Helen Hester, fil¨®sofa: ¡°Lo que consideramos tiempo libre no es sino un espacio para la recuperaci¨®n¡±
La feminista brit¨¢nica sostiene que solo si nos emancipamos del sistema neoliberal y priorizamos nuestro propio tiempo podremos disfrutar de la libertad verdadera
El trabajo contempor¨¢neo representa ¡°una prisi¨®n¡± de la que la fil¨®sofa brit¨¢nica Helen Hester (Grays, 1983) apela a emanciparse para disfrutar nuestra libertad verdadera. No se trata solo de la modalidad remunerada, tambi¨¦n se refiere al trabajo reproductivo, para el que demanda ¡°reconocimiento, redistribuci¨®n y reducci¨®n¡± [del tiempo de trabajo], precisa durante la entrevista, que se hizo en un caf¨¦ al suroeste de Londres con la presencia de dos de sus tres hijos, de casi cuatro y seis a?os. Su libro m¨¢s reciente, Despu¨¦s del trabajo. Una historia del hogar y la lucha por el tiempo libre, coescrito con su pareja, Nick Srnicek, esboza v¨ªas de salida, como la construcci¨®n de redes sociales humanas. Hester, catedr¨¢tica de G¨¦nero, Tecnolog¨ªa y Pol¨ªticas Culturales en la Universidad de West London, es adem¨¢s una de las representantes de una nueva corriente del feminismo, el xenofeminismo, y es autora de un libro hom¨®nimo (ambos libros son de la editorial Caja Negra) en el que sienta las bases de una corriente que considera que las teor¨ªas que hacen de ¡°lo natural¡± una norma deben ser destruidas para, despu¨¦s, construir desde cero una infraestructura social que logre la emancipaci¨®n colectiva. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles 17 hablar¨¢ desde La Casa Encendida y el d¨ªa 20 charlar¨¢ con la periodista experta en tecnolog¨ªa Marta Peirano en La Maliciosa, ambos actos en Madrid.
Pregunta. En Despu¨¦s del trabajo defiende que la verdadera libertad pasa por abolir el trabajo. ?C¨®mo puede afectarnos disponer de tanto tiempo para nosotros?
Respuesta. Concebir el ocio como algo negativo es, en parte, por la ¨¦tica del trabajo que hemos interiorizado. Esa idea de que, si no estamos trabajando, deber¨ªamos hacer algo productivo no es m¨¢s que el trabajo col¨¢ndose en nuestra manera de pensar. Lo que actualmente entendemos como descanso y tiempo libre no es m¨¢s que un espacio para la recuperaci¨®n, f¨ªsica y mental, del trabajo, remunerado o no. Siempre habr¨¢ trabajo socialmente necesario, de lo que se trata es de c¨®mo este se organiza. Deber¨ªamos tener el tiempo y el espacio para implicarnos en las cosas que tienen sentido, para poder hacerlas y para decidir qu¨¦ es importante para nosotros.
P. Lo que propone supondr¨ªa un cambio social tot¨¦mico, ?podemos hacer algo individualmente?
R. Con muchos l¨ªmites, siempre vamos a enfrentarnos a estructuras sociales implacables que no podemos cambiar. Aunque reconozcamos que son arbitrarias, tienen efectos significativos y simplemente no podemos excluirnos de ellas. Pero si somos capaces de identificar las necesidades b¨¢sicas, podemos comenzar a construir una infraestructura social por nosotros mismos. Hay much¨ªsimos ejemplos de estas redes de ayuda mutua emergiendo de las grietas del sistema, si bien matizar¨ªa que, aunque pueden ser una soluci¨®n muy ¨²til, hay que tener cuidado con romantizarlo demasiado, porque son estructuras que surgen de la necesidad social.
P. La crianza es uno de los trabajos no remunerados m¨¢s exigentes, ?qu¨¦ pueden hacer las personas con hijos para tener m¨¢s tiempo?
R. Estar¨ªamos ignorando una pieza realmente crucial del puzle si no tenemos en cuenta la necesidad de reducir el tiempo de trabajo y la semana laboral. Gran parte de la causa por la que padres y madres sienten esta intensa presi¨®n en materia de tiempo es por los horarios en los que se mueven, haciendo frente a un mosaico imposible para organizar las actividades de sus hijos.
¡°Padres y madres sienten una intensa presi¨®n; se enfrentan a un mosaico imposible para organizar las horas de sus hijos¡±
P. ?C¨®mo es posible que, con todos los avances tecnol¨®gicos, dediquemos a las tareas dom¨¦sticas el mismo tiempo que hace 150 a?os, como afirman en el libro?
R. Porque el tipo de instrumentos que hemos desarrollado generan m¨¢s trabajo a¨²n. A medida que estas tecnolog¨ªas han ido introduci¨¦ndose, ha habido una tendencia a concebirlas como una invitaci¨®n a trabajar m¨¢s, as¨ª que lo que han hecho es aumentar la productividad en el hogar en lugar de reducir la carga de trabajo. Como consecuencia, este constante aumento de est¨¢ndares ha anulado todas las ventajas que los avances tecnol¨®gicos podr¨ªan haber supuesto para ahorrar trabajo.
P. ?Cu¨¢l es el problema: el trabajo en s¨ª o c¨®mo este ha evolucionado?
R. Depende de c¨®mo se defina el trabajo. Mi definici¨®n es que el trabajo es un problema pol¨ªtico y, en el caso del trabajo remunerado, el sistema capitalista penaliza doblemente. Por una parte, tienes que someterte al control del empleador, puesto que, en todos los casos, la naturaleza del trabajo es que alguien te dice qu¨¦ es lo que tienes que hacer. Pero adem¨¢s est¨¢ la dominaci¨®n impersonal del sistema, que te dice que tienes que trabajar para sobrevivir. Hay muy pocas posibilidades de subsistencia m¨¢s all¨¢ de la estructura del trabajo remunerado, y si no vendes 40 horas o m¨¢s de tu tiempo cada semana, te expones a no tener hogar, a la indigencia, al hambre. Se te fuerza a vivir tu valiosa y ¨²nica vida en este marco en el que la mayor parte de esta es vendida a los intereses de otra persona.
P. Marx dec¨ªa que el trabajo dignifica al hombre¡
R. Esta concepci¨®n es problem¨¢tica, porque lo que se asocia con la dignidad en el trabajo procede de identificarlo err¨®neamente con algo positivo, al atribuirle una serie de condiciones que no son necesariamente inherentes. Hallar conexiones personales, un proyecto pol¨ªtico compartido, hacer algo significativo¡ no est¨¢ necesariamente vinculado al trabajo, se puede alcanzar de diferente manera. La dignidad es algo que ocurre en el ¨¢mbito humano, es c¨®mo actuamos, no qu¨¦ hacemos por dinero.
¡°Se te fuerza a vivir tu valiosa y ¨²nica vida vendiendo la mayor parte de esta a los intereses de otra persona¡±
P. Como xenofeminista, ha abogado por la abolici¨®n del g¨¦nero. ?C¨®mo es viable en un contexto de paulatina polarizaci¨®n?
R. El objetivo es cuestionar el sentido del g¨¦nero binario en t¨¦rminos de decirnos algo sobre una persona. No se puede usar el g¨¦nero de manera taquigr¨¢fica para interpretar nada sobre un individuo, esto es una pauta de comprensi¨®n muy pobre. En el ¨¢mbito laboral, por ejemplo, si seguimos pensando en trabajo masculino y trabajo femenino, hay riesgo de acabar aplicando impl¨ªcitamente una metaf¨ªsica de g¨¦nero, por la que hay gente buena para un puesto, y otra, intr¨ªnsecamente mala.
P. Usted defiende tambi¨¦n que ¡°la biolog¨ªa no es destino¡±.
R. Tu cuerpo no determina c¨®mo operas en sociedad. La biolog¨ªa no es destino, no solo por la mutabilidad social, o la construcci¨®n social de conceptos como el g¨¦nero, sino porque la biolog¨ªa se puede cambiar. Hay esta tendencia a pensar en el g¨¦nero como una estructura fija y sabemos que no es as¨ª para muchas especies, empezando por los humanos. Las cualidades del cuerpo asociadas al g¨¦nero binario son flexibles, por eso el eslogan de ¡°Si la naturaleza es injusta, cambia la naturaleza¡±.
P. En Occidente, cada vez m¨¢s la definici¨®n de mujer se emplea como arma pol¨ªtica.
R. Para los pol¨ªticos es peligroso meterse en este debate, pero tambi¨¦n sirve de distracci¨®n de las cosas que le importan a la gente y ante las que ellos tienen cero respuestas. Qu¨¦ podr¨ªa ser m¨¢s ¨²til que reducir el debate a qu¨¦ es una mujer, incentivar la controversia y meterse en guerras culturales que identifican al enemigo no por la mala gesti¨®n, sino por la cuesti¨®n de g¨¦nero. As¨ª, de pronto, un n¨²mero min¨²sculo de personas son el problema. Nada positivo puede salir de estos debates, solo dan voz a opiniones pobres e incentivan exabruptos.
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