Alarmante Egipto
Los generales deben acelerar su salida del poder y reafirmar su compromiso con la democracia
Cuando los generales egipcios descabalgaron al tirano Hosni Mubarak, en febrero, anunciaron que se retirar¨ªan en seis meses, tras la celebraci¨®n de elecciones parlamentarias y presidenciales. El calendario era ingenuo: no se liquida de la noche a la ma?ana una dictadura de 30 a?os y se instaura una democracia m¨ªnimamente cre¨ªble. Pero a la luz de los acontecimientos en el m¨¢s poblado e influyente pa¨ªs ¨¢rabe -y a pesar de las reiteradas declaraciones de sus integrantes- todo indica que la Junta Militar est¨¢ abdicando de aquel compromiso inicial, que respondi¨® a las aspiraciones de la calle, sustituy¨¦ndolo por una inquietante acomodaci¨®n al poder y unos m¨¦todos que en algunos aspectos recuerdan ominosos tiempos pasados.
Ejemplo lacerante son los grav¨ªsimos disturbios de El Cairo, con la muerte de casi una treintena de personas en el ataque brutal del Ej¨¦rcito contra una protesta de cristianos coptos por la quema de uno de sus templos, en el sur, a manos de fan¨¢ticos musulmanes. Como Mubarak, los generales han permitido una matanza anunciada, a consecuencia de la cual ha dimitido el ministro de Finanzas. Como Mubarak, prometen castigar, pero no lo hacen, a los extremistas que fomentan la violencia sectaria. Otros signos alarmantes confirman la deriva castrense: desde volver a llevar a civiles ante tribunales militares hasta revivir la legislaci¨®n de emergencia que justific¨® los excesos del dictador depuesto.
La nueva agenda electoral fijada por la Junta expresa este estancamiento democr¨¢tico. Las votaciones a las dos C¨¢maras del Parlamento se celebrar¨¢n escalonadamente entre noviembre de este a?o y marzo de 2012. Una comisi¨®n de notables redactar¨¢ despu¨¦s una nueva Constituci¨®n, que deber¨¢ ser ratificada en refer¨¦ndum antes de que haya elecciones presidenciales, presumiblemente a finales del a?o pr¨®ximo. El proceso, que los partidos exigen acelerar, podr¨ªa mantener al Ej¨¦rcito al tim¨®n hasta bien entrado 2013.
La peor tentaci¨®n a que pueden sucumbir los generales egipcios, beneficiarios hist¨®ricos de toda prebenda, es la de instalarse en un poder que no les pertenece. Egipto, por su condici¨®n de modelo ¨¢rabe, exige una transici¨®n r¨¢pida y ejemplar. Los progresos de estos ocho meses deben ser consolidados con un calendario pol¨ªtico simple y razonable. La Junta tiene que disipar la creciente percepci¨®n entre sus compatriotas de que no se conforma con que se le agradezcan los servicios prestados.
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