Obama pudo con Osama
En el verano de 2009, durante una intervenci¨®n en un seminario sobre terrorismo celebrado en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo en Santander, afirm¨¦ que era muy probable que al a?o siguiente tuvi¨¦semos noticia de que Osama bin Laden hab¨ªa sido capturado o abatido. Pilar Manj¨®n, la presidenta de la Asociaci¨®n de Afectados por el 11-M, que estaba entre los asistentes al acto, a buen seguro que recordar¨¢ esas palabras m¨ªas, recibidas con gran escepticismo por parte de la inmensa mayor¨ªa de los presentes. Me equivoqu¨¦, pero por apenas unos meses. Digamos que en aquellos momentos estaba razonablemente convencido de que tendr¨ªa ¨¦xito, en lo que se refiere a privar al yihadismo global de su carism¨¢tico icono, la nueva estrategia para combatir el terrorismo adoptada por el presidente Barack Obama. Una estrategia basada en las reflexiones de una comisi¨®n de expertos al frente de la cual se encontraba Bruce Riedel, uno de los analistas que no iba por ah¨ª diciendo que Al Qaeda hab¨ªa dejado de existir sino todo lo contrario.
El presidente Barack Obama present¨® p¨²blicamente dicha estrategia en marzo de 2009. Al hacerlo, subray¨® cuatro cuestiones que ahora adquieren una particular relevancia. En primer lugar, afirm¨® que su principal objetivo contraterrorista era "desbaratar, desmantelar y derrotar a Al Qaeda". En segundo t¨¦rmino, sostuvo que "casi con toda certeza", Osama bin Laden se encontraba en las monta?osas zonas tribales al noroeste de ese segundo pa¨ªs. En tercer lugar, asegur¨® que "Pakist¨¢n debe demostrar su compromiso de erradicar a Al Qaeda y a los extremistas violentos dentro de sus fronteras". Por ¨²ltimo, el presidente norteamericano advirti¨® que Estados unidos "insistir¨¢ en que se act¨²e, de un modo u otro, cuando tengamos inteligencia sobre blancos terroristas de alto nivel". Estos cuatro asuntos, interrelacionados entre s¨ª, ayudan a interpretar la muerte de Osama bin Laden y el contexto en que se ha producido, al tiempo que invitan a formular algunos interrogantes acerca de todo ello y del futuro del terrorismo global.
Desbaratar, desmantelar y derrotar a Al Qaeda era una finalidad contraterrorista m¨¢s precisa y, en cierto modo, menos ambiciosa, que la de enfrentarse a los extremismos violentos en todo el mundo formulada como guerra global al terrorismo por la Administraci¨®n de George W. Bush. Pero los medios militares y las labores de inteligencia han continuando siendo preferentes, como dif¨ªcilmente podr¨ªa ser de otro modo trat¨¢ndose de una estructura terrorista cuyos l¨ªderes se encuntran en Pakist¨¢n. A la muerte de Osama bin Laden ha llevado, por una parte, el extraordinario incremento en los ataques norteamericanos mediante misiles lanzados desde aeronaves no tripuladas contra blancos de Al Qaeda en Wazirist¨¢n del Norte. Es veros¨ªmil que, a la vista del creciente n¨²mero de mandos de dicha estructura terrorista que iban siendo alcanzados por el impacto de esos misiles, Osama bin Laden tomase la decisi¨®n de buscar refugio en el mismo otro ¨¢mbito en el que ya lo hab¨ªan hecho otros destacados subordinados suyos. Es decir, trasladarse de las inaccesibles monta?as de las zonas tribales de Pakist¨¢n a alguna de sus densamente pobladas zonas urbanas.
Por otra parte, a la muerte de Osama bin Laden ha llevado tambi¨¦n una exquisita labor de inteligencia a cargo de la CIA. Pero es dudoso que la informaci¨®n en base a la cual haya sido elaborada dicha inteligencia provenga de aquel compromiso que las autoridades paquistan¨ªes, en palabras de Barack Obama, ten¨ªan que demostrar. De hecho, la advertencia que el presidente de Estados Unidos incluy¨® en la presentaci¨®n de su estrategia contraterrorista, hace ahora dos a?os, se refer¨ªa a la pasada inacci¨®n contra l¨ªderes de Al Qaeda identificados en territorio de Pakist¨¢n, cuando la operaci¨®n contra los mismos quedaba en manos de los servicios de seguridad y de los militares de dicho pa¨ªs, que en alguna ocasi¨®n incluso advirtieron al propio emir de la estructura terrorista de su detecci¨®n por la CIA o de la inminencia de un ataque contra su persona. Aunque el discurso del presidente Obama sea conciliador a este respecto, que Osaba bin Laden se hallara escondido en un recinto muy protegido relativamente pr¨®ximo a Islamabad, suscita una vez m¨¢s dudas sobre la manera poco un¨ªvoca con que las autoridades paquisten¨ªes abordan el tema de Al Qaeda.
Fernando Reinares es investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano y actualmente tambi¨¦n Public Policy Scholar en la divisi¨®n de estudios de seguridad internacional del Woodrow Wilson Center, en Washington.
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