Suleim¨¢n ofrece reformas y la oposici¨®n las ve insuficientes
El vicepresidente egipcio se re¨²ne con los grupos anti Mubarak, que reclaman poder presentarse a unas elecciones libres
El Gobierno egipcio y la oposici¨®n han acordado la creaci¨®n de un comit¨¦ que estudie las posibles reformas de la Constituci¨®n, tras la reuni¨®n sin precedentes del vicepresidente Suleim¨¢n con los proscritos Hermanos Musulmanes -que se han apresurado a calificar de insuficiente la iniciativa- y otros grupos de la oposici¨®n. Entre las principales reivindicaciones de la oposici¨®n est¨¢n la limitaci¨®n de los mandatos presidenciales a dos periodos y el cambio de los requisitos para poder presentarse a las elecciones. Este ¨²ltimo es un punto crucial, ya que hasta ahora eran tan complejos que pr¨¢cticamente imped¨ªan que el resto de partidos se presentara. Entre las posibles decisiones anunciadas por la televisi¨®n estatal se incluye, por ¨²ltimo, la eliminaci¨®n de la Ley de Emergencia, vigente en el pa¨ªs desde 1981.
Adem¨¢s de la reforma constitucional, la oposici¨®n exige la salida de Mubarak, elecciones realmente libres y un Gobierno de transici¨®n. La agencia France Press asegura que los grupos anti Mubarak han pedido a Suleim¨¢n que sustituya al rais pero que el vicepresidente se ha negado. La noticia no ha sido confirmada por otras fuentes.
Se trata del primer encuentro con los Hermanos Musulmanes anunciado p¨²blicamente, desde que Suleim¨¢n fuera nombrado vicepresidente por Mubarak el mes pasado. En las im¨¢genes de televisi¨®n se ve a Suleim¨¢n presidiendo el encuentro en las oficinas del Gobierno, en el centro de la capital, y ante un gran retrato del presidente. Entre los participantes tambi¨¦n se encuentran miembros de los partidos seculares de la oposici¨®n, un representante del l¨ªder opositor Mohamed El Baradei e independientes como el poderoso empresario Naguib Sawiris. Esta es la ocasi¨®n en la que Suleim¨¢n, exjefe de los servicios de inteligencia egipcios, parece presentarse claramente en el centro del liderazgo hacia la construcci¨®n del futuro del pa¨ªs.
La negociaci¨®n se prev¨¦ complicada. El presidente ha anunciado que no planea abandonar el poder hasta septiembre, aunque garantiza que mientras tanto se iniciar¨¢n reformas constitucionales. Anuncio que no convence a los Hermanos Musulmanes, que ya han advertido de que no se reunir¨¢n con ning¨²n representante del Gobierno antes de que Mubarak haya dejado la presidencia. Han a?adido que se reservan el derecho de abandonar las conversaciones en cualquier momento.
Para tantear las posibles v¨ªas de transici¨®n, Suleim¨¢n ha reunido un grupo de varios representantes destacados de los grupos de la oposici¨®n. El comit¨¦, autodenominado Consejo de sabios, ha propuesto un acuerdo por el que Mubarak se comprometer¨ªa a ceder la presidencia a Suleim¨¢n aunque seguir¨ªa siendo miembro del Gobierno con ciertas atribuciones ceremoniales.
Intentos de normalizar la capital
Mubarak, que ayer anunci¨® la dimisi¨®n de la c¨²pula de su partido en bloque, pretende hoy normalizar la vida de El Cairo, en el d¨ªa en que Egipto comienza la semana. Uno de los elementos clave en esta vuelta a la normalidad es la plaza de la Liberaci¨®n, ocupada desde hace casi dos semanas por los manifestantes que quieren que caiga Mubarak. El Gobierno ha comenzado a retirar los coches quemados, en un intento de que la limpieza aparente normalidad, y ha abierto al tr¨¢fico el puente Kasr el Nil, un lugar estrat¨¦gico para el acceso a la plaza. Sin embargo, los manifestantes, lejos de amedrentarse, siguen empe?ados en la protesta. El flujo de personas que se acercan a la plaza con la intenci¨®n de acampar no desciende, como tampoco lo hace el n¨²mero de manifestantes, por lo que a esta hora la situaci¨®n en el puente es bastante ca¨®tica.
Adem¨¢s de la reforma constitucional, la oposici¨®n exige la salida de Mubarak, elecciones realmente libres y un Gobierno de transici¨®n. La agencia France Press asegura que los grupos anti Mubarak han pedido a Suleim¨¢n que sustituya al rais pero que el vicepresidente se ha negado. La noticia no ha sido confirmada por otras fuentes.
Los Hermanos Musulmanes, los ¨²ltimos en incorporarse a las conversaciones, aseguraron a Reuters que su intenci¨®n es evaluar hasta qu¨¦ punto el Gobierno est¨¢ "dispuesto a aceptar las demandas del pueblo". Para calmar las reticencias que demuestran tanto Occidente como los sectores laicos de la oposici¨®n, el grupo insiste en que no tiene la intenci¨®n de convertir Egipto en un Estado isl¨¢mico. Con todo, la llegada a las negociaciones de los Hermanos, oficialmente proscritos, puede suponer un avance importante en la resoluci¨®n del conflicto. Dejando a un lado al Ej¨¦rcito, no parece que haya ning¨²n otro colectivo con la influencia suficiente como para negociar con los cientos de miles de egipcios que contin¨²an tomando las calles.
Muchas figuras de la oposici¨®n insisten en que ahora la prioridad debe ser cambiar las reglas electorales mediante la formaci¨®n de un nuevo parlamento que modifique la Constituci¨®n y permita concurrir a las urnas con unas reglas que no hayan sido creadas exclusivamente para favorecer al partido de Mubarak, como viene ocurriendo en los ¨²ltimos 30 a?os.
En cualquier caso, Egipto empez¨® ayer a respirar. Las estructuras del r¨¦gimen han resistido sin desmoronarse el tremendo empuje de la revuelta, pero se saben condenadas a una profunda reforma ya sin Hosni Mubarak. Los manifestantes, y la mayor¨ªa de la sociedad, han comprobado su enorme fuerza, pero son conscientes de que empieza una fase de forcejeos y negociaciones. Tras 12 d¨ªas estremecedores, la sociedad egipcia intenta recuperar el pulso en el inicio de una nueva era, a¨²n muy confusa.
Cambio imparable
La dimisi¨®n de la c¨²pula del hegem¨®nico Partido Nacional Democr¨¢tico (PND), con Gamal Mubarak al frente, confirma que el cambio es imparable. M¨¢s all¨¢ de los tanques que dominan la ciudad, de los manifestantes que mantienen el basti¨®n de la plaza de la Liberaci¨®n (destinados a un lugar de privilegio en la ¨¦pica ¨¢rabe y en la historia mundial del progreso), de una inevitable tensi¨®n colectiva, El Cairo muestra deseos de trabajar y volver a sus embotellamientos y a su caos cotidiano. En cierta forma, eso favorece al r¨¦gimen. Es decir, al Ej¨¦rcito, que gana tiempo mientras organiza alg¨²n tipo de salida para Mubarak.
La salida de Gamal Mubarak es trascendental al no poder tomar el testigo de su padre en la presidencia, ya que la Constituci¨®n exige que los candidatos tengan un puesto en el partido. Adem¨¢s, este movimiento pol¨ªtico se produce en un contexto de acercamiento a la oposici¨®n, entre cuyas exigencias est¨¢ la petici¨®n expresa de que el equipo de fieles de Mubarak desaparezca del mapa pol¨ªtico.
Fin de ciclo
El cambio se perfila dif¨ªcil, tal vez tumultuoso. El Ej¨¦rcito procura estrechar el te¨®rico "cerco de protecci¨®n" en torno a la plaza de la Liberaci¨®n para limitar al m¨¢ximo los v¨ªnculos entre el coraz¨®n de la protesta y el resto del pa¨ªs. El jefe del Estado Mayor, como en la v¨ªspera el ministro de Defensa, acudi¨® al lugar para pedir a los manifestantes que se retiraran y delegaran su fuerza en representantes pol¨ªticos; como era de esperar, la multitud no le crey¨® y se qued¨®. Se registran ocasionales detenciones arbitrarias y actos de hostigamiento. Peque?os grupos de fieles a Mubarak pululan a¨²n con banderas y protegen su propia barricada, al norte de la plaza.
El cambio es, sin embargo, inevitable. La naci¨®n entera, 80 millones de egipcios, ha contra¨ªdo una deuda eterna con los h¨¦roes de Tahrir, las decenas de miles de hombres y mujeres que est¨¢n resistiendo furiosos embates de la polic¨ªa, primero, y despu¨¦s de los matones del r¨¦gimen, en buena parte polic¨ªas de civil. Es un grupo heterog¨¦neo de j¨®venes, profesionales, obreros y Hermanos Musulmanes que siguen atrincherados en la plaza, dispuestos a vencer o morir, y est¨¢n animando con su valor a millones de egipcios que perdieron el miedo y, tras el inicial martes de esperanza, han seguido manifest¨¢ndose hasta persuadir al r¨¦gimen de que su violencia era in¨²til. Las im¨¢genes de los matones cargando contra la multitud a lomos de caballos y camellos, entre tanques y pedradas, han de perdurar en la memoria como una met¨¢fora de las fuerzas en conflicto.
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