El chaval de los 13 coches
Rory McIlroy representa el mundo opuesto a Tiger Woods
Rory McIlroy es un ni?o de 21 a?os que se ha comprado 13 coches. "?Y eso no est¨¢ bien, verdad?", pregunta con un toque de remordimiento por su caprichoso derroche. El de un adolescente millonario que, sin embargo, pasar¨ªa desapercibido en cualquier instituto. McIlroy es un chico imberbe de mejillas rosadas, pelo rizado e incluso cierta barriguita. Nada que ver con Tiger Woods, una monta?a de m¨²sculos. Los dos golfistas representan dos mundos opuestos. En el campo y fuera de ¨¦l.
McIlroy conduce ¨¦l mismo un coche alquilado en Augusta. Hace de ch¨®fer de sus amigos, los que le arropan durante la semana del torneo y le ayudan a relajarse cuando guarda los palos. Hace poco que Rory rompi¨® siete a?os de relaci¨®n con su novia y ahora encuentra refugio en una pandilla de chicos ocupados en divertirse. De ah¨ª que hayan comprado un bal¨®n de f¨²tbol americano y pasen las tardes peloteando, ya sea en el aparcamiento del restaurante, donde coincidi¨® con ?lvaro Quir¨®s, o cerca de la casa, hasta el punto de que una vecina debe reprender por el ruido a los chicos, como si McIlroy fuera un adolescente m¨¢s y no el l¨ªder del Masters de Augusta despu¨¦s de las dos primeras jornadas. Como a cualquier chico de su edad, est¨¢ enganchado al Twitter, en el que a veces alardea de sus combinaciones del licor J?germeister y Red Bull.
Tiger vive en otra galaxia. El deportista mundial con m¨¢s ganancias va escoltado por la vida y no admite ninguna distracci¨®n. En el campo, mira al suelo, absorto, ajeno a todo. Tambi¨¦n en el juego son como el d¨ªa y la noche. El robotizado y mec¨¢nico Tiger contra el natural McIlroy, los continuos cambios en Woods frente a la simpleza del swing del norirland¨¦s, m¨¢s duro ahora despu¨¦s de horas de gimnasio para fortalecer la espalda. Curiosamente es m¨¢s pegador McIlroy que Woods, pese al entrenamiento militar con pesas que ha forrado al estadounidense.
Woods pretende recuperar el terreno perdido frente a la chiquillada. El Tigre tiene 35 a?os y ve amenazado c¨®mo McIlroy, Fowler y Day quieren imponer un nuevo orden. Por primera vez, se siente viejo. No gana nada desde noviembre de 2009. "S¨¦ que ha llegado la nueva generaci¨®n", admite Tiger, "pero yo voy a competir todav¨ªa por ganar". Pero McIlroy dio ayer en el Masters una clase magistral y hoy persigue convertirse en el segundo ganador m¨¢s joven (21 a?os y 11 meses), en la estela del gran Woods de 1997 (21 y tres). Un r¨¦cord sideral.
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