500 formas de enamorarnos del mundo
¡®Ideas¡¯ es un suplemento er¨®tico, en el sentido en que Theodor Kallifatides habla del erotismo que se desprende de la realidad
Cuando Joseba Elola, el director de este ¨¢gora, me llam¨® hace casi dos a?os para escribir una columna en estas p¨¢ginas me entr¨® el v¨¦rtigo. Entonces yo firmaba en el peri¨®dico, pero no en Ideas, un suplemento que tiene claramente nombre de templo. ¡°Yo no soy fil¨®sofa, Joseba¡±, le expliqu¨¦. ¡°Tampoco soy una intelectual. Ni puedo traerte una buena idea cada domingo¡±. No era el s¨ªndrome de la impostora, dec¨ªa la verdad. ¡°Pero es que Ideas no va de eso. Solo tienes que mirar la realidad y pensar sobre ella¡±. ¡°?La realidad? ?Pero qu¨¦ realidad? ?En plan las grandes ideas de nuestro tiempo?¡±. ¡°Puedes hablar de lo que quieras, de Plat¨®n o de TikTok, de Dua Lipa o Wislawa Szymborska, incluso de todos a la vez. Mira donde t¨² quieras y no te importe si nadie m¨¢s est¨¢ mirando ah¨ª o si te parece demasiado peque?o¡±. Podr¨ªa decir que acept¨¦ el reto pero, en realidad, lo que acept¨¦ (y celebr¨¦) fue el regalo.
La palabra idea es de origen griego, del verbo ver. Idea es aquello que ves y permanece hasta el punto de que lo consideras una forma de conocimiento. Todav¨ªa hoy, cuando hay algo que por fin entendemos, decimos ¡°ya lo veo¡±. As¨ª que Joseba ten¨ªa raz¨®n: un suplemento que se llame Ideas es uno de visiones, de todas aquellas cosas que decidimos mirar desde la consciencia y la atenci¨®n. Y lo que aqu¨ª se lee es justo eso, distintas miradas atendiendo a la realidad con esa atenci¨®n enamorada de la que L¨¦vi-Strauss dec¨ªa que era el principio del conocimiento en todas las culturas. Ideas es, por tanto, un suplemento er¨®tico, en el sentido en que Theodor Kallifatides hablaba del erotismo que se desprende de la realidad. Y, por esta misma raz¨®n, Ideas no es un espacio ideol¨®gico.
A menudo se confunden ideas con ideolog¨ªa e ideolog¨ªa con doctrina. Pero la ideolog¨ªa entendida en sentido doctrinal es un sistema cerrado frente al de las ideas que son siempre un sistema abierto. Eso no quiere decir que la mirada de quien plantea una idea no sea consciente e intencionada. Pero ser¨¢ intencionada en la b¨²squeda de una verdad que, por relativa o ef¨ªmera que sea, se llega a establecer como tal. A m¨ª por ejemplo, una de las cosas que m¨¢s me gusta de Ideas es que aqu¨ª leo y disfruto de ideas que no me gustan nada. Encontrar opiniones distintas a las de una es f¨¢cil, pero el esfuerzo de desprender la mirada de la ideolog¨ªa es lo que no abunda. Como en la reciente entrevista de ??igo Dom¨ªnguez a Adriana Cavarero, una fil¨®sofa que defiende a mis amados Plat¨®n, Arendt y Judith Butler como fuente de pensamiento y articula un discurso feminista transexcluyente que me espanta a continuaci¨®n. Con todo, Cavarero deja claro cu¨¢l es el lugar de su mirada. ¡°Cuando no discutimos mediante el di¨¢logo, cuando lo que queremos es vencer al oponente y no entender lo que dice, estamos preparados para el totalitarismo, para el populismo¡±.
Me gusta la voluntad de di¨¢logo de Ideas y me gusta tambi¨¦n que el pensamiento toque el suelo por aqu¨ª, que salga a la calle, que se vaya de rebajas con Sergio del Molino (y que Marx le perdone) o que nos cuente todo lo que aprendi¨® Sabina Urraca cuando se mud¨® a EE UU y dej¨® de ser percibida como una mujer blanca. Dec¨ªa Goethe que ¡°toda la teor¨ªa est¨¢ en la realidad¡± y que no hay que buscarla fuera. Y yo creo que a Goethe le gustar¨ªa leer Ideas. Ojal¨¢ a ustedes tambi¨¦n. Felicidades y a por 500 m¨¢s.
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