Clegg fue al final la burbuja
El l¨ªder de los liberales-dem¨®cratas es la gran decepci¨®n de estos comicios al perder esca?os con respecto a las elecciones de 2005
Unos le llamaban el Barack Obama brit¨¢nico, otros le pon¨ªan a la altura de Winston Churchill, muchos pensaban que era la nueva estrella de la pol¨ªtica brit¨¢nica que romper¨ªa el bipartidismo de laboristas y conservadores y casi nadie dudaba de su atractivo medi¨¢tico tras erigirse como el gran ganador del primer debate televisivo, pero con las urnas ya cerradas Nick Clegg ha terminado por ser una burbuja que ha estallado en las elecciones.
Contra todo pron¨®stico, los liberales-dem¨®cratas de Clegg han sido la gran decepci¨®n de estos comicios. No tanto por no alcanzar los elevados objetivos que se planteaban en mitad de la campa?a como por haber perdido incluso esca?os con respecto a las elecciones de 2005. El fulgurante ascenso de Clegg en los sondeos no se ha traducido en asientos en el Parlamento. Como consuelo, los liberales pueden decir que han sacado m¨¢s votos que hace cuatro a?os (poco m¨¢s del 1%) y seguro tienen motivos para quejarse del sistema electoral que, una vez m¨¢s, vuelve a perjudicarles y les sit¨²a como sus principales v¨ªctimas.
Poco despu¨¦s de confirmarse los resultados, Clegg ha dado un discurso rotundo y breve en el que ha asegurado que su partido trabajar¨¢ a partir de ahora "por el inter¨¦s nacional". Ante los medios de comunicaci¨®n en su sede de Westminster, el l¨ªder liberal ha dicho que "los conservadores deben probar que est¨¢n capacitados para gobernar". Y ha aprovechado al t¨¦rmino de sus palabras para cargar contra el actual sistema electoral. "Despu¨¦s de estas elecciones se ha demostrado que el sistema electoral actual est¨¢ roto", ha afirmado.
Durante la campa?a, los liberales-dem¨®cratas ya hab¨ªan pedido un cambio del sistema, al modo del utilizado en Irlanda y en las elecciones locales y regionales de Irlanda del Norte, de voto ¨²nico transferible. En el recuento de sufragios, la diferencia clave es que las circunscripciones son de entre tres y cinco diputados, lo que introduce un factor de proporcionalidad en el reparto final de esca?os. Rompe la relaci¨®n directa entre un diputado y su circunscripci¨®n, pero mantiene el principio para los tres partidos de que los votantes eligen directamente al diputado que prefieren. Con este sistema, s¨®lo un 20% de los votantes no ven elegido a su candidato preferido, frente al 52% de votos perdedores del primero que llega, gana. Mientras tanto, conservadores y laboristas se encuentran c¨®modos en este sistema.
La decepci¨®n se ha apoderado de las filas liberales. Clegg estaba llamado a impulsar una revoluci¨®n en un sistema pol¨ªtico que se basa en la existencia de s¨®lo dos partidos de peso. Es un sistema de alternancia, desde el siglo XVIII, que ahora est¨¢ protagonizado por tories y laboristas. Pero el l¨ªder liberal no ha abierto brecha en el bipartidismo brit¨¢nico. Apenas ha hecho temblar sus cimientos m¨¢s all¨¢ del ruido medi¨¢tico, aunque puede tener la posibilidad de firmar alguna alianza.
Nacido en enero de 1967, Clegg es el tercero de cuatro hijos. Educado en Caldicott y en la Escuela de Westminster de Londres, el l¨ªder liberal estudi¨® antropolog¨ªa social en Cambridge. Es biling¨¹e en holand¨¦s e ingl¨¦s y habla franc¨¦s, alem¨¢n y espa?ol. Obtuvo su primer trabajo en Bruselas de la mano de un tory amigo de la familia, el ex ministro de Exteriores lord Carrington. Se puso a las ¨®rdenes del comisario conservador Leon Brittan, pero luego obtuvo el acta de europarlamentario con filiaci¨®n liberal-dem¨®crata. Dos a?os despu¨¦s de regresar a casa como diputado de Westminster (2005), se erig¨ªa en l¨ªder del partido adoptado. En 2000, se cas¨® con la vallisoletana Miriam Gonz¨¢lez Durantez.
Poco se habl¨® de ¨¦l hasta su irrupci¨®n en la peque?a pantalla. Muchos analistas destacaron su magnetismo, el poder encantador que transmit¨ªa su imagen para la pol¨ªtica brit¨¢nica. Al mismo tiempo, sus enemigos, la mayor¨ªa en la prensa tory, arremetieron contra ¨¦l de forma brutal. Sus rivales pronto empezaron a decir que se trataba de un vendedor de humo. Y, a la vista de los resultados, el pol¨ªtico liberal-dem¨®crata ha sido una hip¨¦rbole m¨¢s que una realidad con capacidad transformadora. A la pregunta: ?Churchill, Obama o la burbuja? La respuesta s¨®lo es una: la burbuja.
Informaci¨®n de cr¨®nicas publicadas por Walter Oppenheimer y Patricia Tubella
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.