Rigoberta Mench¨² conf¨ªa en que los responsables del asalto a la Embajada de Espa?a en Guatemala sean juzgados
Han pasado 31 a?os desde el brutal asalto de la polic¨ªa guatemalteca a la sede de la Embajada de Espa?a, que se sald¨® con 31 personas muertas.
"No podremos hablar de una paz verdadera hasta que los responsables de esta tragedia sean llevados ante la justicia. Ten¨ªamos una fe absoluta en que ser¨ªan juzgados en la Audiencia Nacional espa?ola. Creo que logramos much¨ªsimo, particularmente en lo que se refiere a preservar la memoria hist¨®rica", dijo Mench¨² a EL PA?S por v¨ªa telef¨®nica. A?adi¨® que la investigaci¨®n realizada les ha permitido recoger lo m¨¢s impresionante de la violencia contra la poblaci¨®n que caracteriz¨® a la sangrienta guerra civil guatemalteca (1960-1966). Entre las 31 v¨ªctimas, dos eminentes juristas locales: Eduardo C¨¢ceres Lenhoff, ex vicepresidente, y Adolfo Molina Orantes, ex ministro de Exteriores. Tambi¨¦n perecieron calcinados el c¨®nsul de Espa?a, Jaime Ruiz del ?rbol, y Vicente Mench¨², padre de la premio Nobel de la Paz Rigoberta Mench¨².
"Conocemos los nombres y apellidos de los culpables. Solo falta que sean juzgados. Eso es una asignatura pendiente en Guatemala. Creo que nuestros hijos lo har¨¢n alg¨²n d¨ªa. Lo importante es que los delitos est¨¢n tipificados y acreditados ante los tribunales, tanto en Espa?a como aqu¨ª". A?adi¨® que ahora promueve que los sucesos del tr¨¢gico 31 de enero de 1980 sean juzgados en tribunales locales y que mantiene la esperanza de que el proceso judicial pueda realizarse. "A la justicia no le pongo tiempo. Promet¨ª a mi padre luchar contra la impunidad, y es lo que hago todos los d¨ªas".
Lucha contra el olvido
La tarea parece cada vez m¨¢s cuesta arriba, dado el tiempo transcurrido. Tres d¨¦cadas parecen insuperables en un pa¨ªs donde, seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, un 70% de la poblaci¨®n (14,3 millones) es menor de 25 a?os. Eso se hizo evidente el domingo, durante los actos en la Plaza Mayor de la capital guatemalteca: si bien mucha gente asist¨ªa a la proyecci¨®n del v¨ªdeo Saber qui¨¦n puso el fuego all¨ª, inspirado en el libro hom¨®nimo del embajador M¨¢ximo Cajal, la participaci¨®n en actividades como la donaci¨®n de saliva destinada a pruebas de ADN para la b¨²squeda de familiares desaparecidos durante el conflicto era insignificante. La esperanza perdida y, todav¨ªa, el miedo, han terminado por doblegar a muchos de los familiares de las v¨ªctimas.
"Esto obedece, en buena medida, a que los autores de la violencia del pasado a¨²n est¨¢n vigentes y son ellos quienes contin¨²an realizando un trabajo intenso para borrar la memoria, con actos de hostigamiento en contra de las personas o instituciones que luchan por que no se olvide lo ocurrido", comenta Mench¨², que a?ade que a lo anterior hay que sumar la indiferencia y el racismo.
Para la l¨ªder ind¨ªgena, todav¨ªa es muy dif¨ªcil hacer un an¨¢lisis sereno y certero de lo ocurrido en la sede diplom¨¢tica espa?ola en 1980. En el tiempo transcurrido han ocurrido procesos que Mench¨² califica como "dolorosos", entre los que contabiliza el que se haya puesto fin al conflicto armado "sin lograr un lugar digno para las v¨ªctimas del genocidio", mientras que los asesinos, como los integrantes de las tenebrosas Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), son beneficiarios de diversos tipos de resarcimiento.
"Muchas de las causas por las que nuestros padres dieron la vida hace 31 a?os contin¨²an vigentes", afirma. Cita concretamente el problema de la tenencia de la tierra, que sigue siendo la m¨¦dula de la relaci¨®n entre los pueblos ind¨ªgenas, el Estado y los grandes terratenientes.
Organizaciones ind¨ªgenas y campesinas realizaron ayer diversos actos conmemorativos y entregaron panfletos en los que denunciaban que "el manto de la impunidad sigue protegiendo a quienes fueron los responsables intelectuales y materiales, lo que cimienta y fortalece los pilares del olvido".
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