Fracasa el pen¨²ltimo intento para evitar el ¡®abismo fiscal¡¯ en Estados Unidos
Obama se muestra a¨²n ¡°moderadamente optimista¡± de conseguir un acuerdo en el Senado o un voto a favor de su propuesta
Despu¨¦s de que concluyera sin acuerdos concretos la reuni¨®n que Barack Obama sostuvo este viernes en la Casa Blanca con los cuatro l¨ªderes del Congreso, el presidente se manifest¨® ¡°moderadamente optimista¡± de que a¨²n pueda encontrarse una soluci¨®n que evite el abismo fiscal, y pidi¨® que, de lo contrario, sea sometida a votaci¨®n en ambas c¨¢maras su propuesta para evitar los efectos m¨¢s perjudiciales de la crisis econ¨®mica que se avecina.
A falta de tres d¨ªas para que el 1 de enero entre en vigor una masiva subida de impuestos y recortes de gastos que llevar¨ªa al pa¨ªs a la recesi¨®n, la incertidumbre contin¨²a. Nadie se atreve a romper a¨²n p¨²blicamente la baraja. Todos insisten en seguir negociando. Pero nada preciso sali¨® de la esperada cumbre de este viernes, y el espectro de un monumental fracaso pol¨ªtico de graves consecuencias econ¨®micas para Estados Unidos y el resto del mundo continuaba anoche su avance en Washington.
Obama dijo que los l¨ªderes dem¨®crata y republicano en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, respectivamente, se han comprometido a tratar de encontrar en las horas que faltan un arreglo bipartidista que pueda despu¨¦s ser aprobado tambi¨¦n en la C¨¢mara de Representantes. Ambos confirmaron que lo intentar¨¢n. Reid afirm¨® que ¡°las pr¨®ximas 24 horas ser¨¢n decisivas¡± y McConnell a?adi¨® que se mostraba ¡°esperanzado y optimista¡± sobre la posibilidad de una soluci¨®n pactada.
El abismo fiscal es un conjunto de recortes y elevaci¨®n de tasas por un valor cercano a los 600.000 millones de d¨®lares que entrar¨¢n en vigor casi de inmediato
Los dos dedicar¨¢n este s¨¢bado a buscar esa f¨®rmula m¨¢gica, con el prop¨®sito de someterlo a votaci¨®n entre el domingo y el ¨²ltimo d¨ªa del a?o en ambas c¨¢maras del Congreso. La C¨¢mara, impotente por la divisi¨®n entre los republicanos, se va a mantener inactiva, a la espera de una propuesta del Senado.
Si ¨¦sta no llega, si Reid y McConnell vuelven a fracasar, Obama les ha pedido que, al menos, permitan que sea votada una iniciativa de la Casa Blanca para mantener las deducciones fiscales a todos los ciudadanos con ingresos inferiores a los 250.000 d¨®lares anuales y continuar las ayudas al desempleo a dos millones de personas que las perder¨ªan a partir del 1 de enero. Esas ser¨ªan algunas de las consecuencias del abismo fiscal, dentro de un conjunto de recortes y elevaci¨®n de tasas por un valor cercano a los 600.000 millones de d¨®lares que entrar¨¢n en vigor casi de inmediato.
Este drama, que ha provocado ya la ca¨ªda de la Bolsa de Nueva York un 2% en esta semana, que ha puesto en cuesti¨®n la gobernabilidad de la primera potencia mundial y que ha situado bajo m¨ªnimos el prestigio de la clase pol¨ªtica norteamericana, se prolongar¨¢, por tanto, hasta el ¨²ltimo segundo. A¨²n cabe un final feliz, pero ¨¦ste est¨¢ sometido a una serie de condiciones que lo hacen muy dif¨ªcil.
La primera condici¨®n es que McConnell acceda a un acuerdo o renuncie a su derecho legal al obstruccionismo y permita que la propuesta de Obama sea sometida a votaci¨®n en el Senado, donde podr¨ªa pasar ¨²nicamente con el respaldo de los dem¨®cratas. Lo segundo es que Boehner la defienda en la C¨¢mara de Representantes, donde ya tuvo que retirar una propuesta suya mucho m¨¢s conservadora que suger¨ªa subir los impuestos a los ingresos por encima del mill¨®n de d¨®lares. Y lo tercero es que, elevada a votaci¨®n en la C¨¢mara, todos los dem¨®cratas y al menos 26 republicanos se pronuncien a favor.
Por lo visto hasta ahora, ninguna de esas condiciones se da. McConnell no ha dado ni una sola muestra de querer poner en riesgo su futuro pol¨ªtico ech¨¢ndole ahora una mano a Obama. En cuanto a Boehner, que se juega su reelecci¨®n por sus compa?eros en los pr¨®ximos d¨ªas como presidente de la C¨¢mara, nada parece haber cambiado desde hace unos d¨ªas rompi¨® su di¨¢logo con la Casa Blanca. Por ¨²ltimo, ninguno de los republicanos que se necesitan que digan s¨ª han manifestado que est¨¦n dispuestos a hacerlo.
Si se conserva cierta esperanza sobre el desenlace de los acontecimientos es porque los republicanos deben de ser conscientes de que, llegadas las cosas a este punto, estando en sus manos la decisi¨®n final para bajarles los impuestos al 87% de los norteamericanos a cambio de sub¨ªrselos a los que ganan m¨¢s de 250.000 d¨®lares anuales, asumen una gran responsabilidad ante la naci¨®n. ?Se negar¨¢n a votar una medida que puede evitar a este pa¨ªs y al mundo el trance de una crisis econ¨®mica tan innecesaria? ?No habr¨¢ al menos 26 que lo hagan?
En todo caso, a¨²n con un arreglo de ¨²ltima hora, EE UU est¨¢ obligado a afrontar de forma bipartidista desde principios del pr¨®ximo a?o el problema de su d¨¦ficit y de su deuda. En aproximadamente dos meses m¨¢s el pa¨ªs alcanzar¨¢ su techo legal de endeudamiento, de acuerdo a los c¨¢lculos del Departamento del Tesoro. Si se quiere evitar la suspensi¨®n de pagos, ser¨¢ preciso que el Congreso autorice nueva deuda, y para ello ser¨¢ necesario nuevamente negociar una amplia reforma presupuestaria sobre impuestos y gastos.
En su pr¨®ximo discurso sobre el estado de la Uni¨®n, tras su toma de posesi¨®n, Obama presentar¨¢, probablemente, las l¨ªneas maestras de esa reforma. Pero despu¨¦s tendr¨¢ que confrontarla con la opini¨®n de los republicanos, de los que es dif¨ªcil anticipar en qu¨¦ estado de ¨¢nimo estar¨¢n para entonces.
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