Bomba de racimo, un arma devastadora que Espa?a fabric¨® hasta 2008
El Gobierno de Zapatero firm¨® hace dos a?os y medio la Convenci¨®n de Oslo, que prohib¨ªa el uso de esta munici¨®n.- Un a?o antes, una empresa espa?ola produjo las que ahora explotan en Libia
Espa?a fue uno de los 30 pa¨ªses firmantes en 2008 de la Convenci¨®n de Oslo, en la que se comprometi¨® a no emplear, desarrollar, adquirir, almacenar, conservar o transferir a nadie, "bajo ninguna circunstancia", bombas de racimo. Antes, sin embargo, fue uno de tantos en tener y producir este tipo de munici¨®n. Las que ahora usa Gadafi en Misrata contra los rebeldes fueron fabricadas en Espa?a en 2007.
Hasta que el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero se sum¨® al acuerdo internacional, seg¨²n un informe de Greenpeace, en Espa?a hab¨ªa varias empresas que las creaban; en concreto, Explosivos Alaveses, Instalaza SA, Santa B¨¢rbara e Internacional Tecnology SA. La segunda de ellas, Instalaza, es la que produjo las bombas de racimo que ahora se han encontrado en Libia, del tipo MAT-120. Un portavoz de Comercio Exterior ha subrayado que "lo que se haya podido exportar fue antes de la Convenci¨®n". En 2008, vendi¨® armas a Libia, en la categor¨ªa de "bombas, torpedos, cohetes y misiles", por valor de 3,8 millones de euros, informa Miguel Gonz¨¢lez.
El Ej¨¦rcito, por su parte, dispon¨ªa de tres clases de esta munici¨®n: la CBU-100B (Rockeye), la antipista BME-330 y la granada de mortero MAT-120. La primera era importada de Estados Unidos y las dos ¨²ltimas, de fabricaci¨®n espa?ola. En cuanto firm¨® la Convenci¨®n de Oslo (diciembre de 2008), Espa?a fue el primer pa¨ªs en destruir todo su arsenal. Unos meses antes, incluso, en julio, el Ejecutivo aprob¨® de forma unilateral una moratoria en la producci¨®n y exportaci¨®n de estas bombas.
Junto a Espa?a, otros pa¨ªses como Francia, Reino Unido, Alemania, Jap¨®n, Portugal, Holanda o L¨ªbano tambi¨¦n se unieron al acuerdo, pero muchos otros, dos a?os y medio despu¨¦s de su entrada en vigor, todav¨ªa no lo han hecho. Por ejemplo, Estados Unidos, Rusia, China o Libia.
Se calcula que las bombas de racimo han matado o mutilado a unas 100.000 personas en los ¨²ltimos 45 a?os, la tercera parte de ellas ni?os, seg¨²n datos de la Coalici¨®n contra las bombas de racimo. Fueron pensadas en su origen para atacar veh¨ªculos de combate, aunque su uso contra humanos ha sido y, como se ve, sigue siendo moneda de uso com¨²n.
Antes de impactar contra el suelo, las bombas fragmentarias -tambi¨¦n se les conoce por este nombre- liberan multitud de peque?os artefactos que quedan dispersados de forma aleatoria y no siempre explotan. O no lo hacen en ese momento, al menos, porque una parte de las bombetas -as¨ª se llaman- permanecen ocultas para acabar estallando hasta 40 a?os despu¨¦s. "Resulta imposible saber cu¨¢ntas explotan y cu¨¢ntas no, o qu¨¦ zonas est¨¢n limpias y cu¨¢les no", contaba en una entrevista en 2008 a EL PA?S Valon Kumnova, el responsable de la Organizaci¨®n de Apoyo a la Vida en Zonas Peligrosas (HALO).
Su explosi¨®n depende de donde caigan. "Hemos trabajado en lugares en los que sabemos que se han usado y no hemos encontrado ni una, solo los cr¨¢teres de impacto. En otros, en cambio, si han ca¨ªdo sobre un suelo mojado y blando, hemos observado niveles de fallo de hasta un 50%", detallaba Kumnova.
En opini¨®n de este experto, adem¨¢s de "car¨ªsimas", son "potencialmente" m¨¢s peligrosas que las minas antipersonas. "Muy poca gente sale ilesa o con heridas leves de un accidente con una bomba de racimo. Pero no necesariamente explotan por pisarlas, como pasa con las minas. Normalmente, hay que moverlas o golpearlas, as¨ª que el riesgo es menor. Aunque cuando explotan, eso s¨ª, causan mucho m¨¢s da?o que las minas", se?alaba este responsable de HALO.
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