Las vacaciones o el arte del vac¨ªo
El vaciado perfecto es una playa llena de gente. Perseguir espacios vac¨ªos no garantiza el vacuo y anhelado placer
La palabra vacaci¨®n proviene de la palabra latina vacatio y esta a su vez viene del verbo vacare, que significa estar vac¨ªo o desocupado. De modo que las vacaciones son, en su sentido etimol¨®gico, un periodo de vac¨ªo. A m¨ª me molesta asociar mis vacaciones con la vacuidad cuando, en realidad, lo que siento es que me relleno de m¨ª cuando me desocupo. A veces creo que lo que me vac¨ªa de m¨ª es precisamente lo que me ocupa durante todo el a?o. Y, sin embargo, llego tan cansada a ese momento de desocupaci¨®n que realmente deseo vaciarme de todo, hasta de m¨ª. Ese vaciado es un arte imprescindible para que el cansancio se borre, la urgencia se aten¨²e y el contorno de las cosas vuelva a dibujarse. Estar de vacaciones requiere, pues, dominar el arte del vac¨ªo.
Supongo que existen tantas maneras de ¡°vaciado¡± como trabajadores, aunque para m¨ª el vaciado perfecto es el que ofrece una playa llena de gente. En contra de lo que pueda parecer, perseguir espacios vac¨ªos, calas desiertas o parajes rec¨®nditos, no garantiza en modo alguno el vacuo y anhelado placer. Las ideas del trabajador agotado gritan tan fuerte que el silencio puede ser peor invento que el cortisol, pues el alma cansada podr¨ªa llenarlo de preocupaciones y malos presagios. Si adem¨¢s en ese silencio se adentran, no solo las preocupaciones, sino el precio personal y social que pagamos por el periodo de vac¨ªo (hay que sumar el alquiler nacional, el calor made in crisis clim¨¢tica y el extractivismo tur¨ªstico), el trabajador puede llegar a sentirse m¨¢s atormentado cuanto m¨¢s remoto (y caro) sea el paisaje.
Acomp¨¢?enme un momento a esa playa bien llena, cuanto m¨¢s cerca la toalla vecina, mejor. ¡°Cuidado con la arena. ?Pero te llevas la bolsa?¡±. El rito exige tratar de poner un rostro a cada frase. ¡°La suerte de la fea, la guapa la desea¡±. Las palabras no vienen todas del mismo lugar, ni de la misma conversaci¨®n. ¡°Os vais a quedar mucho hoy, ?no? Pues me voy a por el coche y os sub¨ªs despu¨¦s en el autob¨²s¡±. Escuchen como se trenzan las historias. ¡°No cumplas ochenta, no cumplas ochenta, abuelito, que los mayores se mueren¡±. Dejen que la ligereza ling¨¹¨ªstica de la vida desocupada haga su sanador efecto. ¡°Yo ten¨ªa fr¨ªo en Benidorm. Te juro que la ¨²ltima semana, en Benidorm ten¨ªa fr¨ªo. M¨®nica, cuidado con la arena que si saltas as¨ª, a la hermanita le entra arena en la boca y al final se la come¡±. Esta actividad debe durar entre dos y tres horas sin interrupci¨®n hasta que los pensamientos intrusivos se queden sin espacio. ¡°?Necesito la toalla! ?Necesito la toalla!¡±.
Despu¨¦s del vaciado puede empezar, por fin, la anhelada vida ociosa, que nada tiene que ver con ¡°estar de vacaciones¡±. De hecho, en griego antiguo, la palabra equivalente al ocio latino es eshole, de donde viene nuestra palabra escuela, porque hubo un tiempo en que el ocio consist¨ªa en cultivarse a uno mismo, ya fuera mediante la gimnasia, la m¨²sica o cualquier actividad intelectual. Es decir, que el ocio era lo que nos llenaba y su negaci¨®n ya latina (el negocio) lo que vendr¨ªa a vaciarnos. Mi pregunta es ?ser¨¢ posible el ocio en un contexto de vacaciones (vac¨ªo) neoliberal donde el ocio se ha convertido en sin¨®nimo de negocio? Es dif¨ªcil saberlo, pero nos merecemos intentarlo. Nos leemos en septiembre, ojal¨¢ que llenas y llenos de nosotros mismos.
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