Una pol¨¦mica ejecuci¨®n en Georgia agita Estados Unidos
Troy Davis ser¨¢ ejecutado por un homicidio que supuestamente cometi¨® en 1989.- La UE, Amnist¨ªa Internacional y el Papa pidieron al Estado que le perdonara o conmutara la sentencia
Poco ha importado que un antiguo director del FBI, William Sessions, partidario ac¨¦rrimo de la pena de muerte, haya solicitado que no se ejecute a Troy Davis porque su caso hace agua por todos lados.
El ¨²ltimo recurso que le quedaba a este preso de 42 a?os, condenado a la pena capital por matar en 1989 a un polic¨ªa que estaba fuera de servicio, fue rechazado ayer por la Corte de Perdones del Estado de Georgia. El tribunal decidi¨® no conmutarle la pena por cadena perpetua sin dar m¨¢s explicaciones.
La ejecuci¨®n de Davis se hab¨ªa suspendido en el ¨²ltimo momento hasta en tres ocasiones durante m¨¢s de dos d¨¦cadas. Nada hace pensar que eso ocurra hoy a las siete de la tarde (una de la madrugada del jueves, hora peninsular espa?ola) cuando Davis reciba una inyecci¨®n letal en una penitenciar¨ªa de Jackson (Georgia).
Excepcionalmente, el Tribunal Supremo de Estados Unidos concedi¨® a Davis en 2009 una vista para que probara su inocencia a los magistrados, algo inusual y que no se hab¨ªa usado en 50 a?os, ya que los reos normalmente acuden a tribunales inferiores.
"Puro humo"
La m¨¢xima corte traslad¨® el caso a un juez federal de Georgia que finalmente decidi¨® que las pruebas que presentaba la defensa eran "puro humo". Solo le quedaba la Corte de Perdones, que finalmente ha rechazado el recurso del reo.
El caso de Davis ha obtenido relevancia internacional, ya que instituciones como la Uni¨®n Europea, organizaciones como Amnist¨ªa Internacional y pol¨ªticos como el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, adem¨¢s del Papa, pidieron al Estado de Georgia que perdonara al recluso o le conmutara la sentencia.
En los ¨²ltimos a?os, siete testigos de la acusaci¨®n original que participaron en el juicio de 1991 han cambiado sus declaraciones.
El caso se desmorona, no hay m¨®vil, no hay arma homicida. Una testigo (Quiana Glover) asegura que el hombre cuyo testimonio fue determinante en su condena (Sylvester Cole) le confes¨® en una fiesta que ¨¦l fue quien acab¨® con la vida del agente. Pero nada se puede hacer. Con casi total seguridad, el preso ser¨¢ ejecutado hoy en Georgia. Su muerte ser¨¢ la n¨²mero 34 este a?o y la 1.268 desde que el Supremo reinstaur¨® los homicidios legales en 1976.
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