Fidel Castro regresa al Parlamento sin mencionar las reformas
El l¨ªder cubano da su primer discurso en cuatro a?os ante la Asamblea Nacional cubana sin pronunciar una sola palabra sobre la situaci¨®n interna del pa¨ªs
Cuatro a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo discurso p¨²blico, Fidel Castro ha vuelto al Parlamento cubano. Todo un s¨ªmbolo. Lo ha hecho enfundado en una guerrera verde oliva, arropado por la plana mayor del Gobierno y junto a su hermano, el presidente Ra¨²l Castro, y tras declararse ¨¦l mismo "totalmente recuperado" de la grave enfermedad que le oblig¨® a ceder sus cargos de gobierno el 31 de julio de 2006. Castro, que cumplir¨¢ 84 a?os el pr¨®ximo 13 de agosto, llevaba un mes de constantes apariciones p¨²blicas y ante la Asamblea Nacional ha ejercido de Gran Or¨¢culo: disparando por elevaci¨®n, ha asegurado que el mundo est¨¢ al borde de una guerra nuclear debido a la agresividad del "imperio" en Ir¨¢n; se ha desdicho de su reciente predicci¨®n de que la hecatombe ocurrir¨ªa este mismo verano -"todav¨ªa hay esperanzas de salvarnos"- y ha se?alado a Barack Obama como ¨²nico responsable de lo que pueda suceder.
Ni una palabra de la situaci¨®n interna de Cuba. Ha sido hora y media de Castro en estado puro. La iniciativa de convocar una "sesi¨®n extraordinaria" del Parlamento se debi¨® al propio ex mandatario, que sigue siendo diputado y primer secretario del Partido Comunista de Cuba. El tema a debatir, desde luego, ha sido el que ¨¦l mismo puso en agenda desde que cay¨® enfermo y comenz¨® su rehabilitaci¨®n, a saber, la proximidad del Apocalipsis si la humanidad sigue destruyendo el medioambiente y el mundo se deja llevar por la "pol¨ªtica guerrerista" de Estados Unidos.
Espec¨ªficamente, esta reuni¨®n era para "reflexionar" sobre la posibilidad de una guerra nuclear en Oriente Pr¨®ximo y emplazar p¨²blicamente a la cordura al presidente norteamericano, cuyo origen mezclado - "descendiente de negro y blanco, de mahometano y cristiano", ha opinado - puede hacerle sensible a los ruegos internacionales.
Nada m¨¢s comenzar, una diputada le pregunt¨®: "?Ser¨¢ capaz Obama de dar la orden de una guerra nuclear para ocultar el fracaso del imperialismo?". La respuesta de Castro, despu¨¦s de un largo silencio, fue: "No, si le persuadimos". A la lac¨®nica frase le sigui¨® una ovaci¨®n prolongada. Despu¨¦s, otro parlamentario le pregunt¨® si Obama ser¨ªa capaz de convencer a Israel para que rebaje las tensiones. "No", contest¨®, todav¨ªa m¨¢s breve, y otra ovaci¨®n al canto. Esa fue la t¨®nica general de la reuni¨®n, cuyo principal objetivo no ha sido otro que escuchar a Castro, homenajearle y felicitarle por su recuperaci¨®n despu¨¦s de cuatro a?os de ausencia y en v¨ªsperas su 84? aniversario.
Sin palabras sobre las reformas
Como se esperaba, ni una palabra de pol¨ªtica interna, ni de las reformas que anunci¨® Ra¨²l Castro en la ¨²ltima sesi¨®n "ordinaria" del Parlamento, el 1 de agosto, ni tampoco comentarios sobre el actual proceso de excarcelaci¨®n de un grupo de 52 presos pol¨ªticos, como resultado de un acuerdo con la Iglesia Cat¨®lica. Si en Cuba los s¨ªmbolos son importantes, y lo son, quedan claras varias cosas: Fidel Castro iba de verde olivo, es cierto; pero tambi¨¦n lo es que no llevaba sus galones de "Comandante en Jefe". Se ha demostrado tambi¨¦n que Fidel tiene su "agenda internacional" propia, y que en ella, junto a los consabidos asuntos apocal¨ªpticos, va estar siempre Estados Unidos y su condici¨®n natural es ser l¨¢tigo del "imperialismo".
En recientes intervenciones el l¨ªder comunista dej¨® entrever que, entre sus tareas en lo adelante, estar¨¢ liderar la lucha por lograr el regreso a la isla de cinco agentes cubanos, condenados hace doce a?os en Estados Unidos por infiltrarse en los grupos anticastristas violentos y espiar a favor de Cuba. Castro s¨ª toco este tema en la reuni¨®n del Parlamento, en momentos en que se habla de posibles conversaciones secretas para gestionar un posible canje de los cinco agentes por un ciudadano norteamericano detenido en la isla hace meses, acusado por La Habana de repartir ordenadores y tel¨¦fonos satelitales entre la miembros de la oposici¨®n. El ex mandatario lleg¨® a decir recientemente que los presos cubanos podr¨ªan ser liberados por EEUU antes de fin de a?o.
Un mes intenso
El regreso de Fidel Castro al Parlamento, cuatro a?os despu¨¦s de ceder todos sus cargos, es el colof¨®n de un mes de intensa actividad. Su primera reaparici¨®n p¨²blica fue el 7 de julio, cuando visit¨® el Centro Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas. Ese d¨ªa abandon¨® el ch¨¢ndal deportivo que us¨® desde el comienzo de su enfermedad, sustituy¨¦ndolo por una camisa a cuadros. Aquella aparici¨®n, conocida d¨ªas despu¨¦s, tuvo un efecto medi¨¢tico considerable y fue un primer tanteo. Para muchos, no fue casual que coincidiera con la reuni¨®n que ese mismo d¨ªa sostuvo en La Habana Ra¨²l Castro con el cardenal Jaime Ortega y el canciller espa?ol, Miguel ?ngel Moratinos. Tras dicho encuentro, el Gobierno anunci¨® su decisi¨®n de excarcelar a 52 presos pol¨ªticos y permitir su salida hacia Espa?a en un plazo de cuatro meses.
Algunos interpretaron la reaparici¨®n de Fidel como una medida de respaldo hacia Ra¨²l; otros lo vieron como una se?al de contradicciones en la c¨²pula de poder, mientras que la mayor¨ªa de los cubanos simplemente se fij¨® en que el Comandante estaba rozagante y l¨²cido; se desprend¨ªa de ello una "tentaci¨®n de regreso", al decir de un veterano analista.
En los d¨ªas siguientes no par¨®. Visit¨® el Centro de Estudios de la Econom¨ªa Mundial, donde expuso su tesis de que el estallido de la guerra nuclear era inminente, reapareci¨® en un programa de televisi¨®n para abordar el mismo tema, se vio con intelectuales, con j¨®venes comunistas, con un centenar de embajadores cubanos en la sede de la canciller¨ªa... y as¨ª hasta que, en v¨ªsperas de la conmemoraci¨®n del ¨²ltimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada, se enfund¨® una camisa verde oliva, la de sus "mil batallas", se apresur¨® a recordar la prensa oficial.
Hoy, sin embargo, se ha puesto en evidencia que el reparto de papeles est¨¢ muy definido. Ra¨²l, con guayabera blanca, acompa?¨® a su hermano en el Parlamento, pero no ha interferido en su discurso. De igual modo que Fidel no se apareci¨® en la reuni¨®n en que Ra¨²l anunci¨® la reducci¨®n del papel del Estado como empleador y la ampliaci¨®n del trabajo por cuenta propia, junto con mayores m¨¢rgenes para la iniciativa privada y la autorizaci¨®n para contratar mano de obra asalariada. Unas reformas de cuyo ¨¦xito o fracaso depende, seg¨²n todos los analistas, el futuro de la revoluci¨®n.
![Castro (izda), durante la sesi¨®n de la Asamblea, junto al presidente de la C¨¢mara, Ricardo Alarc¨®n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7DUA4QGXLUGP5ERFDVBW7U55QM.jpg?auth=bac243fe2ef8bd4bc349d97682f149bb4c137f2a0df7b793663e59eb722279b4&width=414)
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