Huir de Par¨ªs para capear el temporal
Una familia de clase media francesa relata c¨®mo, saliendo de la capital y renegociando su hipoteca, est¨¢ superando las dificultades
"?Oh, patatas, ?am, ?am! ?Lo quiero todo!". Bastien, de seis a?os, acaba de volver del b¨¦isbol muerto de hambre, con una energ¨ªa incre¨ªble. Alban, de cuatro, rasca con minuciosidad su cuenco del postre. La cocina es nueva, bonita y funciona, como de un cat¨¢logo de Ikea. Fabrice Auch¨¨re, su padre, ha dedicado parte de sus vacaciones a reformarla personalmente, para ahorrarse la mano de obra; comprendidos los electrodom¨¦sticos, un presupuesto de 4.500 euros. Es decir, los ingresos mensuales de la familia, 100 euros m¨¢s, 100 euros menos.
Este mi¨¦rcoles de octubre, como cada semana, Cl¨¦mence Auch¨¨re se ha quedado con sus hijos, una decisi¨®n cuyas consecuencias econ¨®micas tiene asumidas la pareja: esta enfermera de 36 a?os gana, trabajando con una reducci¨®n de jornada del 25%, 1.400 euros netos mensuales. "Podemos permit¨ªrnoslo gracias al sueldo de Fabrice", subraya la joven. Su marido, de 40 a?os, es t¨¦cnico audiovisual y trabaja para una PYME filial de un gran grupo franc¨¦s, en la que gana 3.000 euros netos al mes. Con dos puestos de trabajo de contrato indefinido, no se quejan de su fortuna. Sin embargo, desde hace unos a?os, con la crisis, cada euro cuenta.
Para empezar, han tenido que irse de Par¨ªs. La verdad es que no lo lamentaron mucho, porque la vida se hab¨ªa vuelto imposible; embarazada de su segundo hijo, Cl¨¦mence vio que le negaban una plaza en la guarder¨ªa en la que estaba el mayor y tuvo que contratar a una ni?era. Y adem¨¢s se acogi¨® a un permiso de maternidad a tiempo parcial. "Hicimos c¨¢lculos. Mi sueldo iba destinado a cuidar a los ni?os. A fin de mes me quedaban 50 euros". Entre el alquiler, el aparcamiento, la compra y otros gastos, "est¨¢bamos al descubierto todos los meses, no pod¨ªa comprarme ropa, era dif¨ªcil hacer regalos de cumplea?os e incluso invitar a amigos a cenar", enumera Cl¨¦mence.
La pareja se fij¨® en Maisons-Laffitte, en el l¨ªmite del bosque de Saint-Germain-en-Laye, al oeste de Par¨ªs. Pero los precios les empujaron m¨¢s lejos, m¨¢s al norte, a un edificio bajo de Cergy-Pontoise, junto a un bosquecillo. Un lugar tranquilo y residencial en el que compraron un piso de cuatro habitaciones por 194.000 euros. Se endeudaron para los pr¨®ximos 22 a?os... "En realidad, ya no nos quedan m¨¢s que 15 a?os de pagar", puntualiza Fabrice. "Hemos renegociado el tipo de inter¨¦s, que ahora es del 3,7% en vez del 5,25% inicial, y eso nos ha permitido ganar tres a?os". Cada mes, los j¨®venes pagan su pr¨¦stamo hipotecario, 1.200 euros, m¨¢s 200 euros de inter¨¦s.
La calidad de vida de la familia mejor¨® al salir de la capital. Aqu¨ª, las ni?eras buscan trabajo, y el consejo regional del Val-d'Oise absorbe parte de las cargas sociales en lugar de los padres. Por supuesto, durante los primeros a?os, los cr¨¦ditos fiscales sobre los intereses del pr¨¦stamo hipotecario de los Auch¨¨re les ayudaron mucho. Y el conjunto de deducciones fiscales que han podido disfrutar ¡ªno pagaron impuestos ni en 2009 ni en 2010¡ª aliger¨® la carga de esos a?os.
Pero se acab¨®. En septiembre pagaron sus impuestos de este a?o, 1.300 euros, en octubre, el impuesto sobre bienes inmuebles, 1.200 euros (frente a 900 euros hace tres a?os), y en noviembre les espera el impuesto de residencia, 1.200 euros. "No podemos irnos al otro extremo de la tierra como nos gustar¨ªa, no vamos a esquiar, hacemos menos salidas culturales y nos pensamos todo dos veces", explican Cl¨¦mence y Fabrice. No est¨¢n nada tranquilos, despu¨¦s del plan de austeridad anunciado por el Gobierno franc¨¦s. "Sabemos muy bien que es necesario hacer esfuerzos. Pero tambi¨¦n que vamos a ser la gallina de los huevos de oro", dicen con desconfianza. Cl¨¦mence, sin temer una crisis "tan colosal" como la que sufren griegos y espa?oles, prev¨¦ un futuro m¨¢s sombr¨ªo : "Los impuestos van a seguir aumentando y los servicios p¨²blicos tendr¨¢n cada vez menos medios humanos y econ¨®micos".
Para su marido, las condiciones de trabajo se han endurecido. Hasta 2010, su empresa, especializada en en eventos, tuvo "unos a?os buenos, incluso en el plano internacional". Desde entonces, los contratos son escasos y ?los clientes quieren eventos m¨¢s grandes, m¨¢s r¨¢pidos y m¨¢s baratos?, se?ala. Las jornadas se alargan, hasta 15 o 16 horas, y la presi¨®n se agudiza. Todos se preguntan hasta cu¨¢ndo va a aguantar la empresa.
Lejos de esas preocupaciones, Bastien y Alban se abandonan al sue?o. Pueden dormir tranquilos. Por ellos, sus padres est¨¢n dispuestos a privarse de todo, antes que dejar de pagar los 110 euros del b¨¦isbol, los 105 euros de las clases de hip-hop y, este verano, las vacaciones en el mar. Ya ahorrar¨¢n en helados y restaurantes.
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