El 'caminante de la paz' llega a Bogot¨¢
Un profesor recorre 850 kil¨®metros a pie para pedir un acuerdo humanitario que devuelva la libertad a su hijo, secuestrado
Ayer, con los pies llenos de llagas y ampollas y convertido en un h¨¦roe, cumpli¨® su sue?o el caminante de la paz, el profesor colombiano Gustavo Moncayo. A las cuatro de la tarde entr¨® en medio de una gigantesca manifestaci¨®n en la c¨¦ntrica plaza Bol¨ªvar de Bogot¨¢, donde fue recibido por el alcalde y sus secretarios. "Colombia dijo hoy a s¨ª a la vida, a la paz, al acuerdo humanitario", dijo encaramado en una tarima.
Sali¨® hace 46 d¨ªas de Sandon¨¢, un pueblo de monta?a al sur del pa¨ªs, en compa?¨ªa de una de sus hijas, con tres mudas de ropa y sin dinero en el bolsillo. La idea era andar los 850 kil¨®metros que lo separaban de esta capital para pedir un acuerdo humanitario que le devuelva la libertad a su hijo, el suboficial del ej¨¦rcito Pablo Emilio Moncayo, secuestrado hace m¨¢s de nueve a?os por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y uno de los canjeables con los que la guerrilla espera recuperar a sus combatientes en prisi¨®n.
Lleg¨® con un bast¨®n de mando que le regalaron los ind¨ªgenas en el camino y encadenado como permanece desde hace tiempo en se?al de protesta, con una cadena que rodea su cuello y amarra sus manos. Por la noche se instal¨® en dos inmensas carpas, en medio de la plaza; all¨ª piensa vivir los pr¨®ximos d¨ªas; tiene espacio para oficina, sala de espera, zona privada y cafeter¨ªa. Hoy ser¨¢ visitado por el presiente colombiano, ?lvaro Uribe. "Ser¨ªa un milagro que el presidente aceptara el acuerdo humanitario", ha afirmado Moncayo. Sin embargo, Uribe le ha prometido en conversaci¨®n telef¨®nica "escucharlo con atenci¨®n".
Miles de personas acompa?aron a Moncayo en su ¨²ltima etapa, que empez¨® a las 10 de la ma?ana, despu¨¦s de una misa, en Soacha, poblaci¨®n de los alrededores de Bogot¨¢. El profe marchaba adelante, en medio de un c¨ªrculo formado por los 15 caminantes que lo han acompa?ado en la mayor parte de su recorrido, todos familiares de secuestrados. Entre ellos hab¨ªa parientes de Libio Jos¨¦ Montoya, compa?ero de su hijo. Se los llevaron en la toma guerrillera a la base de Patascoy, en diciembre de 1997, en lo alto de una monta?a en Nari?o, al sur, casi en la frontera con Ecuador. Ese d¨ªa murieron 22 militares y 18 fueron secuestrados. 16 de ellos, los soldados rasos, fueron liberados cuatro a?os despu¨¦s.
Moncayo, de 55 a?os, pas¨® de profesor de geograf¨ªa en su pueblo a ¨ªdolo y s¨ªmbolo nacional. Su larga marcha, al comienzo solitaria, se convirti¨® en la expresi¨®n de rabia y rechazo de las v¨ªctimas del secuestro, de la guerra y las injusticias.
En pleno camino, un d¨ªa recibi¨® la mejor noticia: una prueba de supervivencia de su hijo, de quien no sab¨ªa nada desde hace cuatro a?os y medio. "Est¨¢ muy flaco", fue lo primero que comento al verlo en el video enviado a un periodista.
A su paso, en un recorrido del extremo sur al centro del pa¨ªs, los curas oficiaron misa en su nombre, las escuelas suspendieron clases para verlo pasar o hablar con ¨¦l, los m¨²sicos le inventaron coplas y los ind¨ªgenas le hicieron un ba?o ritual "para darle ¨¢nimo y fortaleza"? Cada llegada a una meta y cada salida se convirtieron en multitudinarias fiestas. Ayer, a su entrada a Bogot¨¢, fueron muchos lo que salieron, con banderas blancas y la tricolor de Colombia, a saludarle.
El profe Moncayo y su esposa ten¨ªan una vida tranquila en Sandon¨¢, un pueblo conocido por la inmensidad de su iglesia y por los sombreros y tejidos elaborados por sus mujeres. El secuestro del hijo les cambi¨® la vida; fueron varias veces a hablar con los comandantes guerrilleros, durante los fallidos di¨¢logos de paz con el pasado Gobierno, Moncayo subi¨® al cerro de Patascoy a ver si encontraba huellas del su hijo, particip¨® en tomas de iglesias y amenaz¨® una vez con crucificarse. Para todo esto ha tenido que hipotecar dos veces su casa.
"No soy h¨¦roe, ni santo, s¨®lo soy un hombre que se cans¨® de tantas humillaciones y se fue a caminar para buscar la libertad de su hijo y de todos los secuestrados", ha dicho este hombre con barba y hablar arrastrado, como todos los de su tierra. Y ayer, al entrar en Bogot¨¢, manifest¨® que esta dispuesto a dar la vida por la libertad de todos los secuestrados que hay en Colombia, m¨¢s de 3.000.
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