Brown convoca para el 6 de mayo las elecciones m¨¢s re?idas en Reino Unido desde 1992
Ni el candidato laborista ni el conservador David Cameron parten como favoritos en los comicios
El primer ministro brit¨¢nico, el laborista Gordon Brown, ha pedido esta ma?ana permiso a la reina Isabel II para disolver el Parlamento y convocar elecciones legislativas para el 6 de mayo, d¨ªa en el que se celebrar¨¢n tambi¨¦n elecciones locales. Se trata de los comicios m¨¢s re?idos desde que en 1992 John Major renov¨® contra pron¨®stico la mayor¨ªa que los conservadores ostentaban desde que Margaret Thatcher llegara al poder en 1979.
Brown, que a primera hora se reuni¨® con el Gabinete, lleg¨® al palacio de Buckingham poco despu¨¦s de las 10 de la ma?ana (las 11 en la Espa?a peninsular) y se dirigi¨® apenas una hora despu¨¦s a los brit¨¢nicos a las puertas de Downing Street para anunciar oficialmente la fecha del 6 de mayo como el d¨ªa de las elecciones, un secreto a voces desde hace semanas.
El l¨ªder conservador, David Cameron, hizo tambi¨¦n unas breves declaraciones p¨²blicas, minutos antes de que hablara su rival. Las comparecencias p¨²blicas de Brown y Cameron fueron muy reveladoras de lo que se espera de sus campa?as. Cameron compareci¨® con su esposa, Samantha, ante un pu?ado de fieles a orillas del T¨¢mesis: una imagen colorista, moderna, con mucha juventud y diversidad ¨¦tnica y el imponente edificio del palacio de Westminster a su espalda, como guardando las distancias frente a una instituci¨®n especialmente desprestigiada en los ¨²ltimos meses.
Pero, quiz¨¢s simb¨®licamente, hab¨ªa en ese escenario un poderoso mensaje subliminal: los Cameron estaban a escasos metros del antiguo ayuntamiento del Gran Londres, la instituci¨®n que Margaret Thatcher desmantel¨® a la fuerza en los a?os ochenta para evitar que actuara como contrapoder de la izquierda. La modernidad de la presentaci¨®n del din¨¢mico Cameron contrast¨® con la cercan¨ªa de la herencia thatcherista, alegor¨ªa quiz¨¢s de que el punto d¨¦bil de su campa?a puede ser, precisamente, las dificultades del electorado para aceptar que los tories han cambiado tanto como su l¨ªder.
Cameron habl¨® de "esperanza, optimismo y cambio". "Este pa¨ªs necesita algo m¨¢s que otros cinco a?os de Gordon Brown", dijo. Y evoc¨® a John Kennedy al proclamar: "No os pregunt¨¦is qu¨¦ puede hacer el Gobierno por m¨ª, si no qu¨¦ podemos hacer nosotros para hacer m¨¢s fuerte la sociedad".
Brown: "Soy uno de un equipo"
Frente al din¨¢mico individualismo de Cameron, Gordon Brown eligi¨® la sobriedad y la imagen de equipo. Compareci¨® rodeado de todo su Gabinete a las puertas de Downing Street, un marco cerrado y de colores oscuros que intentaba reforzar su imagen de hombre poco dado a los efectismos de la pol¨ªtica moderna pero consagrado al trabajo. Y en lugar de lanzar mensajes de optimismo global prefiri¨® referirse a cosas concretas, como la necesidad de consolidar la recuperaci¨®n econ¨®mica. "No soy un equipo de uno, soy uno de un equipo, como todos pueden ver. Un equipo de sustancia y de ideas", subray¨®. "Y vamos a dar en todo momento la batalla en favor de la igualdad, de un futuro m¨¢s justo para todos", a?adi¨®.
El l¨ªder liberal-dem¨®crata, Nick Clegg, hab¨ªa hablado ya a primera hora de la ma?ana para llamar a los electores a votar por "un cambio real" y no por los dos grandes partidos que desde hace un siglo dominan la pol¨ªtica brit¨¢nica. Los liberales-dem¨®cratas esperan convertirse en el partido clave para decidir el Gobierno. Pero para conseguirlo necesitan que, por primera vez desde 1974, las elecciones no otorguen la mayor¨ªa absoluta a ninguno de los candidatos.
Un sondeo de ICM publicado esta ma?ana por el diario pro laborista <The Guardian respalda esa posibilidad al situar a los laboristas con el 34% de los votos, los conservadores con el 37% y los liberales-dem¨®cratas con el 21%. De hecho, si se confirmaran esos porcentajes en el d¨ªa de las elecciones, nadie obtendr¨ªa la mayor¨ªa absoluta pero los laboristas podr¨ªan conseguir m¨¢s esca?os que los tories debido a las particularidades del sistema electoral brit¨¢nico y el reparto geogr¨¢fico de los apoyos de los dos grandes partidos. Un resultado que facilitar¨ªa un pacto de Gobierno entre laboristas y liberales-dem¨®cratas.
Elecciones clave
Las elecciones de 1992 son el gran fantasma que ha de combatir David Cameron, hasta hace unos meses aplastante favorito para convertirse en el pr¨®ximo primer ministro y devolver a los tories el poder que acabaron perdieron en 1997, cuando fueron aplastados por el arrollador impulso de optimismo que supuso la irrupci¨®n del Nuevo Laborismo de Tony Blair en la pol¨ªtica brit¨¢nica.
En aquel a?o, el laborista Neil Kinnock empez¨® la campa?a como claro favorito pero acab¨® siendo superado por John Major, que a media legislatura hab¨ªa sustituido a Margaret Thatcher como primer ministro. Ahora se da la misma situaci¨®n: Gordon Brown lleg¨® a Downing Street a media legislatura y Cameron es el candidato renovador que parte como favorito.
Pero hay otro ejemplo a tener en cuenta: en 1997, Blair era abrumador favorito desde dos a?os antes pero su ventaja cay¨® bruscamente unas semanas antes de los comicios. Eso no le impidi¨® obtener al final una victoria espectacular que cambi¨® quiz¨¢s para siempre la pol¨ªtica brit¨¢nica, transformando el Partido Laborista en una formaci¨®n centrista, abierta a las clases medias y muy alejada de su tradicional obrerismo.
Esta vez, ninguno de los tres candidatos a primer ministro ha liderado antes a su partido en unas elecciones generales. Por primera vez en la pol¨ªtica brit¨¢nica, los tres participar¨¢n en tres debates televisados que se auguran decisivos para decidir el voto final. Hay otras diferencias: las elecciones llegan tras una recesi¨®n que ha afectado profundamente a la econom¨ªa brit¨¢nica, ha dejado las cuentas p¨²blicas en un estado alarmantemente precario y ha puesto de relieve que el pa¨ªs necesita diversificar su econom¨ªa y dejar de depender tanto de la industria financiera y del mercado de la vivienda. Llegan tambi¨¦n despu¨¦s de que una larga serie de esc¨¢ndalos, culminada con la pol¨¦mica sobre los gastos excesivos reclamados por m¨¢s de la mitad de los diputados de los Comunes, haya desprestigiado profundamente a la clase pol¨ªtica.
Otros elementos de la campa?a estuvieron ya presentes en anteriores comicios, como la reforma de los servicios p¨²blicos, la creciente aprensi¨®n de los brit¨¢nicos hacia la inmigraci¨®n o la cuesti¨®n de la seguridad ciudadana y en particular los graves problemas de comportamiento antisocial que Reino Unido sufre desde hace decenios. El lugar de Reino Unido en el mundo y en particular sus relaciones con Europa son un aspecto que ning¨²n partido quiere que contamine la campa?a pero que suele acabar haci¨¦ndolo de una forma u otra. Quiz¨¢s la mayor diferencia frente a 2005 es que, esta vez, la guerra de Irak ya no est¨¢ en campa?a.
Una tradici¨®n con 55 a?os de historia
La reina Isabel II se ha desplazado desde el castillo de Widsor, a las afueras de Londres, hasta el Palacio de Buckingham para recibir en audiencia a Gordon Brown y cumplir con una liturgia con la que una de las democracias del mundo procede a disolver un Parlamento para elegir uno nuevo.
Isabel II repite el protocolo desde 1955 y el ¨²ltimo primer ministro que comunic¨® a la soberana brit¨¢nica la convocatoria de elecciones fue Tony Blair en 2005. Antes de que la reina llegue a Buckingham, el secretario privado de Isabel II se pone en contacto telef¨®nico con el 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro, para concertar la hora a la que se reunir¨¢n Brown y la monarca.
Entonces, Brown se traslada a Buckingham en su coche oficial, con una escolta motorizada, y acompa?ado por su secretario, Jeremy Heywood. En la residencia real ser¨¢ recibido por el secretario real y conducido ante Isabel II. El tr¨¢mite supone que el primer ministro pida oficialmente a la jefa del Estado que disuelva el Parlamento y que ambos pacten una fecha para el llamado "discurso de la reina", en el que la monarca enumerar¨¢ los objetivos program¨¢ticos del nuevo Gobierno.
Despu¨¦s, Brown regresa al 10 de Downing Street, donde previsiblemente pronunciauna breve declaraci¨®n, aunque tambi¨¦n es posible que decida comparecer ante la C¨¢mara de los Comunes (c¨¢mara baja), que vivir¨¢ una semana de intensa actividad para cerrar los proyectos legislativos pendientes antes de su disoluci¨®n el pr¨®ximo lunes.
La norma no escrita es que el Legislativo que salga de las urnas se re¨²na por primera vez en el primer mi¨¦rcoles despu¨¦s de las elecciones, que se celebrar¨¢n el jueves anterior, pero en esta ocasi¨®n, seg¨²n informa hoy el diario The Times, los plazos de alargar¨¢n ante la previsi¨®n de que no haya una mayor¨ªa clara.
Este diario indica que la reina Isabel pronunciar¨¢ su discurso 18 d¨ªas despu¨¦s de las elecciones para permitir un plazo suficiente de tiempo para que se aclare el panorama pol¨ªtico en el caso de que, como pronostican las encuestas, no haya una mayor¨ªa absoluta.
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