Liberados los 10 ¨²ltimos uniformados colombianos en poder de las FARC
Los secuestrados fueron recogidos por un helic¨®ptero brasile?o en una zona desmilitarizada Fueron trasladados a la base de Villavicencio -donde vieron a sus familias- y luego a Bogot¨¢
Ca¨ªa la tarde en Colombia cuando en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio se avist¨® en el cielo el helic¨®ptero en el que ven¨ªan los seis polic¨ªas y cuatro militares secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hace m¨¢s de una d¨¦cada. A las seis menos cuarto de la tarde (una menos cuarto de la madrugada en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica) el aparato toc¨® tierra. Las puertas se abrieron de par en par y ah¨ª aparecieron los ¨²ltimos miembros de las fuerzas de seguridad que permanec¨ªan prisioneros de la guerrilla: Luis Alfonso Beltr¨¢n, Luis Arcia, R¨®binson Salcedo, Luis Moreno, C¨¦sar Lasso, Wilson Rojas, Carlos Duarte, Jorge Romero, Jorge Trujillo y Jos¨¦ Forero. Ellos ya son libres. Pero el sufrimiento de los secuestros en Colombia a¨²n no ha finalizado: se dice que son 405 civiles los que permanecen cautivos de grupos ilegales.
Cuatro presidentes, Internet... y en estos a?os Arcia solo ha visto a sus captores
En medio del calor que hace en esta poblaci¨®n colombiana, uno por uno fueron bajando con peque?as bolsas al hombro y mochilas en la mano. Tantos a?os de maltrato y aislamiento no opacaron las caras de felicidad de los liberados. Ya no llevaban cadenas y candados de acero, como cuando Colombia y el mundo los vio en las pruebas de supervivencia que entreg¨® la guerrilla a?os atr¨¢s. Ahora vest¨ªan prendas militares y de polic¨ªa. Uno de ellos ten¨ªa envuelta una bandera de Colombia. Otros, camisetas descoloridas y sudaderas negras. L¨¢grimas de alegr¨ªa pod¨ªan verse en algunos de sus rostros y con la mirada buscaban a lo lejos a sus familias, pero solo alcanzaban a ver polic¨ªas, militares y desconocidos de la prensa.
Una vez los ya excautivos pisaron Villavicencio y vieron de nuevo, despu¨¦s de un secuestro interminable, a los familiares que tanto los esperaron, fueron trasladados a la capital, Bogot¨¢, en un avi¨®n policial y otro militar. All¨ª fueron recibidos por altos mandos de las fuerzas de seguridad.
La recepci¨®n de Villavicencio, primera escala de la liberaci¨®n, tuvo un componente controvertido, sobre todo a ojos de los familiares. A diferencia de otras liberaciones, a su encuentro en la pista a¨¦rea de Villavicencio no estaban los hijos, las esposas y los padres de los raptados, sino m¨¦dicos del Ej¨¦rcito vestidos con batas blancas que los fueron llevando a paso lento hacia un sal¨®n aparte. All¨ª, en un espacio ¨ªntimo, los uniformados pudieron ver a solo dos de sus seres queridos. Eso molest¨® durante toda la angustiosa jornada a las familias, que tuvieron que soportar las casi siete horas que dur¨® la misi¨®n humanitaria encerradas en un sal¨®n.
Pero los reci¨¦n liberados no llegaron solos. Al salir de la pista, Jos¨¦ Libardo Forero, uno de los secuestrados, caminaba al lado de un peque?o tapir, una especie de peque?o jabal¨ª silvestre que se ve en las selvas de Colombia. Se lo regal¨® a Alan Jara, tambi¨¦n liberado por las FARC en febrero de 2009 y hoy gobernador del departamento del Meta, quien se encontraba en Villavicencio para recibir a sus antiguos compa?eros de cautiverio. ¡°Me dio casi un libro con las instrucciones para cuidar al animalito. Y cuando me vio, me dijo ¡®hola amigo¡¯ en ruso, y se ech¨® a re¨ªr¡±, relat¨® Jara a EL PA?S minutos despu¨¦s de haberse visto con algunos de los liberados. Ambos estuvieron secuestrados juntos y Jara le ense?¨® algo de este idioma a sus compa?eros cautivos. Otro de los liberados lleg¨® con dos p¨¢jaros ex¨®ticos de muchos colores, seguramente sus mascotas en tantos d¨ªas de soledad.
¡°Se qu¨¦ C¨¦sar ser¨¢ muy diferente. Toca volver a ser novios¡±, dec¨ªa Ninfa mientas aguardaba a su esposo
Desde Bogot¨¢, al filo de las siete de la noche en Colombia, el presidente de la Rep¨²blica Juan Manuel Santos dio una alocuci¨®n en la que daba la bienvenida a la libertad a los secuestrados. ¡°Es un gesto que valoramos¡±, dijo el presidente, pero ¡°no es suficiente¡±. Santos exigi¨® a las FARC la liberaci¨®n de los secuestrados civiles que est¨¢n en su poder: ¡°En el momento en que el gobierno considere que hay las garant¨ªas para que se inicie un proceso que nos lleve a parar el conflicto, lo haremos¡±, puntualiz¨®.
Al final del d¨ªa, la exsenadora Piedad C¨®rdoba tambi¨¦n se pronunci¨® desde Villavicencio y dijo que, a partir de ahora, la ONG Colombianos por la Paz buscar¨¢ a los desaparecidos del conflicto del azotado pa¨ªs latinoamericano, e intentar¨¢ visitar a los guerrilleros presos en las c¨¢rceles, idea que no le complace al Gobierno: ¡°Tengo que insistir en el compromiso que tenemos para que nos autoricen a entrar a las c¨¢rceles. Hoy nos llena de satisfacci¨®n decir que cumplimos, y que lo conseguimos sin derramar una gota de sangre¡±.
Un d¨ªa de angustia
Esta jornada de liberaciones comenz¨® el lunes a las diez y media de la ma?ana (siete horas menos que en la Espa?a peninsular) cuando el helic¨®ptero brasile?o modelo Cougar que llevaba a la Piedad C¨®rdoba y a Gloria Amparo S¨¢nchez, de Colombianos por la Paz (mediadora entre el gobierno y el grupo rebelde en el proceso de liberaci¨®n), y a dos delegados del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, despeg¨® de Villaviciencio para ir a recibir de manos de las FARC a los 10 secuestrados.
Durante todo el lunes, las familias de los cautivos vivieron horas de nerviosismo y tensi¨®n, pues la aeronave despeg¨® del aeropuerto con dos horas de retraso debido al mal tiempo. Y aunque en un principio se hab¨ªa dicho que las liberaciones se iban a dar en dos d¨ªas diferentes (lunes y mi¨¦rcoles), al mediod¨ªa, Gloria Cuartas, de Colombianos por la Paz, confirm¨® que el mismo lunes se dar¨ªan las liberaciones de todos los cautivos.
Seis horas despu¨¦s de comenzar la misi¨®n humanitaria, Mar¨ªa Cristina Rivera, portavoz de Cruz Roja, dio la primera noticia de los secuestrados en libertad: ¡°entre los l¨ªmites de los departamentos del Meta y Guaviare, las FARC-EP liberaron a cuatro militares y seis polic¨ªas, la totalidad de las personas que hab¨ªa sido anunciada por este grupo armado¡±, dijo desde Villavicencio.
A este punto se lleg¨® despu¨¦s de que las FARC, en un comunicado del pasado 26 de febrero, anunciara la liberaci¨®n de los polic¨ªas y militares, y la suspensi¨®n del secuestro extorsivo: ¡°Anunciamos tambi¨¦n que a partir de la fecha proscribimos la pr¨¢ctica de ellas (retenci¨®n de civiles a cambio de dinero) en nuestra actuaci¨®n revolucionaria¡±.
De la c¨¢rcel de las FARC a una muda limpia
Aunque el primer anuncio de una liberaci¨®n de seis rehenes se hab¨ªa dado en diciembre, el grupo guerrillero dilat¨® la entrega. Por eso Norma Trujillo, esposa del sargento Jos¨¦ Libardo Forero, hab¨ªa perdido la esperanza de volverlo a ver con vida. Ahora est¨¢ feliz de ver su sue?o cumplido. Celebrar¨¢ este 4 de abril su aniversario. 20 a?os de casados, de los cuales s¨®lo 6 ha pasado junto a Jos¨¦ Libardo. ¡°Vamos a celebrarlos juntos, qu¨¦ felicidad¡±, dice ella.
Cristina, hermana del sargento Luis Arturo Arcia, ya tiene lista la gallina que le cocinar¨¢ esta semana cuando llegue a su casa de Villavicencio. Los regalos de tantas Navidades sin celebrar ya est¨¢n organizados en la sala. Hay una muda de ropa nueva y elegante que reemplazar¨¢ las cadenas, las botas y la sudadera sucia y h¨²meda que seguramente tiene puestas qui¨¦n sabe desde hace cu¨¢nto. Nueve sobrinos que ¨¦l a¨²n no conoce lo esperan con un regalo especial: la camiseta de su equipo de f¨²tbol favorito, el Santa Fe, con las firmas estampadas de todos los jugadores, que escribieron para ¨¦l un mensaje especial.
El d¨ªa que ella y su familia se enteraron de que todos quedar¨ªan libres, Luis estaba cumpliendo 41 a?os. ¡°Fue un regalo para ¨¦l y para nosotros. Se fue un jovencito, y ahora vuelve un se?or¡±, asegura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.