Marruecos conmemora el primer aniversario de los cruentos atentados de Casablanca
La Casa de Espa?a, uno de los cinco objetivos de los ataques en los que murieron 45 personas, ha reabierto sus puertas hoy
Marruecos conmemora hoy el primer aniversario de los cruentos atentados de Casablanca, que pusieron de relieve la propagaci¨®n del extremismo islamista en un pa¨ªs que parec¨ªa inmunizado contra el terrorismo y que supusieron el primer ataque contra intereses espa?oles en el extranjero. Diversos actos, entre ellos una gran manifestaci¨®n, han sido programados para rendir homenaje a las v¨ªctimas, cuyos nombres figuran en un monumento que fue inaugurado el 24 de abril por el rey Mohamed VI y por el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
El 16 de mayo de 2003, cinco atentados simult¨¢neos fueron cometidos a primera hora de la noche en Casablanca, capital econ¨®mica y la mayor ciudad del pa¨ªs con casi 3,5 millones de habitantes. Los atentados, perpetrados por terroristas suicidas marroqu¨ªes, causaron 45 muertos, entre ellos los 12 kamikazes, y m¨¢s de un centenar de heridos. El atentado m¨¢s cruento fue el que se produjo en la Casa de Espa?a, un centro recreativo en el coraz¨®n de Casablanca, ya que los terroristas suicidas consiguieron llegar al interior del restaurante, en aquellos momentos repleto de clientes. Entre las v¨ªctimas mortales de ese atentado hay cuatro espa?oles: los empresarios Joan Ali¨¦, Manuel Albiach y Francico Abad y el camionero Domingo Mateos.
La Casa de Espa?a ha reabierto sus puertas precisamente hoy, seg¨²n anunci¨® su presidente, Rafael Berm¨²dez. Junto a la Casa de Espa?a, los objetivos fueron el hotel Farah, el restaurante italiano Positano, la Alianza Israel¨ª de Casablanca y un antiguo cementerio jud¨ªo. La detenci¨®n de un terrorista que no logr¨® hacerse explotar a la entrada del Farah aceler¨® la investigaci¨®n sobre los autores de la masacre, todos residentes en barrios de chabolas de la periferia de Casablanca. "?C¨®mo olvidar esa noche en la que descubrimos estupefactos que unos marroqu¨ªes pod¨ªan hacerse explotar y sembrar la muerte por motivos oscuros?", se pregunta el pasado viernes en su editorial de portada el diario econ¨®mico de Casablanca L'Economist.
Un presagio del 11-M
Los atentados conmocionaron a un pa¨ªs y cambiaron los objetivos prioritarios del Estado, que se centran ahora en garantizar la seguridad sin reparar en los medios ni las formas. S¨®lo 12 d¨ªas despu¨¦s, el Gobierno aprob¨® de urgencia una nueva ley antiterrorista que endurece las penas, refuerza las prerrogativas de la polic¨ªa judicial y reduce los derechos de los inculpados. En el a?o que ha transcurrido desde los atentados, 2.000 personas han sido detenidas en Marruecos, de los que 1.200 han sido ya puestos a disposici¨®n justicial y los tribunales marroqu¨ªes han dictado 700 sentencias, 17 de ellas a muerte y varias decenas a cadena perpetua. El ministro de Justicia, Mohamed Buzuba, se?al¨® que se ham emitido 30 ¨®rdenes de captura internacional contra otros implicados.
Buzuba asegur¨® que alrededor del 90% de los implicados han sido ya detenidos y que el ministerio de Justicia est¨¢ elaborando un programa dirigido a "formar a los implicados en estos asuntos, de cara a corregir su concepci¨®n de la religi¨®n isl¨¢mica". El pasado 8 de mayo, el Director General de la Seguridad de Marruecos, Hamidu Laanigri, dijo que los atentados fueron concebidos por "miembros marroqu¨ªes de Al Qaeda" y financiados por Osama Bin Laden.
El general Laanigri confirm¨® la participaci¨®n en estos ataques del Grupo Isl¨¢mico de Combatientes Marroqu¨ªes (GICM), implicado tambi¨¦n en los atentados de Madrid. El rey Mohamed VI anunci¨® el pasado 30 de abril una serie de medidas religiosas para proteger al pa¨ªs de las veleidades "extremistas y terroristas" y para "enderezar la imagen del islam". Entre las reformas anunciadas figura una revisi¨®n de la legislaci¨®n sobre los lugares de culto y la "racionalizaci¨®n, modernizaci¨®n y unificaci¨®n de la educaci¨®n isl¨¢mica" en el pa¨ªs. Con estas reformas, el Estado ejercer¨¢ un mayor control sobre las mezquitas y las escuelas cor¨¢nicas para evitar que predicadores integristas puedan propagar sus tesis extremistas.
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