"No tengo ni palabras"
Miles de alumnos toman la explanada de la Universidad de Virginia en una vigilia por los fallecidos el lunes
Miles de estudiantes de la Universidad Polit¨¦cnica de Virginia han velado esta noche en homenaje a los 32 compa?eros que murieron el lunes tiroteados por otro alumno, el joven surcoreano Cho Seung-hui. Con miles de velas en las manos, los universitarios han tomado la explanada central del campus, en uno de cuyos extremos se encuentra el edificio Norris Hall, donde fueron asesinadas la mayor¨ªa de las v¨ªctimas.
La mayor¨ªa de los concentrados llevaba puesta la camiseta o la sudadera granate o naranja con los colores de la universidad, mientras que los lazos negros en sus pechos recordaban la tragedia, la mayor vivida en un centro educativo en la historia de EE UU. Los estudiantes, muchos con l¨¢grimas en los ojos, han convertido la explanada en un mar de velas, buscando consuelo unos en otros. Algunos alumnos han pasado por la capilla y otros han escrito mensajes sobre sus compa?eros que perecieron en los carteles y paneles blancos levantados sobre el c¨¦sped.
"Quiero que Estados Unidos y el mundo vean esta expresi¨®n de apoyo. Esto es amor", ha dicho Zenobia Hikes, vicepresidenta para asuntos estudiantiles, al abrir la ceremonia. Con el mismo ¨¦nfasis ha instado a los estudiantes a usar los servicios psicol¨®gicos para lidiar con sus emociones, y a ayudar a los compa?eros que ellos vean que sufren. Muchos de ellos no se hab¨ªan visto tras el tiroteo, ocurrido el lunes, pues las clases est¨¢n suspendidas hasta la pr¨®xima semana.
Feng Lee, de 24 a?os, cargaba un retrato de Julia Pryde, una de las estudiantes muertas, compa?era suya en varias clases de ingenier¨ªa. "Nos sentimos tan tristes. Esto ha sido algo muy cercano", ha dicho. Teynet Biable, de 22 a?os, era compa?era de clase de una de las 12 personas heridas. "Todav¨ªa no s¨¦ si est¨¢ muy grave", ha dicho mientras conten¨ªa las l¨¢grimas.
Tras los discursos, un silencio apesadumbrado ha ca¨ªdo sobre los estudiantes y los vecinos de Blacksburg concentrados, y muchos de ellos no han podido contener sus emociones. El padre y la madre de una joven que sobrevivi¨® han exculpado a las autoridades, pese a que pasaron dos horas entre el primer y el segundo de los tiroteos, durante las cuales el asesino deambul¨® libremente por el campus. "No se pod¨ªa haber hecho nada de forma diferente. No se pod¨ªa prevenir", ha dicho la madre de esta alumna.
Dado que no hay clase hasta la semana que viene, muchos estudiantes se han ido a sus casas y el campus ofrece un aspecto "vac¨ªo e inquietante". Sin embargo, muchos han aplazado la vuelta a casa para estar presentes en la vigilia, en la que despu¨¦s de s¨®lo los sollozos romp¨ªan de vez en cuando el silencio.
"Ha sido horrible. No tengo ni palabras para describir lo que siento", dec¨ªa Daisy Gal¨¢n, una estudiante de biolog¨ªa de 19 a?os de Sao Paulo. Alguien enton¨® el himno de Estados Unidos y la canci¨®n se extendi¨® como un reguero por la multitud. Luego se han o¨ªdo gritos de hokies, hokies, como se conoce a los equipos de deportes de la Universidad. Coreando sus esl¨®ganes deportivos, los estudiantes han llegado incluso a hacer la ola con las velas. Despu¨¦s, se han ido formando grupos de amigos que cantaban, lloraban o depositaban oraciones en un altar improvisado.
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