Las fuerzas policiales y militares cercan la mayor concentraci¨®n de narcotraficantes de R¨ªo
800 soldados y varios helic¨®pteros militares de refuerzo se preparan para entrar en el Complexo do Alem?o.- La cifra oficial de muertos se eleva a 35
Las fuerzas policiales y militares -800 soldados enviados este viernes como refuerzo, 40 veh¨ªculos, cinco carros de combate con ametralladoras y varios helic¨®pteros con luces infrarrojas- est¨¢n cercando ya el Complexo do Alem?o de R¨ªo de Janeiro, donde se espera que en las pr¨®ximas horas se libre el enfrentamiento entre las fuerzas del orden y la concentraci¨®n de narcotraficantes m¨¢s numerosa.
En el gran conjunto de favelas, que el viajero que va del aeropuerto internacional de R¨ªo a la ciudad puede ver a derecha e izquierda, est¨¢n siendo taponados 44 lugares de entrada o salida. Seg¨²n el general Fernando Samderberg, comandante de la Brigada de Infanter¨ªa Paracaidista, en esta primera operaci¨®n se pretende evitar que puedan salir el casi millar de narcos que, huyendo de otras favelas, han llegado hasta aquel lugar.
Se piensa que el ataque puede darse a cualquier momento. Todos los preparativos son parecidos a los que precedieron el jueves a la entrada en Vila Cruzeiro, cuyo territorio est¨¢ ya en manos de las fuerzas del Estado. Pero la entrada en el Complexo do Alem?o se presenta m¨¢s dif¨ªcil y peligrosa por la extensi¨®n del territorio, las numerosas v¨ªas de escape y la agresividad de los traficantes de droga. Desde dentro, los narcos desaf¨ªan a los militares disparando al aire y mostrando sus armas sofisticadas a los agentes mientras les provocan gritando: "Venid si os atrev¨¦is".
Todo el espacio a¨¦reo del lugar ha sido cerrado para que los helic¨®pteros de la televisi¨®n no puedan repetir tomas como las difundidas el jueves durante la ocupaci¨®n de Vila Cruzeiro. Los movimientos de polic¨ªas y narcotraficantes, que acabaron fug¨¢ndose al Complexo Alem?o, fueron retransmitidos en directo en unas im¨¢genes que luego han dado la vuelta al mundo.
Mientras tanto, sigue en pie la solidaridad de la poblaci¨®n de R¨ªo con los militares, hasta el punto de que 3.000 polic¨ªas y bomberos jubilados se han ofrecido como voluntarios para cooperar en la batalla contra los narcos. Y es que la ciudad ha interrumpido en gran parte su rutina. Muchas escuelas y centros universitarios de la ciudad siguen cerrados, los autobuses cambian a menudo de ruta para huir de los lugares m¨¢s conflictivos y en los hospitales han sido pospuestas numerosas operaciones.
V¨ªctimas mortales
Seg¨²n informaciones sin confirmaci¨®n oficial, en la toma de Vila Cruzeiro y en los cinco d¨ªas de guerra al narcotr¨¢fico, las muertes causadas por las fuerzas del orden pueden ser m¨¢s numerosas de las presentadas hasta ahora. Mientras que el ¨²ltimo recuento facilitado por la polic¨ªa se?ala que han muerto 35 personas y hay cerca de 200 detenidos, algunos medios brasile?os elevan la cifra hasta 44 fallecidos.
Una de las muertes que m¨¢s han herido la sensibilidad de la opini¨®n p¨²blica es la de una muchacha de 14 a?os que recibi¨® una bala perdida en el pecho cuando estaba sentada frente al ordenador. Como comenta Miriam Let?o, una de las periodistas m¨¢s incisivas del pa¨ªs, "la econom¨ªa hab¨ªa conseguido darle un ordenador, a ella estudiante en una zona pobre de la ciudad, pero el Estado no supo proteger su vida".
Durante la pasada campa?a presidencial, en la que sali¨® elegida Dilma Rousseff como sucesora de Lula en la jefatura del Estado, los sondeos indicaban que la primera preocupaci¨®n de los electores era la seguridad p¨²blica. Le segu¨ªan la educaci¨®n y la sanidad.
Los analistas recuerdan ahora que estos temas fueron precisamente los menos discutidos en los debates electorales y que ser¨¢ imposible a largo plazo acabar con la plaga de la violencia sin una verdadera revoluci¨®n en la educaci¨®n p¨²blica, cuya falta de calidad deja marginados a millones de j¨®venes. V¨ªctimas f¨¢ciles de las tiran¨ªas de turno, muchos de esos adolescentes acaban cayendo en la del tr¨¢fico de drogas. "Impresionaba ver en la televisi¨®n, correr fusil en mano a tantos muchachos para esconderse del tiroteo de las fuerzas del orden. ?Es que eran unos ni?os!", se sorprende un lector de la versi¨®n digital de un diario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.