Obama negocia contra reloj un acuerdo para evitar la recesi¨®n econ¨®mica
El presidente suspende sus vacaciones en Hawai para liderar las reuniones
La econom¨ªa de Estados Unidos y del resto del mundo viven una alarmante cuenta atr¨¢s ante un 1 de enero que anuncia una dr¨¢stica ca¨ªda del crecimiento si los pol¨ªticos norteamericanos no son capaces de conseguir un acuerdo que hoy no se vislumbra. Ning¨²n partido tiene mayor¨ªa suficiente para sacar adelante sus propuestas en el Congreso. Es preciso un compromiso bipartidista para salvar lo que se conoce como el abismo fiscal, la amenaza de una recesi¨®n econ¨®mica y el hundimiento del prestigio de la primera potencia mundial.
Barack Obama interrumpi¨® el mi¨¦rcoles sus vacaciones en Hawai y regres¨® a Washington para implicarse personalmente en la negociaci¨®n de ese acuerdo. Los miembros del Congreso tambi¨¦n volver¨¢n este jueves a sus puestos. Todos han prometido hacer lo posible para evitar ese da?o innecesario. Pero nadie ha aportado hasta el momento una soluci¨®n viable, y las esperanzas est¨¢n hoy m¨¢s centradas en encontrar un parche, un pacto provisional, que, al menos, posponga los efectos m¨¢s dram¨¢ticos del abismo fiscal.
Si no hay ninguna clase de acuerdo, a partir del 1 de enero comenzar¨¢n a entrar en vigor una cadena de recortes de gastos y aumentos de impuestos por un total de cerca de 600.000 millones de d¨®lares, casi el 5% del Producto Interior Bruto de EE UU. Pr¨¢cticamente todos los norteamericanos sufrir¨¢n un aumento de sus contribuciones a hacienda, 55.000 millones de d¨®lares se restar¨¢n del presupuesto del Pent¨¢gono y una cantidad id¨¦ntica se reducir¨¢ de las ayudas al paro, la atenci¨®n sanitaria a los pensionistas y otros programas sociales. La Oficina de Presupuesto del Congreso ha calculado que, como consecuencia, la econom¨ªa norteamericana se ver¨¢ afectada por una fuerte contracci¨®n, y el desempleo, que hoy es del 7,7%, superar¨¢ el 9%. Una desaceleraci¨®n de esa naturaleza podr¨ªa provocar un efecto en cadena en otras econom¨ªas del mundo, particularmente, las que, como las de Europa, m¨¢s vinculadas est¨¢n a EE UU.
Incluso un compromiso modesto para retrasar el abismo fiscal, puede causar un serio perjuicio a la econom¨ªa, en la medida en que se extiende la incertidumbre y los inversores pierden confianza sobre la capacidad de la clase pol¨ªtica norteamericana para garantizar la estabilidad que se requiere para la inversi¨®n y el crecimiento.
La Oficina de Presupuesto del Congreso ha calculado que, como consecuencia, la econom¨ªa norteamericana se ver¨¢ afectada por una fuerte contracci¨®n, y el desempleo, que hoy es del 7,7%, superar¨¢ el 9%
De hecho, esa incertidumbre est¨¢ ya causando da?os. Las compras navide?as, que son parte fundamental de los beneficios de los negocios, est¨¢n bastante por debajo de las expectativas, lo que puede afectar significativamente a una econom¨ªa basada en un 70% sobre el consumo. La Bolsa de Nueva York, aunque al ralent¨ª por las fechas vacacionales, tambi¨¦n actu¨® ayer a la baja.
Este panorama no ha conseguido doblar el brazo de los contendientes pol¨ªticos, que mantienen posiciones ideol¨®gicas enfrentadas sobre la manera de afrontar el d¨¦ficit. Tanto Obama como los republicanos en el Congreso expresan su voluntad de atajar ese problema, pero el presidente quiere hacerlo con una combinaci¨®n de recortes y m¨¢s impuestos para los ricos, mientras que sus rivales se niegan a subir cualquier clase de impuestos.
Un acuerdo de gran alcance sobre el d¨¦ficit ¨Cel que realmente servir¨ªa para dar confianza a los mercados e impulsar el crecimiento- parece ya imposible. Pero incluso un peque?o compromiso para evitar lo peor del abismo fiscal parece dif¨ªcil, puesto que para ello es imprescindible que algunos republicanos apoyen al presidente.
La estrategia de la Casa Blanca es la siguiente: primero, conseguir que los republicanos del Senado renuncien a su derecho de bloqueo y permitan a los dem¨®cratas sacar adelante una ley contra el abismo fiscal en el Senado; segundo, conseguir que todos los dem¨®cratas y, al menos, 26 republicanos refrenden esa ley en la C¨¢mara de Representantes.
Un acuerdo de gran alcance sobre el d¨¦ficit ¨Cel que realmente servir¨ªa para dar confianza a los mercados e impulsar el crecimiento- parece ya imposible
No se descarta esa posibilidad ¨Ca¨²n se conf¨ªa en que la cordura acabar¨¢ imperando-, pero no se sabe c¨®mo puede ocurrir. El l¨ªder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, no ha dicho todav¨ªa que est¨¦ dispuesto a dejar paso a una legislaci¨®n dem¨®crata, por lo que pagar¨ªa un alto precio entre sus votantes conservadores. Y, peor a¨²n, nadie ha dicho a¨²n entre los miembros republicanos de la C¨¢mara que piense apoyar a Obama, lo que abrir¨ªa una profunda divisi¨®n en el partido de la oposici¨®n. La esperanza de encontrar disidentes en las filas republicanas est¨¢ basada en los 34 diputados que perdieron su esca?o en las elecciones de noviembre pasado o que no se presentar¨¢n a la reelecci¨®n en 2014, aunque algunos de ellos son muy conservadores.
?Qui¨¦n se va a sacrificar, por tanto, por el bien del pa¨ªs? Lo l¨®gico ser¨ªa que todos un poco. Obama, que quer¨ªa subir los impuestos a los ingresos superiores a los 250.000 d¨®lares anuales, ha aceptado ya que sea a partir de los 400.000 d¨®lares, pero, probablemente, tendr¨¢ que aumentar esa cifra. Los republicanos tendr¨¢n que asumir que alg¨²n tipo de incremento de la presi¨®n fiscal a los ricos es necesaria. Los dem¨®cratas tendr¨¢n que aceptar que algunos de sus programas sociales m¨¢s queridos, como Medicare y Seguridad Social, est¨¢n algo obsoletos y precisan, al menos, una revisi¨®n.
Los negociadores trabajar¨¢n estos d¨ªas, por tanto, con material altamente inflamable pol¨ªticamente. Tanto, que lo m¨¢s en que se puede confiar en estos momentos es que se libren de ese abismo que los propios pol¨ªticos, en negociaciones similares el a?o pasado, se fijaron para el 1 de enero y aplacen la soluci¨®n del drama para un cap¨ªtulo posterior.
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