La rebeli¨®n de los amantes del Mercadona
Esta tendencia nos invita a sentirnos seres er¨®ticos cuando arrastramos el carro de la compra cargado de rutina
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S¨¦ que parece solo un chiste, pero a m¨ª la idea de ligar en el s¨²per me parece un acto rebelde y los amantes del Mercadona el inicio de una revoluci¨®n. Porque esta tendencia nos invita a sentirnos seres er¨®ticos cuando arrastramos el carro de la compra cargado con toda la rutina y resignaci¨®n que puede llegar a caber dentro. Y nos exige hacerlo a las siete de la tarde, cuando el cuerpo est¨¢ cansado y rendido ya por el trabajo, porque justo entonces nos convertimos en cuerpos deseables y deseantes. Podr¨ªa parecer que nadie se sentir¨ªa capaz de ligar en estas circunstancias, pero los amantes del Mercadona somos millones: personas decididas a cambiar la rosa roja por la pi?a en una cita a ciegas, la carroza por la calabaza, el Tinder por el s¨²per y la infalibilidad del algoritmo por el azar del encuentro. Dir¨¢n que es solo otro chiste, pero cuando un pa¨ªs entero se r¨ªe a la vez hay que tom¨¢rselo en serio.
A toda acci¨®n sigue ¡ªcomo ya tem¨ªamos e incluso dese¨¢bamos¡ª una reacci¨®n. Los gur¨²s aseguran que la tecnolog¨ªa nos aislar¨¢, que la virtualidad se impondr¨¢ en las relaciones y que pronto nos emparejar¨¢ una IA. Sin embargo, la b¨²squeda de espacios y de contacto humano en ¨¢mbitos tradicionales es tambi¨¦n la respuesta al exceso de comunicaci¨®n y auge digital. Y creo que esa necesidad de contacto est¨¢ relacionada con el furor desatado por el v¨ªdeo de la actriz Viva Lin y su amiga Carla sobre la hora de ligar en Mercadona. Su autora cree que la clave del ¨¦xito es la necesidad de humor. Dice que la gente tiene m¨¢s ganas de re¨ªr que de ligar. Y yo me permito a?adir que, por encima de la risa, el amor o el sexo, la gente tiene ganas de gente.
Me atrevo a sugerir que lo de ligar en el s¨²per tiene relaci¨®n con el auge de otros espacios de seducci¨®n similares que ya funcionan como contextos er¨®ticos: clubes de running, de monta?a, de lectura o de cocina que re¨²nen a gente en torno a gimnasios, librer¨ªas o cocinas¡ Si una se fija se refieren a actividades muy tradicionales de personas que buscan relaciones m¨¢s honestas. Y por honestas entiendo presenciales y no atravesadas por la tecnolog¨ªa. Porque lo de que Mercadona sea el nuevo Tinder es una forma de re¨ªrnos de Tinder. Y, lo m¨¢s importante, una forma de afirmar nuestros cuerpos sin los ocultamientos que exige internet.
?Por qu¨¦? Porque las redes y los algoritmos son eficaces conectando intereses, pero suelen fracasar a la hora de crear v¨ªnculos, ya que casi siempre les falta la informaci¨®n necesaria para que podamos relacionarnos con honestidad. Asumimos que las redes son una m¨¢quina de creaci¨®n de informaci¨®n (y a veces desinformaci¨®n) masiva. Pero olvidamos que representan, adem¨¢s, una forma de ocultaci¨®n de la informaci¨®n en las relaciones humanas. Los personajes y los productos est¨¢n representados, pero no se presentan en su espontaneidad desnuda. En el caso de la seducci¨®n, los cuerpos son intervenidos con filtros o im¨¢genes est¨¢ticas, antes de ofrecerse en su espont¨¢neo esplendor a la mirada propia y ajena. Pues bien, ese esplendor de la fragilidad es lo que se reivindica como objeto de amor. Y esta tarde pueden encontrarlo a las 19.00 en el pasillo de los congelados. All¨ª nos vemos.
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