La l¨ªnea de Srebrenica alcanza Homs
Los cr¨ªmenes contra la humanidad cometidos en Siria son una aut¨¦ntica repetici¨®n de las operaciones de limpieza ¨¦tnica que sufrieron los Balcanes en los noventa
Las im¨¢genes diarias del bombardeo y asedio de Homs por parte del ej¨¦rcito y las fuerzas de seguridad de Bachar el Asad evocan intensos recuerdos en quienes conocieron las guerras de la antigua Yugoslavia. Los bosnios est¨¢n demasiado familiarizados con la demoledora maquinaria de las guerras de asedio modernas. No podemos seguir tolerando este ataque despiadado contra el pueblo sirio.
Tal como ocurri¨® en el caso de Bosnia Herzegovina hace 20 a?os, una de las primeras medidas tomadas por la Uni¨®n Europea ante el desastre cada vez mayor de Siria fue imponer un embargo de armas. La hip¨®tesis elemental de que, cuantas menos armas hay, menos muertes se producen, deber¨ªa haber quedado desmentida por la experiencia de Bosnia. Hasta el defensor principal de aquel embargo en la ONU, el entonces ministro brit¨¢nico de Exteriores Douglas Hurd, ha mostrado su arrepentimiento, aunque sea tarde, por haber contribuido a impedir ¡°la igualdad de condiciones en las matanzas¡±. Al Ej¨¦rcito popular yugoslavo y su brazo bosnio nunca les faltaron las armas, y las utilizaron contra un adversario pr¨¢cticamente desarmado, el ej¨¦rcito de la Rep¨²blica de Bosnia y Herzegovina. Hoy, incluso aunque no contara con la ayuda rusa e iran¨ª que est¨¢ recibiendo, El Asad tendr¨ªa el monopolio real de la fuerza letal en Siria, como tuvo en su d¨ªa el viejo aliado de su padre, Milo?evi?.
Los cr¨ªmenes contra la humanidad cometidos en Siria por el r¨¦gimen de Bachar el Asad son una aut¨¦ntica repetici¨®n de las operaciones de limpieza ¨¦tnica que sufrieron los Balcanes en los a?os noventa. No existe ninguna diferencia moral entre la situaci¨®n de Libia el a?o pasado, cuando Occidente y varios Estados ¨¢rabes intervinieron con eficacia para proteger a la poblaci¨®n civil y facilitar la liberaci¨®n popular, y las circunstancias actuales en Siria. Aunque el pa¨ªs est¨¢ pagando un tremendo coste en vidas humanas, esta no es una ¡°crisis humanitaria¡±. Tanto Siria como Libia son casos de un r¨¦gimen opresor que emplea todos los medios necesarios, incluidos el asesinato, la persecuci¨®n y la tortura de ciudadanos corrientes, para conservar el poder. La oposici¨®n de Rusia y China a la intervenci¨®n militar no puede servir de excusa para no actuar.
Es necesario dar a la carnicer¨ªa de Siria una respuesta coherente que incluya ciertos elementos fundamentales: el reconocimiento del Consejo Nacional Sirio, la entrega de armas y el apoyo a¨¦reo al Ej¨¦rcito Libre de Siria y la presentaci¨®n de cargos contra Bachar el Asad y sus esbirros por cr¨ªmenes contra la humanidad.
El suministro de armas al Ej¨¦rcito Libre de Siria, fundado para defender a los manifestantes desarmados de las fuerzas del El Asad, ayudar¨ªa a poner fin a la violencia; m¨¢s la distribuci¨®n de las armas que su n¨²mero en s¨ª. La capacidad de capturar y defender territorio impulsar¨ªa los intentos de los sirios de formular una plataforma pol¨ªtica ¨²nica para una nueva Siria unida y democr¨¢tica. Si la violencia y la limpieza ¨¦tnica contin¨²an, se intensificar¨¢n las divisiones ¨¦tnicas y religiosas del pa¨ªs, que los rebeldes parecen haber sido capaces de superar durante el ¨²ltimo a?o. Por ¨²ltimo, armar a la oposici¨®n es un requisito imprescindible para que la lucha siga siendo una lucha siria. Abandonar al Ej¨¦rcito Libre de Siria dejar¨ªa supondr¨ªa dejarlo a merced de las ideolog¨ªas y los movimientos radicales que pretenden apoderarse del combate sirio por la libertad e impedir¨ªa la construcci¨®n de una nueva Siria democr¨¢tica y pr¨®spera durante varios decenios.
Tambi¨¦n aqu¨ª, Bosnia deber¨ªa servir de lecci¨®n: en un entorno mucho menos propicio, algunos elementos bosnios se volvieron hacia las ideolog¨ªas extremistas, lo cual provoc¨® que en el Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica de Bosnia y Herzegovina, que hab¨ªa comenzado como una fuerza laica y muti¨¦tnica, se crearan unidades religiosas solo para musulmanes, con emires e imanes. Las atrocidades cometidas durante la guerra por muyahidines tanto nacionales como extranjeros crearon miedos y resentimientos muy arraigados que los pol¨ªticos nacionalistas siguen manipulando todav¨ªa.
El caso de Libia deja claro que el poder a¨¦reo occidental puede utilizarse con efectos devastadores para apoyar una insurrecci¨®n popular. Presentar cargos contra El Asad y sus verdugos no solo contribuir¨ªa a desacreditar a¨²n m¨¢s al r¨¦gimen y acabar con la impunidad con la que lleva a cabo su brutal campa?a, sino que podr¨ªa salvar vidas de forma inmediata, al impedir nuevas atrocidades.
La idea de impunidad con la que los generales de El Asad dictan ¨®rdenes de disparar contra miembros inermes de la oposici¨®n es como la idea de impunidad con la que los generales de Slobodan Milo?evi? y Radovan Karad?i? actuaban en Bosnia en los a?os noventa al organizar operaciones de limpieza ¨¦tnica y genocidio.
La Asamblea General de la ONU aprob¨® hace alg¨²n tiempo que la comunidad internacional tiene la ¡°responsabilidad de proteger¡± a las poblaciones cuyos Gobiernos demuestren su rechazo a hacerlo. Al explicar la intervenci¨®n en Libia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que la l¨ªnea que comenzaba en las playas de Normand¨ªa llegaba hasta Bengasi. Si Occidente no interviene, entre otras cosas, suministrando pruebas cruciales al TPI para poder procesar a los dirigentes del r¨¦gimen de El Asad, la l¨ªnea trazada en Srebrenica en 1995 se extender¨¢ hasta Homs e incluso m¨¢s all¨¢.
Emir Suljagi? es superviviente de Srebrenica y escritor; Reuf Bajrovi? es un consultor pol¨ªtico y estrat¨¦gico que trabaja en Washington.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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