El asesino en serie de Long Island suma dos nuevas v¨ªctimas
Hallados restos humanos en la zona de Nueva York donde ya hab¨ªan sido localizados ocho cad¨¢veres
Un torso y un pu?ado de huesos enterrados a un lado de la playa. Una calavera solitaria a menos de dos kil¨®metros de distancia. No se sabe, de momento, si los restos corresponden a un solo cad¨¢ver o a dos diferentes. Este es el macabro balance de la semana en el condado de Suffolk, en la costa de Long Island (Nueva York), una zona donde en los ¨²ltimos cuatro meses ya han se han recuperado otros ocho cad¨¢veres, tres de ellos hace apenas siete d¨ªas y al menos cuatro pertenecientes a prostitutas. Un reguero de cuerpos que alimenta la sospecha de la existencia de un asesino en serie en la zona que se habr¨ªa cobrado nueve o diez v¨ªctimas. De momento.
Los restos humanos que la polic¨ªa encontr¨® el lunes podr¨ªan ser de la misma v¨ªctima o de dos diferentes, a¨²n hay que esperar a los resultados de la autopsia, pero ya nadie duda de que Long Island se ha vuelto a convertir en el escenario involuntario de las operaciones de un asesino en serie que en cualquier momento podr¨ªa volver a matar. Resulta inquietante pensar que en 1993 la polic¨ªa arrest¨® en esa misma zona a Joel Rifkin, un parado que confes¨® haber asesinado a 17 prostitutas. Y en 1996 otro perturbado que trabajaba como cartero en el ¨¢rea confes¨® haber matado a otras cinco. Por tanto es la tercera vez en la historia que Long Island se enfrenta al terrorismo psicol¨®gico causado por un asesino cuyas motivaciones tambi¨¦n parecen relacionadas con la profesi¨®n de sus v¨ªctimas, aunque entre los cuerpos aparecidos tambi¨¦n se han encontrado los restos de un ni?o. Seg¨²n la polic¨ªa, los cad¨¢veres de las cuatro prostitutas que aparecieron en diciembre envueltos en sacos son m¨¢s recientes que los de los cuatro cuerpos que se encontraron en d¨ªas recientes, a los que hay que a?adir los restos encontrados esta semana. Pero s¨ª parece acertado decir que Long Island se enfrenta a una mente que sabe perfectamente a qu¨¦ est¨¢ jugando, y toma precauciones para no dejar rastro. "El asesino sabe c¨®mo utilizar la tecnolog¨ªa. Algunos piensan que incluso podr¨ªa tratarse de un polic¨ªa", declar¨® hace unos d¨ªas un detective sin identificarse al diario The New York Times.
Esas sospechas nacen, entre otras cosas, de las llamadas telef¨®nicas recibidas durante el verano de 2009 por Amanda Barthelemy, hermana de Melissa Barthelemy, una de las prostitutas asesinadas. El 11 de julio de aquel a?o Melissa, que trabajaba en Nueva York, estuvo con un cliente, ingres¨® 900 d¨®lares en el banco y desapareci¨®. Tras denunciar su desaparici¨®n, Amanda comenz¨® a recibir llamadas desde el m¨®vil de Melissa pero en lugar de su voz al otro lado del tel¨¦fono hab¨ªa un hombre que "denigraba a su hermana por su tipo de vida", seg¨²n ha explicado el abogado de la familia Barthelemy. Al parecer las llamadas duraban menos de tres minutos, de forma que a la polic¨ªa nunca le daba tiempo a localizar su procedencia exacta aunque en una ocasi¨®n supieron que el m¨®vil se hab¨ªa encendido en Long Island. El asesino nunca lleg¨® a decir si Melissa estaba viva o muerta. Tras comunicarse durante varias semanas, en agosto de 2009 dej¨® de llamar.
El cuerpo de aquella joven apareci¨® en la playa de Gilgo Beach en Long Island el pasado diciembre junto al de otras tres prostitutas. Pero su descubrimiento fue una sorpresa ya que a quien la polic¨ªa buscaba entonces no era a Melissa sino a Shannan Gilbert, otra mujer que prestaba servicios sexuales y que fue vista por ¨²ltima vez en un motel cercano a aquella playa en mayo de 2010. Su cuerpo a¨²n no ha sido encontrado pero la denuncia de su desaparici¨®n fue la que desencaden¨® la investigaci¨®n que ha sacado a la luz los nueve o diez cad¨¢veres que han aparecido hasta la fecha en Long Island, un ¨¢rea de playa que en los pr¨®ximos meses volver¨¢ a ser muy frecuentada por los neoyorquinos pero que de momento est¨¢ te?ida por el luto, ba?ada por el miedo e inmersa en el misterio.
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