor del rompedor Liberaci¨®n animal (1975), o de Tom Regan (En defensa de los derechos de los animales, 1983). Intentaba entender los porqu¨¦s de nuestra tendencia al especismo, que discrimina a los animales por considerarlos especies inferiores a nosotros. M¨¢s tarde, llevada por su activismo, decidi¨® dedicarse a estudiar nuestro consumo. Y comprob¨® algo que la dej¨® muy inc¨®moda: ¡°Me encontr¨¦ con consumidores que afirmaban: ¡®Soy vegano, pero a veces como queso¡¯. Y eso es ¡®como¡¯, ?lo siento, pero eso no es ser vegano!¡±. Antes, dice D¨ªaz Carmona, los activistas se empapaban de los fundamentos del veganismo. Ahora palpa mucha m¨¢s ¡°confusi¨®n¡±. ¡°El veganismo es la manifestaci¨®n en la dieta de una lucha ¨¦tica. Es un movimiento pol¨ªtico-moral y se supone que formamos parte de esta corriente. No entiendo qu¨¦ es lo que hace que algunas personas no entiendan que eso no es ser vegano¡±.
La consultora espa?ola Lantern, especializada en estrategia en la alimentaci¨®n, decidi¨® en 2016 empezar a estudiar a este grupo de la poblaci¨®n. Por ahora han presentado cuatro informes. En el de 2021, conclu¨ªan que hab¨ªa ¡°un tsunami¡± de consumidores veggies. Su encuesta ¡ªrealizada a entre 1.000 y 1.200 personas¡ª tiene una trampita, un recurso que les permite hablar de esta ¡°ola¡±: en la etiqueta veggie incluyen a veganos (0,7% de la poblaci¨®n espa?ola; unas 276.000 personas), vegetarianos (1,7%; 670.000) y, aqu¨ª est¨¢ el truco, flexitarianos, quienes consumen muchos m¨¢s vegetales y legumbres, pero que tambi¨¦n comen carne, incluso carnes rojas, entre dos y cuatro veces al mes (9%; unos 3,5 millones de personas). Sumando todas estas categor¨ªas, los consumidores veggies suman cerca de 4,5 millones de personas. Esta tendencia est¨¢ bastante extendida en el mundo occidental: en Estados Unidos, por ejemplo, se estima que el 15% de la poblaci¨®n es flexitariana. ¡°Si solo habl¨¢ramos de veganos y vegetarianos estar¨ªamos refiri¨¦ndonos a un grupo de la poblaci¨®n demasiado nicho¡±, resume Jaime Mart¨ªn, director de la consultora.
El grupo de la poblaci¨®n m¨¢s aficionado a lo veggie, subraya Mart¨ªn, son los j¨®venes de entre 18 y 25 a?os: un 16% de ellos lo son, cuando para el resto de la poblaci¨®n el dato es del 11,4%. Pero el consultor tambi¨¦n recalca que los j¨®venes tienen un comportamiento ¡°bipolar¡±. ¡°Se da, adem¨¢s, el efecto contrario: hay entre los j¨®venes m¨¢s supercarn¨ªvoros, aquellos que consideran la carne parte de su cultura y de su identidad¡±
En el seno del veganismo, los efectos de estos comportamientos tan humanos han suscitado un acalorado debate: ?debemos mantenernos firmes en nuestra convicci¨®n de que el veganismo es el compromiso de no consumir jam¨¢s productos de origen animal o debemos abrir los brazos a aquellos consumidores que estando interesados en reducir su consumo de productos animales no logran cumplir su objetivo?
Al comprobar la elevada tasa de abandono del veganismo, la activista canadiense Jo Anderson, directora de Investigaci¨®n de Faunalytics, anim¨® a los activistas a aparcar un puritanismo que, en su opini¨®n, aboca a los aspirantes a sentirse fracasados si cometen un error en lugar de llevarlos a sentir orgullo y motivaci¨®n por un comportamiento 95% vegano. ¡°El enfoque absolutista es a menudo parte de la explicaci¨®n de que quienes prueban a hacerse veganos vuelvan a comer productos animales¡±, dijo entonces.
El grupo de la poblaci¨®n m¨¢s aficionado a lo veggie son los j¨®venes, aunque tambi¨¦n hay m¨¢s supercarn¨ªvoros entre ellos
En 2017, el activista y estratega belga Tobias Leenaert public¨® Hacia un futuro vegano (2018, Plaza y Vald¨¦s), obra que supuso un choque para muchos activistas veganos, que consideraron a Leenaert ¡°un traidor¡±, en sus propias palabras. Su mensaje es que, en una sociedad como la nuestra, lo conveniente es tener un enfoque m¨¢s ¡°pragm¨¢tico¡± e implementar un concepto de veganismo menos estricto. Es decir, hacer un poco la vista gorda porque, si el objetivo final es reducir el da?o que infligimos a los animales, hay m¨¢s opciones de alcanzarlo si much¨ªsimas personas reducen su consumo de carne que si una diminuta proporci¨®n de personas corta por completo su consumo de animales.
El activista flamenco es partidario de aceptar a esa aspirante a vegana que afirma estar enganchada al delicioso queso fundido que lleva esa pizza que tanto le gusta. A comer con gusto la lasa?a que esa aspirante a vegana ha cocinado por error con pasta con huevo. A no criticar a ese amigo vegano que come sushi una vez al a?o porque empez¨® a hacerlo de ni?o con su t¨ªo y no quiere dejar de hacerlo. ¡°Es f¨¢cil filosofar y decir verdades sobre los derechos de los animales, pero ensuciarte las manos y hacer lo correcto en el momento oportuno para que la situaci¨®n cambie de verdad es mucho m¨¢s complicado¡±, escribe Leenaert en el libro. ¡°Ese es el arte del activismo de gran repercusi¨®n¡±.
Ganaremos m¨¢s si muchos bajan su consumo de carne que si una diminuta proporci¨®n lo corta del todo, se?ala Tobias Leenaert, activista
La psic¨®loga social Melanie Joy, art¨ªfice del concepto carnismo, public¨® en 2010 (en 2013 en su edici¨®n en espa?ol) Por qu¨¦ amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas, de Plaza y Vald¨¦s, que este a?o ha sido reeditado para conmemorar el d¨¦cimo aniversario de un libro publicado en 23 idiomas que ha vendido 10.000 ejemplares en su edici¨®n en espa?ol. En este, la activista vegana examina las claves psicol¨®gicas que hacen posible que adoremos a los perros, gatos o caballos, pero nos comamos a los cerdos, vacas o gallinas. Joy ve una gran diferencia entre las personas que son 100% veganas y las que lo son al 99%, y es que las ¨²ltimas no lidian con su identidad. ¡°Nuestra mente es carnista, no podemos olvidarlo. Esta cultura dominante est¨¢ hecha para predominar, y el veganismo es un desaf¨ªo a la dieta habitual¡±, subraya. ¡°A los veganos, que son quienes le llevan la contraria, se los considera emocionales, problem¨¢ticos, sentimentales, prepotentes¡ Y todas estas etiquetas pueden ser muy duras de gestionar¡±. Directora de la organizaci¨®n Beyond Carnism (M¨¢s all¨¢ del carnismo), Joy enumera algunas de las trabas que encuentran los consumidores veganos: la accesibilidad econ¨®mica, pues muchos productos c¨¢rnicos ¡°est¨¢n subvencionados¡±, y la imposibilidad en muchas zonas (especialmente en EE UU) de comprar vegetales frescos a una distancia razonable.
A la psic¨®loga social no le preocupa que haya gente que se describa como vegana y siga ingiriendo carne. Cree que lo hacen pocos y que el uso de las palabras ayuda a las causas. ¡°?Por qu¨¦ hay tan gente feminista? En los a?os setenta se usaba esta palabra con orgullo. Pero hubo una reacci¨®n en contra y el feminismo se volvi¨® una palabra sucia, y todav¨ªa a veces luchamos contra esa mirada contraria. Al principio, queer era una palabra negativa, pero luego ha sido acogida. Las lenguas son muy importantes¡±.
Ed Winters es un joven vegano brit¨¢nico que en su libro Esto es propaganda vegana (Capit¨¢n Swing, 2023) cuenta que en la adolescencia fue un feliz y entregado consumidor de Kentucky Fried Chicken. Hasta que vio un documental que le removi¨®, como a tantos j¨®venes activistas veganos, y empez¨® a ver las piezas rebozadas que inger¨ªa como lo que eran: trozos de gallinas despiezadas.
¡°A los veganos se los considera emocionales, problem¨¢ticos, prepotentes... Y estas etiquetas pueden ser duras de gestionar¡±Melanie Joy, psic¨®loga social
Winters le pone un pero a la extensi¨®n de la aceptaci¨®n del veganismo: cree que conforme algo crece, especialmente cuando se trata de una ideolog¨ªa o un sistema de creencias, se diluye. ¡°El consumo de carne tiene distintos impactos: en nuestra salud, la ¨¦tica, en la justicia ambiental¡ Al tener tantos significados puede ser muchas cosas para distintas personas. Creo que es bueno que se use la palabra vegano y que se vea como algo normal, pero la palabra puede perder su aut¨¦ntico significado. Y aunque no creo que hayamos llegado al punto de la preocupaci¨®n, s¨ª estamos en un momento en el que para muchos vegano no es necesariamente lo que debe ser, que es ¡®quiero ayudar a los animales y al hacerlo reduzco mi impacto en la Tierra con mis decisiones alimenticias¡±, dice por videoconferencia.
Seg¨²n Winters, la clave de ser m¨¢s ben¨¦volo con los consumidores que reducen su consumo de carne sin lograr ser 100% veganos es que se logra que aumente la aceptaci¨®n del veganismo. Incluso si estos consumidores no consideran que esta sea la respuesta necesaria para lograr un cambio en nuestro comportamiento, cree que s¨ª estar¨ªan entendiendo que tiene que darse un cambio para que vivamos en un mundo m¨¢s ¨¦tico, adem¨¢s de sostenible. ¡°Cuando la gente se d¨¦ cuenta de que tiene que haber un cambio es m¨¢s f¨¢cil que concluyan que quiz¨¢ ese cambio necesario sea el veganismo¡±.
En Gante (B¨¦lgica), los jueves son el d¨ªa vegetariano, convirti¨¦ndola en algo as¨ª como la ciudad vegana de Europa
¡°Es m¨¢s importante que todos los productos sean etiquetados como veganos de manera correcta que etiquetar a las personas¡±, aporta Carrie P. Freeman, profesora del Comunicaci¨®n de la Universidad de Georgia en Atlanta, y vegana. En un mundo ¡°imperfecto¡± como el nuestro, no se puede ser un vegano ideal, se?ala. Pero podemos intentar evitar la explotaci¨®n animal de la mejor forma a nuestro alcance, ser responsables ambientalmente y desear que nuestras comunidades y gobiernos faciliten y hagan accesibles estas pr¨¢cticas ¨¦ticas. ¡°En mi campus hubo un movimiento pidiendo que el 50% del men¨² fuera vegetariano, pero, por desgracia, no prosper¨®. Hoy en d¨ªa te ofrecen un ¨²nico plato vegetariano en el men¨². Hace falta un compromiso global generalizado o m¨¢s extendido¡±. Freeman se?ala la iniciativa Default-Veg (vegano por defecto), que busca estrategias para que haya un cambio en nuestra dieta que logre que las plantas sean la base de nuestra alimentaci¨®n.
La mirada del estratega Tobias Leenaert, que a algunos activistas le resultar¨¢ insoportable, logr¨® algo inaudito: que el Gobierno belga participara en la financiaci¨®n de un proyecto en la ciudad de Gante, donde desde 2009 los jueves son el d¨ªa vegetariano, convirti¨¦ndola en algo as¨ª como la ciudad vegana de Europa (su portal de turismo explota este reclamo). Todos los restaurantes de la ciudad se comportan ese d¨ªa como los activistas veganos querr¨ªan que fuera la cotidianidad y ofrecen men¨²s 100% libres de carne. Recientemente, los colegios p¨²blicos de la ciudad se han sumado a la iniciativa y el cuarto d¨ªa de la semana los menores solo optan a un men¨² compuesto de verduras, cereales y legumbres. Seg¨²n Leenaert, su ¨¦xito responde a algo que vio claro desde los principios de su activismo: hay que tener en cuenta el efecto que nuestro comportamiento provoca en los dem¨¢s. Cuanto m¨¢s se presente el veganismo como algo realizable y divertido, en lugar de como algo estricto y complicado, m¨¢s gente se atrever¨¢ a sumarse, sostiene. ¡°Y si alguien se encuentra con dificultades para seguir esta dieta, pues que haga una excepci¨®n¡±, dice por videoconferencia desde la ciudad belga. ¡°Si permitimos las excepciones, la gente querr¨¢ intentarlo. Es as¨ª de sencillo¡±.
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